Capítulo 34

25 3 0
                                    

Derek:

¡Derek, ya estoy aquí! — gritó mi padre y seguido escuché como cerraba la puerta.

— Estoy en la cocina — avisé.

— Esta última semana la pasaremos con la manada antes de que empiecen las clases — comentó mientras tomaba asiento en la mesa.

— ¿Me dejarás el coche para moverme estos años de universidad? — pregunté.

— No es que tenga muchas opciones — murmuró con fastidio.

No me tenía mucha confianza al volante y... pues si yo fuera él tampoco me la tendría.

— Puedes llevarme y traerme cuando sea necesario, empezando por este fin de semana para instalarme en el campus — apunté sonriendo.

— ¿Me estás viendo cara de chófer jovencito? — preguntó con una ceja levantada — Tengo una manada que atender.

— Pues el coche es mío — di la conversación por terminada cuando me senté a su lado y coloqué nuestros platos sobre la mesa.

— Haz mejorado mucho — elogió saboreando la comida.

— Fiona es una gran maestra — afirmé y mi padre asintió en acuerdo conmigo.

— ¿Ya has abierto las cartas de las universidades? — preguntó cambiando de tema.

— Aún no — contesté haciendo una mueca.

— No puedes posponerlo para siempre.

— Lo sé — suspiré y seguimos comiendo en silencio.

Al terminar la cena subí a mi habitación, las cartas de las universidades que había solicitado aún descansaban sobre la mesita de noche junto a mi cama. Lo cierto es que cuando envié las solicitudes lo hice pensando en cosas que me gustaban, no quería una en específico. Ahora, luego de haber pasado un verano con Ali y sus tíos ya no me da igual en cuál me acepten. Me he dado cuenta de lo que quiero hacer el resto de mi vida y si justamente en esa me hubieran rechazado se me caería el alma a los pies.

Opté por dejarlo para la mañana siguiente, antes de irme con mi padre miraría las respuestas. Así en caso de no haber entrado los días en el bosque me ayudarían a despejar un poco.

— Derek ... Derek... ¡DEREK POR DIOS DESPIERTA! — el grito de Miles me hizo dar un brinco en el lugar y casi consigue que me caiga de la roca donde estaba sentado.

— Andas en las nubes amigo — mencionó Garrett.

— Ahora que su humanita se ha ido está triste — Milena hizo un puchero y su hermano la fulminó con la mirada — No me pongas esa cara Miles, todos sabíamos que esto iba a pasar. En algún momento ella regresaría a su vida como humana y lo que sea que tenían se iría a la mierda.

— No se ha ido a la mierda — repliqué mordaz.

— No la veo por aquí contigo, solo te veo a ti y tú corazón roto. Mientras tú la extrañas ella debe estar volviendo a su vida normal con sus amigos humanos — las palabras de Milena eran hirientes, buscaba hacerme daño.

No podía negar que había tenido esos pensamientos un par de veces pero había decido ignorarlos y ahora ella me lo echaba todo en cara sin ninguna compasión. Aunque en ese momento no estaba distraído por esa causa, sino porque había abierto las cartas y ya sabía a qué universidad iría. Una parte de mi estaba completamente emocionado pero había otra, una bastante pequeña que me decía que no me hiciera ilusiones pues las cosas no serían tan simples como quería imaginarlas.

Miles y Garrett comenzaron a discutir con Milena, aunque a decir verdad ni siquiera escuché lo que decían. Supongo que estarían defendiendo a Ali, después de todo se habían echo amigos. Tal vez, si Milena olvidara su rencor a los humanos e intentara darles una oportunidad vería que no todos son malos y que no puedes juzgar a toda una especie por las acciones de unos de sus miembros.

— Ya se que voy a estudiar, he abierto las cartas esta mañana — anuncié poniéndome de pie. Los tres dejaron de discutir para mirarme. Milena al final quitó su expresión de enfado y me miró esperando que continuara — Parece que seremos compañeros Garrett — con una media sonrisa me alejé de ellos sin dejarlos decir nada.

Luna Roja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora