capítulo treinta y siete

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  Una enorme explosión se había hecho presente, alguien te había tomado de los hombros para alejarte de aquel villano de una forma brusca. Es cierto habías tenido en cuenta de que quizás aquel movimiento no serviría de nada, fue una acción demasiado presipitada.

  Ahora mismo Shigaraki no era la misma personas que habías conocido con anterioridad, se trataba de otra persona que era inclusive más fuerte que todos los héroes de Japón. Todos tenían que utilizar los movimientos más fuerte que tenían para al menos intentar hacerlo retroceder.

— Gracias Endeavor— el mayor simplemente dirigió la mirada hacia Shigaraki—. Hay que atacar juntos.

  Tus ojos azules observaron los cabellos pelirrojos del actual héroe número uno, quién en un instante te observó con una mirada que reflejaba más que mil palabras. Presionaste tus dientes con fuerza, reconocias esa mirada y no querías hacer lo que él te transmitía.

  Endeavor quería que te fueras de allí, quería que mantuvieras a salvo a las personas para que él logrará hacerse cargo de Shigaraki, pero la verdad es que aunque tuviese una gran experiencia consigo no lograría nada frente a alguien que posee más particularidades.

— Ahora Terra— exigió por última vez.

  Eras una héroe, no una cobarde que escaparía por un villano.

— No lo haré— fórmulaste decidida—. Te guste o no, yo estaré aquí— tus ojos reflejaban decisión y firmeza, cosa que al principio no le agrado a Endeavor.

  No quería que alguien más joven que el estuviera expuesto ante alguien tan peligroso, él estaría dispuesto a sacrificarse pero alguien menos que aún no ha tenido la capacidad de vivir por más tiempo, no lo permitiría.

  Presionaste tus manos con fuerza para así levantarlos con lentitud, al instante habías atraído todo  lo que estaba a tu alcancé incluyendo rocas de enormes cantidades. Tus ojos nunca dejaron de observar a Shigaraki, la cólera de ese momento y las intenciones de terminar con esto lo más rápido posible habían hecho que intentarás atraer algo más allá de la misma tierra, el metal.

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— ¡Que bueno verte de nuevo!— exclamó una fémina de cabellos rubios con gran felicidad acercándose a una joven de cabellos castaños, envolviendo sus brazos sobre ella.

— Sabía que llegarías pronto— formuló la joven con alegría.

  (T/N) habia esperado tan ansiosa el día en que Olivia regresara de Estados Unidos para que ella viera su progreso con su particularidad, le agradaba demasiado la compañía de la estadounidense más que nada porque parecía cómo un cariño de hermana mayor. Como ella nunca había interactuado con alguien que tuviera la misma particularidad que ella lo había aún más especial.

  La joven japonesa había esperado varios minutos junto a su chófer en la espera de Olivia, donde la mayor le daría la buena noticia de que Estados Unidos ya no se encuentra en peligro. Olivia le había prometido a (T/N) que una vez que ella llegara de nuevo a Japón, buscaría un lugar para vivir permanentemente y así ver su progreso de cerca, para tener más tiempo con (T/N).

  Olivia sonrió con jubilo, solo que esa sonrisa se desvaneció tan pronto como apareció. Una de las habilidades de Olivia eran las vibraciones, las cuales le permitían saber en qué momento ella se encontraría en peligro. Ella tenía una comunicación con las vibraciones de las rocas, algo que (T/N) nunca logró hacer.

  Gea tomó el cuerpo de la menor cubriéndolo con su cuerpo mientras que conoció una enorme caos de rocas en su espalda, ella estaba preparada para el ataque de aquella persona que creyó que había derrotado en Estados Unidos.

TERRA ━━ takami keigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora