Capítulo 18

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Derek:

— ¿Cómo rayos no te vi llegar? — quiso saber Alana con el ceño fruncido y reí ante su pregunta.

— Vine como todo chico normal, por la puerta de enfrente — expliqué y su rostro se relajó. Segundos después me había golpeado en el hombro— ¡¿Y eso a que viene?!

— ¡¡Llegas dos días tarde idiota!!—chilla molesta— ¡pensé que no venías!

— Lo siento por eso, mi padre me obligo a ir a casa para buscar ropa. No quería que estuviera por aquí solo con un pantalón —le digo frotando mi pelo —. Estando en casa se rompió la llave del fregadero y tuve que llamar para que la arreglaran —expliqué recordando toda el agua que habíamos tenido que sacar entre mi padre y yo.

— ¿Tu casa?, ¿Tienes una casa? — preguntó extrañada.

— Si Ali, tengo una casa —bufé con ganas de darle un zape por tonta.

— Bueno no te enojes, solo pensé que vivías en el bosque como un lobo.

— Pasamos incluso semanas en el bosque con la manada pero todos tenemos un hogar. Es raro que un hombre lobo decida quedarse por completo en una sola forma, somos las dos cosas —señalo.

— Estoy muy feliz de que hayas vuelto —confiesa y se me encoje el corazón, no puedo evitar verla como algo frágil. Sin pensarlo mucho la envuelvo en mis brazos, es algo que he querido hacer desde que me fui. Se tensa por unos segundos pero rápidamente me devuelve el abrazo.

— Vamos dentro antes de que te resfríes —murmuro contra su pelo. Adoro el aroma que este tiene, huele a chocolate. Alana asiente y luego nos separamos para entrar en la casa.

— ¿Chicos quieren limonada? —nos pregunta Fiona cuando entramos a la cocina.

— ¡Sí! —contesta Alana con una gran sonrisa.

Nos sentamos a la mesa y Fiona coloca dos vasos con limonada frente a nosotros. Ha sido un viaje algo largo desde mi casa y algo de sed si tenía.

— Conseguí mas pelis, ¿quieres que las veamos juntos? —inquiere Ali a mi lado. Está tan contenta que aunque quisiera negarme no lo haría.

— Seguro —afirmo.

— ¡Genial!, voy a buscar mi móvil —dijo y salió disparada de la cocina.

— Me alegro que Ali esté tan contenta y es gracias a ti Derek —me sonrió con dulzura Fiona.

— Yo también me alegro —aseguré mirando por donde ella se había ido. Segundos después apareció con el móvil en la mano.

—  Vamos al salón —pidió y me levante para seguirla.

En cuanto llegamos me senté en el sofá y Ali se fue hasta el televisor, la miré con el ceño fruncido sin entender que hacía. Conectó un par de cables y luego la pantalla del televisor se encendió y apareció la peli. No tenía ni idea de que eso se podía hacer. Ella se arrojó a mi lado y le dio al play.

Pasamos la siguiente hora viendo una peli de comedia y debo decir que nos estábamos riendo como dos estúpidos. Mi estómago dolía y tenía lágrimas en los ojos de tanto reír. Me gustaba escuchar la risa de Alana, con lo que me dijo su tía confirme mis sospechas de que había pasado estos días triste. Cuando la película acabó ella bostezo y se frotó los ojos, se veía muy tierna haciendo eso, sonreí inconscientemente.

— Es hora de dormir señorita —le dije poniéndome de pie y extendiendo mi mano para ayudarla a levantar. Me miró con una sonrisa divertida, pero tomó mi mano y dejó que la ayudara a levantarse.

— No sabía que eras un caballero —se burló.

— No suelo serlo, pero digamos que estoy haciendo una excepción porque no me caes tan mal como antes —me encogí de hombros y ella volteo los ojos.

— Idiota —bufó pasando a mi lado para irse a su habitación.

Alcancé el mando del televisor y lo apagué para luego seguirla.

— ¿Qué estás haciendo? —preguntó en cuanto se dio cuenta de que la seguía.

— Como buen caballero voy a acompañarte hasta la puerta de tu habitación —declaré.

— Si, ya, como sea —hizo un ademán con la mano restándole importancia y siguió su camino.

Sonreí por milésima vez en la noche, me estaba volviendo idiota. Mientras caminamos por el pasillo del segundo piso bajé mi mirada por el cuerpo de Alana y mis ojos se detuvieron en su cintura. Sentí un cosquilleo en los dedos al recordar la noche de luna roja y como había puesto ahí mis manos intentando quedarme quieto

Seguro pensaron que le iba a mirar el trasero, ¡ja!… pues a eso iba, pero me distraje

Inevitablemente recordé nuestro beso, quería volver a besarla pero esta vez sin ninguna influencia. Poder disfrutar en mis cinco sentidos de su contacto, pero no quería arruinar esta amistad que estábamos formando por una estúpida curiosidad.

— Buenas noches entonces — dijo girándose hacia mi cuando llegó a su puerta.

— Buenas noches —dije yo también y besé su mejilla — Duerme bien —completé separándome de ella y aguantando las ganas de reír por la cara que se le había quedado.

Con aires de chico misterioso, que no tengo idea de donde saqué, me di la vuelta con las manos en los bolsillos y me fui a la que sería mi habitación.

Tomé mi maleta y saqué un par de cosas de ella para acomodarlas en la habitación, luego la metí dentro del armario, ya sacaría la ropa luego.

— Es bueno tenerte aquí chico — me sorprendió un poco la voz de Héctor ya que asumí que estaría dormido.

— Gracias de nuevo por dejar que me quede unos días.

— No tienes que darlas, una vez te dije que esta era tu casa y no mentía —recordó —. Pero escúchame bien Derek, Ali estuvo muy triste creyendo que no vendrías, ella te aprecia mucho —mencionó—. Como se te ocurra hacerle daño te las verás conmigo.

Para ese momento Héctor había entrado a la habitación y tenía su mano sobre mi hombro.

— Puedes estar tranquilo, soy el primero que no soporta verla mal — aseguré.

Héctor asintió serio, lo conocía y mi respuesta lo había convencido. Había sido una promesa silenciosa y nuestra raza se caracterizaba por dos cosas, orgullo y palabra. Nunca rompíamos una promesa.

— Duerme bien chico, nos vemos mañana —se despidió dejándome solo en la habitación.

Nota:

Muero con D jajajaja xd

He estado desaparecida unos días por el tema electricidad en mi país. Creo que ya está solucionado y volveré a actualizar como de costumbre.

Espero les este gustando la historia, si es así no olviden apoyarme. Me motiva mucho para seguir escribiendo.

Un beso, los amooo ;)

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