TERRA ━━ takami keigo

capítulo treinta

  Trataste de acomodar tus cabellos de una manera sutil, una vez que habías aterrizado frente a la agencia del héroe número uno de Japón. Estos habían crecido más abajo de tus hombros, lo que se te dificultaba un poco ya que se interponga entre tus ojos, a diferencia de cuando era corto.

  La cosa es que no querías aparecer frente a el héroe vistiendo como una ciudadana común y corriente, él tampoco sabía lo que había sucedió acerca de tus personalidades. Aunque como todos, estaba en duda.

  Una vez que entraste observaste a tus alrededores con gran discreción, encontrando a demasiado héroes que tenían una particularidad idéntica a la de Endeavor. Cosa que causó una sonrisa en tu rostro, puesto que al tener casi el mismo poder Endeavor no tendría que adivinar cómo es que debería de utilizar su don.

— ¡Terra!

  Giraste tu mirada con rapidez una vez que tus oídos percibieron tu seudónimo de héroe, aunque no tendrías que voltear la mirada para saber de qué se trataba de aquel joven de cabellos alborotados y pecas en sus mejillas. Desde la primera vez que lo habías visto, causó demasiada intriga en ti, teniendo en cuenta de que su terquedad por seguir adelante te había motivado.

  Nunca habías visto a alguien que se motivará de un momento a otro, teniendo en cuenta de que su don le rompía los huesos, o eso es lo que te había parecido cuando lo viste por primera vez.

— ¿Oh? Ustedes— tus ojos se habían encontrado con el pequeño grupo de jóvenes estudiantes de la UA—. Es un gusto verlos de nuevo, pero ahora solo venía por Endeavor.

— El viejo está en su oficina— tu semblante cambio a uno sorpresivo, solo que lo cambiaste por una sonrisa después.

  El joven de cabellos bicolor le había llamado a su padre "viejo", por ello tu sopresa pero, sabías que ahora esos no eran asuntos que importaban. Sabías que Endeavor tenía alrededor de cuatro hijos, pero uno de ellos había perdido la vida.

— Gracias— le diste una vista de reojo para acercarte hacia la puerta de entrada de la oficina de Endeavor.

  Los jóvenes se veían prometedores y suponías que al menos Endeavor lograría sacar todo su potencial, eso era bueno, ellos serían unos buenos héroes en el futuro.

— Adelante.

  Pronunció el héroe número uno, una vez que habías tocado suavemente la puerta de su oficina. Al instante una intensa mirada comenzó a observaste en busca de una gran explicación, a decir verdad no sabías el porque de esa intensa mirada pero, no podría significar nada bueno al menos para ti.

— Buenos días Endeavor— te cruzaste de brazos—. ¿Cuál era ese tema importante del que debíamos de hablar?

  Él héroe flameante entrecerró los ojos tratando de buscar algo en tu mirada, pero al darse cuenta de que no encontraron nada haciéndolo simplemente suspiró. Tomó algo que se encontraba en uno de los cajones de su escritorio, para después levantarlo sin ningún aviso.

— ¿Reconoces esto?

  Al instante tu semblante palideció, por supuesto que lo reconocias, a decir verdad también era la razón por la que te encontrabas en ese lugar. Después de no localizar a tu antiguo maestro, tu estrés aumento más debido a que tu deber era avisarles a todos los héroes para que ayudarán en la batalla. Pero, ahora mismo estabas observando el mismo libro que Hawks te había dado, solo que ahora lo tenía Endeavor y como te habías dado cuenta, aquel libro también tenía algo escrito en el.

— Si.

  Alzaste tus manos hacia arriba, lo que provocó que Endeavor se levanta de su asiento. Habías cubierto cada parte de la habitación con paredes de tierra, esperando de esa manera que su conversación no fuese escuchada por nadie.

— Entonces tenemos problemas— anunciaste cambiando tu semblante.

— Eso parece, pero creo que hay una información adicional que debería de saber (T/N)— expusó el de cabellos pelirrojos.

— ¿Como qué?

  De pronto algo no sonó muy bien en esas palabras, estabas pensando en demasiadas cosas que ahora mismo estabas algo despistada de lo normal.

— ¿Como me llamaste?— cuestionarte en una fracción de segundo, causando una sonrisa en el mayor.

— Entonces es cierto— afirmó para si mismo, retirando su mirada sobre ti y colocando sus manos sobre sus labios—. Escucha Terra, no se que es lo que tenía Hawks en ese momento pero me parece que este libro no era para mí.

  Endeavor alzó su libro en tu dirección, causando que tú pánico aumentará en cada segundo que transcurría. ¿Cómo es que él sabía que tú te llamabas de esa manera? ¿Él es de confianza? Si es el número uno, pero nunca le confiaste a nadie tu identidad secreta, el único que logró saberlo había sido Hawks.

— Toma asiento— pidió Endeavor, una vez que vio que tu rostro estaba lleno de demasiadas preguntas—. Este libro no era para mí, sino para ti.

— Entonces este..— alzaste el libro que mantenías en tu bolsillo.

— Ese era para mí.

  Gracias a un gesto por parte del héroe número uno, te habías dado cuenta de que querían cambiar los libros de nuevo. Por lo que él extendió el dichoso libro que era de tu propiedad, para después tomar el que de verdad le pertenecía. Observaste el libro con gran intriga, el que anteriormente habías leído no tenía ningún nombre de destinatario.

— Será mejor que lo leas más tarde— aconsejó el mayor—. Sabes que ahora tenemos más cosas de las que tenemos que hablar.

— Lo siento— guardaste el libro en uno de tus bolsillos—. ¿Que haremos entonces? Supongo que ya estás enterado de lo que planea hacer la Liga de villanos.

— Eso es muy preocupante— admitió cerrando sus ojos—. Como lo dijo Hawks es peligroso si nosotros, o cualquiera que tenga una particularidad similar a la de nosotros se acerque a la batalla...

— No podemos dejar que renunciemos— lo interrumpiste, retirando tu antifaz con gran molestia—. Somos los únicos héroes que tiene Japón, quitar las reservas solo podrá afectar nuestras tropas. No somos débiles, sea cual sea el atacante lo vamos a lograr.

  Una sonrisa sobresalió de Endeavor, quizás porque tú actitud se le hacía familia a su única hija o porque aún que la mayoría quizás ya sepa cuál es tu identidad secreta, aún así sigues observando lo positivo de la situación. Pero tenías la razón, no podías dejar que esto se saliera de sus manos, menos por el hecho de salir de la batalla que se avecinaba

  No podía darse el lujo de querer salir de la batalla, mucho antes de que empezará.

— Entonces hagámoslo.