~Capítulo 23~

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~LAIA~

No tengo idea de cómo se veía hace dos años pero ahora esta muy bien. La fachada dice mucho. Pero... ¿y esa súper cola de personas? —No no no —dije angustiada—, no pienso hacer esa fila.

—Ey ey, tranquila pequeña suricata. Encontraremos la forma de entrar. —aseguró George.

Caminamos juntos hasta la entrada y siento que mientras más me acerco más crece la fila.

—Chicos, lo siento. No puede pasar nadie más. —dice el señor de la puerta intentando explicarse ante la gran multitud.

¿Espera qué? No puede ser.

—Déjenme solucionarlo. Tengo dotes especiales para este tipo de problemas. —dijo Ennid.

—Creo que estamos salvados entonces. —supuse.

—Por supuesto. —respondió.

Después de solo minutos, él mismo nos llevó a la puerta trasera priorizando nuestra entrada y nos dió unos brazaletes rosados que al pareces todos deben tener.

Nos sentamos en una mesa bastante alejada de la pista de baile. Esto es enorme y hermoso. Tiene un toque muy retro, está lleno de luces neones fluorescentes en las paredes.

—¿Cómo sabremos cuando llegue tú amigo? —preguntó Ennid.

—Me llamará. —supuse.

—Bueno hay que activarnos un poco —opinó el rubio—. ¿Acá viene un mesero o hay que ir a la barra?

—Ni idea. Pero ve, ve y pide unas rondas de tequila para comenzar. —respondió la novia.

—Me gusta como piensas cariño.

—Yo quiero un zumito. —solté.

La gemela me fulminó con una mirada muy rara. —No empieces Silver —volvió la mirada a su novio—. Pide tequila.

Le hago un revirado de ojos y me resigno porque en el fondo realmente lo necesito.

Que rico ambiente aquí. Suena Beggin de Maneskin y yo no puedo evitar cantarla y moverme de un lado a otro aún sentada en mi asiento.

I'm beggin', beggin' you
So, put your loving hand out, baby
I'm beggin', beggin' you
So, put your loving hand out, darling

Giro la cabeza en todas direcciones. ¿A qué hora llegará Maxi?

¿Buscas a Maxi o a Ian?

Bueno. Sí que me gustaría saber que hace el otro imbécil y donde mierda está.

La gemela que hasta ahora solo tomaba selfies, se levantó repentinamente. —¿Por qué demora tanto? Voy a buscarlo.

—Aquí estaré.

Seguramente ya lo había dicho pero este lugar es enorme. Y al parecer hoy es el día de los espejos, tengo uno gigante justo al lado. Esta vez mi reflejo no da ganas de llorar,  amo como me veo en este vestido y me gusta como luzco hoy en general. Necesito que alguien me halague. ¿Dónde está Max?

No te va a dejar plantada. Cálmate. 

Eso espero.

Quince o veinte minutos después, veo que se acercan Ennid y George con una bandeja y los tequilas.

—Hasta que se acuerdan de que no vienen solos. —solté.

—¿Cómo olvidarte con lo hot que estás hoy? —dijo la gemela.

Pero Me Gusta [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora