capítulo cuarenta y seis

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  Tus ojos se abrieron con pesadez tratando de acostumbrarse a los rayos de luz de la mañana, una vez que lograste despertar por completo lo primero que te había llamado la atención fue un dolor en la garganta, debido a la máscara que estaba sobre tu rostro. De un movimiento tus dedos habían tocado aquella máscara de oxígeno con curiosidad, retirándola de tu rostro con lentitud.

  Una vez que dejaste la máscara a tu lado, tus ojos comenzaron a observar la enorme ventana que estaba alado de tu cama, dónde el cielo se pintaba de colores anaranjados y celestes debido a el ingreso de la mañana. Lo último que recordabas fue como es que le habías pedido a Dimitri que lanzará el misil de último recurso, recordabas que durante ese momento ya no tenías más fuerzas para seguir peleando con Shigaraki y cuando sentías que no podías más habías recordado el misil.

  Aunque tenías poco tiempo siendo una héroe sabías que no podías estar todo el tiempo en el hospital, la última vez que habías estado en uno te habían dicho que si volvías a tener una herida de gravedad tu cuerpo no lograría resistirlo. Tus padres no se sentían completamente bien al respecto después de haber escuchado aquella noticia aquel día, sin embargo tenías que hacerles entender que ya no eras una pequeña niña y podías tomas tus decisiones por ti misma.

  Ahora sentías la culpa invadiendo tu cuerpo, ellos no tenían la culpa de tener una hija con una vida extrema, la profesión de héroe era peligrosa y aunque ellos tenían experiencia, siempre habían estado en un hospital pero no con un doctor que les diría que tendría que ser la última vez debido a que después ya no podría recibir una herida de gravedad.

  Bajaste tus orbes azules a tus manos, dónde allí se encontraban dispersas varias cicatrices desde lo ocurrido. Habías perdido la noción del tiempo, realmente te preocupaba lo que podría suceder con Shigaraki pero, ahora solo querías ver a tus padres y sabes si ellos de encontraban bien.

  De pronto un sonido provocó que tu mirada se desviará de la ventana, cuando observaste el lugar provenientes de aquel sonido te habías encontrado con la figura de un hombre de cabellos rubios.

  Aquel hombre había dejado caer un pequeño ramo de flores que provocaron aquel sonido peculiar, sabías de quién se trataba por lo que le diste una pequeña sonrisa. Hawks se veía completamente diferente a la última vez en la que ambos se habían visto, tenía un cicatriz en su rostro mientras que mantenía vendas en su cuello y manos, por su mirada sabías que él se encontraba demasiado cansado.

— Hola— saludaste en voz baja, tu voz estaba ronca debido al pequeño dolor en tu garganta.

— ¿No crees que te tardaste mucho?— preguntó con una sonrisa tras tú saludo.

  Hawks no imagino que durante su visita te encontraría despierta después de lo que habías pasado, habías estado preocupado a todos tus seres queridos. Aunque la batalla fue indecisa Hawks se sentía mal debido a lo que había mandado en aquella carta que estaba destinada a ti, no pensó que por esa pequeña información tomarás la decisión de ir a la batalla y por culpa de ello quedaste en ese estado, es por eso que él esperaría hasta encontrarte completamente bien.

— Mejor tarde que nunca— afirmaste con broma.

— ¿Cómo estás?— preguntó acercándose a ti con curiosidad—. Tomaste una gran siesta, tus músculos deben de estar algo adoloridos de estar en la misma posición.

— Algo— afirmaste tocando tu cuello—. ¿Qué día es?

— Jueves— respondió Hawks—. Ha pasado un mes después del enfrentamiento.

— ¿Un mes?— repetiste con impresión, no habías notado que habían pasado tanto tiempo sentías que solo habían pasado varias horas—. ¿Cómo fue que pasó  tan rápido?— murmuraste para ti misma, algo que él logró escuchar—. ¿Cómo están los demás?

— En lo que cabe, bien— respondió observando de reojo la habitación—. Aunque lamentablemente se perdieron varias vidas en la batalla.

  Tu rostro cambio cuando escuchaste aquello.

— No fue culpa tuya, ni de nadie más que Shigaraki— expusó Hawks una vez que observó cómo tú rostro cambio—. Era imposible cuidar a todos a la vez.

— Pero...

  Esa era tu mayor debilidad, culparte a ti misma por cualquier cosa que suceda, aún cuando no tenías el poder para salvarlos a todos como tú esperabas. De alguna forma sentías que como héroe era tu completa responsabilidad y al no hacerlo, caía todo sobre ti.

— Estabas concentrada en Gigantomachia— respondió frunciendo el entrecejo—. Hay veces en las que los héroes no podemos hacer nada.

  Hawks sabía que darte las noticias de pronto podría causar algo en ti, así que olvidaría todo lo que había dicho enfocándose en otro tema que quería tratar desde lo ocurrido.

— Se que no es el momento pero, te pido una disculpa— el rubio presionó sus labios.

  La culpa había estado atormentando a Hawks una vez que se enteró de tu condición, sentía que desde el principio lo que hacía incitado a qué lucharás fue aquella carta que el te había mandado.

— ¿Qué?— cuestionaste con confusión, aunque aún te encontrabas algo melancólica por lo ocurrido querías saber acerca de su disculpa—. ¿Por qué?

— Porque pensé que no irías a la batalla cuando te dejé aquella carta— respondió con frustración—. Fue peligroso haberte dejado aquel mensaje, pensé que lo dejarías así pero me di cuenta de que no. Sentí que fue mi culpa que estuvieras así, por esa razón te ofrezco una disculpa.

— Ahorrarte todo el sermón— llamaste su atención con molestia—. Hubiera o no recibido esa carta, yo estaba dispuesta a ir a la batalla, al igual que los demás.

  No querías que nadie se sintiera de esa manera por las acciones que tú misma habías cometido, sin embargo parecía que él, si se lo había tomado muy a pecho.

— No quiero que nadie se culpe por mis acciones— lo observaste de reojo, a lo que Hawks asintió—. Si te hace sentir mejor, te perdonó.

  Una vez que él escuchó aquellas palabras fue como si una enorme piedra en su espalda hubiera desaparecido mágicamente.

— Te traje esto— Hawks había levantado el pequeño ramo de flores que había traído al principio.

  Se trataba de un ramo de margaritas con un tulipán en medio de todas ellas, eran tus flores favoritas y agradecias el gesto de su parte. El rubio colocó las flores en un jarrón de agua.

— ¿Cómo estás tú?— preguntaste observando la pared frente a ti.

  Era algo notorio que él no se encontraba bien.

— Aún sigo con vida— reíste ante su respuesta—. Ya estoy mejor que antes, si a eso te refieres.

— Eso es bueno.

— Ya me voy, aún necesitas descansar— Hawks se dió media vuelta avanzando hacia la salida.

— Hawks— él mencionado detuvo su caminar tomando el picaporte de la entrada, una sonrisa apareció en tu rostro—. Gracias por venir a visitarme.

— Cuídate— alzó su mano en señal de despedida para después abrir la puerta por completo, luego de esto él buscaría a un doctor para hablarle de la condición en la que te encontrabas ahora.

  Tus padres estarían sumamente agradecidos porque finalmente hayas logrado despertar, no esperarían ni un segundo más en acercarse a ti.

  Cuando la puerta se cerró por completo tocaste tu nunca con queja, debido al calambre que habías tenido por estar en la misma posición. Un recuerdo fugaz había aparecido en tu mente, las palabras de Oliva tenían sentido ahora y es que simplemente habías sentido como es que una energía recorría tu cuerpo, cuando eso terminó un sueño profundo que te había dejado inconsciente.

— ¡¿Señorita (T/N)?!— una enfermera junto a un doctor habían abierto de forma repentina la puerta de entrada, para ellos era un completo milagro que despertarás.

TERRA ━━ takami keigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora