TERRA ━━ takami keigo

capítulo veintiocho

— ¿Como le fue?— cuestionó Dimitri una vez que habias ingresado al automóvil acompañada de un ambiente lleno de tensión, cosa que había alertado a tu acompañante.

  Tomaste el libro que se mantenía en tu cinturón observándolo con gran frustración, cuando menos te diste cuenta un largo suspiro sobre saliera de tus labios. Definitivamente había algo en aquel libro que Hawks quería que leyeras con tanta urgencia, no por nada te lo recalcó muchas veces.

— Bien..— tu respuesta fue tan ciertamente que hizo dudar a Dimitri acerca de tu bienestar, pero simplemente sabía que ahora mismo no conseguiría respuestas.

  Dimitri te observó de reojo a través del retrovisor, trabajar con la familia Klimov dejaba sus experiencias y a decir verdad las actitudes que tenías eran cada vez más parecidas a la de tu padre. Él siempre de guardaba todo lo importante para si mismo, aumentando mayormente su estrés y molestia, por ende la mayoría de los héroes tenía un disgusto sobre él.

— Su cena ya está servida en su habitación, si usted gusta puedo recalentarlo— tu acompañante trató de que tú, no estuvieras tan tensa como lo parecías.

— Muchas gracias Dimitri, pero no tengo hambre— dejaste de observar el libro para ver el paisaje que se mantenía en tu automóvil, tomando aquel libro con tu otra mano disponible.

  Las cosas para los héroes estaban tomando mucho estrés, trataste de seguir contactando a Beast Jeanist pero él seguía sin dar signos de vida, cosa que llegó a aumentar tu pánico. No sabias que hacer en realidad, puesto que tú maestro era él que te ayudaba por tener mayor experiencia que tú.

— Necesita comer algo usted no ha comido en...

— Dije que no, Dimitri— formulaste con el ceño fruncido.

  Lo único que quería el mayordomo era que tu estuvieras bien, desde hace días que se había percatado que tu no tocabas tu comida o que simplemente lo hacías en pocas ocasiones. Eso no le agradaba y menos cuando sabía sus tenias grandes problemas con respecto a tus identidades, últimamente no había mucho tiempo para que pensaras las cosas.

  Dimitri simplemente suspiró.

— Ya hemos llegado— pronunció justo después de un largo e incómodo silencio, cosa que le ayudó a detener aquel automóvil frente a tu hogar, asimismo utilizó su particularidad para crear una onda y abrir la puerta del automóvil.

  La particularidad que tenía Dimitri era igual a la de Telequinesis, pero cada vez que utilizaría o movería algún objeto unas pequeñas ondas de varios colores aparecían para cumplir lo que Dimutria quería, aunque su particularidad no la ha pulido desde hace mucho tiempo, aún le queda la experiencia que ha recolectado con el pasar de los años. En especial teniendo a Alexei como compañero de equipo.

  No habian pasado ni un minuto para que tú abrieras aquella puerta con rapidez, las cosas se habían vuelto demasiado delicadas para ti después de que aquel Nomu te atacó de forma imprevista. Todo en ti comenzó a estar en alerta cada momento y estar así simplemente no te agradaba,

  Dimitri estaba demasiado preocupado y lo que pensaba hacer posiblemente no te agradaría en lo absoluto, por esa razón fue paciente con el pasar se los días. Quizás aquellos ya no eran sus asuntos debido a que tu ya eras mayor de edad, pero no importaba eso ahora, Dimitri solo quería que dejaras de estar lamentándote en cada momento. Quizás los errores del pasado, hacen más fuerte a una persona por el hecho de haber dejado experiencia en la mala situación.

— Voy a estar en mi habitación—  hablaste una vez que te alejaste del automóvil.

   Dimitri trató de hablar contigo pero, no obtuvo buenos resultados después de todo. Él no quería verte de esa manera, después de todo de todo él había estado contigo desde que habías nacido, él de alguna manera llego a encariñarse contigo desde siempre. Siempre estuvo contigo y te vio crecer, por esa razón sentía un amargo sentimiento cada vez que tenía que verte en esas situaciones de riesgo.

  No era malo ser un superhéroe pero, era un terror para los que vivía. a tus alrededores, ya que ellos siempre tendrían que velar por tu seguridad y cualquier cosa que necesitarás. Sin embargo tu querias esto desde pequeña, era lo que habias soñado desde siempre, no tenía porque ser así. No tenía que ser un trabajo en el que te lamentarás por el resto de tu vida, sabias que sería así y no te deprimirse así de fácil.

  Una vez que llegaste a tu habitación te habías desechó de tu cinturón, el cual terminaste por lanzar en un sillón cercano a tu habitación.

  Y justo como lo habia dicho Dimitri, allí se encontraba tu cena.

  A veces podrías llegar a ser un gran dolor de cabeza, simplemente no medirías las cosas que dices menos cuando tienes prisa o estas bajo presión. Últimamente las cosas estaban tomando un giró descabellado y no te agradaba que terminara asi.

  Pero ahora no era momento de pensar en ese tipo de cosas, estabas en tu descanso y ahora lo que menos importaban eran las cosas acerca de tu trabajo. No podrías llegar a casa con las preocupes que tienes que llevar, estabas mejor si tomabas una ducha tibia.

  Quizás aquella ducha terminaría por relajar tus músculos tensos, los cuales estaban al tanto de la situación.

  Al poco tiempo después, comenzaste a secar tu cabello después de haber tenido una ducha larga, el agua cayendo sobre tu piel te relajaba demasiado y hasta quizás te ayudaba a quitar el estrés que tenías. Pero todos esos sentimientos llegaron una vez que tus ojos observaron aquel libro en tu cama.

  Sin rodeos fuiste directamente hacia él, tomandolo entre tus manos y observando la primera hoja. Tomaste asiento en tu cama mientras que diste un enorme suspiro tratando de calmar tus nervios, no era bueno que estuvieras en ese estado y Dimitri tenía la razón.

— ¿Por qué simplemente no me lo dijo?— murmuraste con disgusto.

  "Sus números. Sobrepasan los cientos de miles. Son controlados. Por la Liga.  El enemigo es. El ejército de liberación. 
En. De. A. Vor y Te. R. Ra. No podrán ir.  Saben. Sus debilidades. Podrian. Herir. Los."

— ¿Que demonios está diciendo?— volviste a releer aquella parte con gran pánico, no habias leído mal. En aquel libro estaba resaltado tu seudónimo y el de el número uno.