~LAIA~
—Shhh —Intento que se calle—. Cierra el pico, él puede oírte.
Vuelvo a caminar de un lado a otro. No puede estar pasando esto. Debo admitir que la última persona que esperaba ver en esta situación era a Ian. No estaba preparada para verlo, no ahora.
Es mi culpa. Fui estúpida y no pensé en que mi teléfono pudiera estar siendo rastreado. Cuando lo noté era muy tarde. Ahora, por inútil, tendré que afrontar las consecuencias.
—¿Laia? —Por su voz sé que está confundido, agobiado y, ¿preocupado quizás?
No sé como me siento al respecto. Que se haya preocupado es lindo y me da confianza en que quizás, solo quizás, pueda perdonarme.
¿Qué hago?
Se acerca, a pasos lentos, pero cada vez está más próximo.
¿Qué debo hacer?
Tengo solo dos minutos para pensar sabiamente las próximas palabras que diré, porque esas serán las que definirán qué pasará de ahora en adelante.
Si ve todo este desastre me odiará, se enojará mucho y ya no querrá saber de mi.
No, no puedo dejar que eso pase.
—Todo esto es porque, odio decirlo preciosa, pero a veces, solo a veces, siento que tienes un cerebro muy reducido.
—Cierra la maldita boca, Baster. —suelto sin pensar.
¡Mierda!
—¿Laia?, ¿eres tú?
Aún caminando de un lado a otro, masajeo mis cienes con mi brazo derecho y cierro los ojos con fuerza.
Piensa, Laia. Piensa, maldita sea.
—¡Laia! —dice, después de un un corto y risueño suspiro, y comienza a correr hacia mi posición.
Me detengo a mirar como se acerca. Mi corazón comienza a latir muy rápido.
Tomo aire notoriamente.
¿Cómo puede ser tan perfecto?
Sus oscuras cejas están fruncidas, nunca lo había visto abrir tanto los ojos. Tiene la boca semi abierta, como tomando aire, y sus manos de mueven a ambos lados de su cuerpo, ayudándole a correr más rápido.
Un raro cosquilleo recorre mi columna vertebral cuando Ian impacta contra mí con un abrazo caliente. Me quedo perpleja, mis brazos aún están a ambos lados de mi cuerpo. —¡Mierda!, gracias a dios estás bien. —dijo y me apretó aún más fuerte.
Su característico olor inunda mis fosas nasales.
Es una maldita morfina, una droga que alivia todo tipo de dolor con tan solo su olor. Necesito sentirlo más fuerte, así que aprovecho la posición, pego mi nariz a su cuello y olfateo.
¡Mierda!
Dejo caer mi cabeza sobre su hombro y un corto suspiro se escapa de mi boca.
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Pero Me Gusta [EN EDICIÓN]
Bí ẩn / Giật gânLaia Silver, una joven estudiante de medicina, se encuentra en una encrucijada entre una vida aparentemente perfecta y el oscuro peligro que la acecha. Cuando un psicópata mentalmente inestable la elige como su presa, Laia se ve atrapada en una espi...