Capítulo 20

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Derek:

— ¿Estas llorando? —pregunto aguantando las ganas de reír

— Se murió su perrito… el solo quería salvarla. El au-auto apareció de la nada y… —no puede terminar de hablar porque sus sollozos se hacen más fuertes. No me gusta verla llorar pero en este caso me provoca mucha ternura.

— Estas loca —susurro y atraigo su cuerpo hacia mí para abrazarla. Vamos al final de la tercera peli, pero creo que será mejor no terminar de verla.

— El mundo es muy cruel — murmura contra mi pecho.

— Es cierto —concedo —. Pero también tiene cosas buenas — Aseguro pasando mi mano por su pelo que como siempre, huele a chocolate. Ella está siendo una de las cosas buenas de mi mundo.

— No me gusta esta película — declara separándose de mí, tiene las mejillas rosadas y húmedas.

— Vamos a preparar el almuerzo para cuando vuelvan tus tíos — propongo pasando mis pulgares por sus mejillas, con su cara aun entre mis manos beso su frente y le sonrió.

Con la mirada triste asiente y hace por regalarme una sonrisa. Espero poder hacer que se le olvide la estúpida película. Nos encaminamos hasta la cocina.

— ¿Tú sabes cocinar algo?, porque yo quemo hasta el agua —pregunta haciendo una mueca.

— Algo se hacer —respondo buscando los ingredientes por los estantes.

Saco todo lo que necesito y lo dejo sobre la meseta, Ali me mira curiosa siguiendo todos mis movimientos.

— ¿Que tienes pensado hacer?

— Lo único que sé, pizza —me enconjo de hombros y veo brillar la mirada de Alana.

— ¿Lo dices en serio? —se humedece los labios tras su pregunta.

— Claro, cuando papá no estaba en casa me tocaba pedir la comida pero una tarde estaba muy aburrido y encontré una receta para pizzas por casualidad — Cuento recordando ese día. Queme al menos las primeras cinco pizzas y otras me salieron saladas y crudas — Ahora me salen muy buenas.

— Hace casi un mes que no como pizza, realmente extraño la comida chatarra.

— Pues mano a la obra.

Alí me va pasando los ingredientes mientras yo preparo la masa. No es mala ayudante así que no tardamos demasiado. En cuanto la metemos al horno volvemos a la sala para esperar a que este lista.

— Tenía muy buena pinta — asegura.

— Sabrá mejor.

— Arrogante —masculla.

— Yo le llamo autoconfianza — señalo.

— Si claro, lo que tú digas.

(...)

— Mmm... ¡esto sabe increíble! — exclama luego de darle un mordisco a su pizza — ¡Oh dios! como extrañaba esto.

— Te dije que estaría muy buena — digo con una sonrisa de lado. Alana asiente frenéticamente y toma otro pedazo.

— Es la mejor pizza del mundo.

Asiento sonriendo complacido. Escuchamos la puerta abrirse y luego Fiona entra gritando que ha llegado.

— ¡Estamos en la cocina! —grita Ali.

— ¡Como me encuentre un desastre van a ver! —regaña llegando hasta donde estamos, sus ojos escanean la habitación. Hay harina sobre la encimera y se noa derramó algo de ketchup — Podría ser peor —suspira.

— Tía, tienes que probar esto —pide Ali.

— ¿Dónde está Héctor? —pregunto mientras la veo lavarse las manos.

— Quiso echarle un vistazo rápido a los caballos, debe estar por llegar.

— Deberíamos salir a un montar un día —le digo a Ali.

— ¿Sabes?— pregunta extrañada y yo asiento — ¡Me encanta la idea!

— ¡Oh dios!, está realmente buena — interrumpe Fiona con un trozo de pizza entre los dedos.

— Quizás Derek debería ayudarte a cocinar —propone Ali.

— A mí me encantaría aprender a cocinar otras cosas —menciono.

— Pues ya tienes maestra, vivo con dos vagos que queman hasta el agua. Será divertido — Fiona me sonríe y su sobrina la fulmina con la mirada.

— La fiesta del pueblo comienza mañana —anuncia Héctor entrando a la cocina — ¿Que están comiendo?

— ¡Pizza! —decimos los tres al unísono entre risas

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