Pero Me Gusta [EN EDICIÓN]

~Capítulo 8~

~IAN~

Ocho y media de la mañana y aún no he podido dormir. ¡Vaya suerte la mía! Existes días malos y luego está el de hoy. Primero me confunden con un ladrón de baja categoría solo por entrar a mi casa de madrugada. Luego, por intentar hacer el bien y no despertar a Rick, aunque al final no sirvió de mucho, la torpe de su hija deja caer un vaso, se corta, y me culpan. Debería haber dejado que gritara y despertara a todos. Malagradecidos.

Estoy que me hierve la sangre, encerrado en mi cuarto como si fuera un niño pequeño, lanzando una pelota a la pared, rebota y gira, la vuelvo a tomar y así sucesivamente. No sé por qué volví, debí haberme quedado. Ya no soporto esto, si no fuera por lo agradecido que estoy con ellos...

—Ian, —Emma toca suavemente la puerta.— ¿podemos hablar?

Me levanto de la cama de un solo movimiento y abro la puerta. —Depende, no estoy para más regaños estúpidos.

—Ey, esa boca. —dice.— No es para regañarte, no pienso perder mi tiempo en eso, Ian, no soy Rick.

En eso tiene razón, ella nunca me ha dado esas charlas educativas sin sentido alguno. Tampoco creo que lo necesite hacer, con hablarme claro consigue más que con eso.

—Vengo por dos cosas completamente distintas. —añade.

—Te escucho. —digo y vuelvo a tomar mi lugar en la cama con la pelota.

Emma me sigue y se sienta en una esquina. —Lo primero, —hace una pausa.— discúlpame. —dejo la pelota a un lado y la miro, no me lo esperaba.

—Em, no tienes que...

—No, sí, sí tengo que hacerlo. —interrumpe.— Discúlpame por gritarte, por no haberte escuchado primero. No me justifico, pero fue muy difícil entrar y ver a Laia así, ese montón de sangre me asustó. —hizo una pausa en la que me miró mostrando una de esas sonrisas que solo ella sabe hacer y siguió.— Lo segundo es que necesito tu ayuda con algo.

—¿La mía? ¿Para qué soy bueno?

—Mañana es el cumpleaños de Rick.

—Lo sé. —aseguré.

—Y bueno, sabes que tenemos planeada una mini fiesta, él sabe de esto, pero no sabe qué mami Zoella vendrá.

Mami Zoella es la mamá de Rick; solo la he visto dos veces en mi vida, pero es la mejor persona que conozco y sé que él la adora.

—Genial. ¿Dónde entro yo? —pregunté.

—Bueno pues, no puedo ir a buscarla al aeropuerto, sería sospechoso que abandonara la fiesta. En cambio, si vas tú...

—Nadie notaría mi ausencia. —terminé la frase.

Emma frunció el ceño— No era eso. Si vas tú, puedes decir que buscarás bebidas o algo así. Sería más fácil.

—Obviamente. ¿Por qué no me lo habías dicho antes?

—Rick está aprovechando sus 5 días de vacaciones al máximo y no se me despega. Aprovecho que está en el hospital con Laia para contarte. —confiesa y se pasa las manos por la cabeza.