Capítulo 26

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Derek:

Alana se había marchado casi corriendo y yo apoyé la cabeza contra la pared mientras acompasaba mi respiración.

¿Que demonios acababa de pasar?

Yo no pretendía hacer de ese beso algo tan intenso, apenas iba a durar unos segundos y luego le haría cosquillas.

Creo que no tuve en cuenta lo mucho que ella me gusta, aún así no fui el único que sé descontroló. Ella lo quería tanto como y eso me alegra a la vez que me asusta.

Esto es una locura por demasiados motivos, tal vez sea hora de volver a casa y hablar con mi padre.

(...)

— Derek ya estás despierto, que bien — saludó Fiona mientras bajaba las escaleras.

— ¿Vas a salir? — pregunté al verla recoger algunas cosas.

— Héctor y yo vamos al pueblo a realizar los pagos de este mes — avisó — Cuando volvamos puedo seguir enseñandote a cocinar no te preocupes — señaló.

— De hecho quería avisarte que necesito volver a casa, es algo rápido.

— Oh claro cielo, pero por favor espera a que Ali se despierte y avísale, no quiero que se vea sola en la casa —pidió.

— Puedo llevarla conmigo — me encogí de hombros — Si te parece bien claro.

— Si porque no, así sale un poco de esta casa — asintió — Solo no vuelvan tarde — señaló.

— No te preocupes — sonreí, ella se despidió con la mano y yo la imité.

Una vez solo se me ocurrió preparar el desayuno, aún no eran tantas las cosas que sabía hacer pero me defendía. Me puse manos a la obra, quizás luego podría subirselo a Ali.

No sé cuánto tiempo paso, tal vez 15 minutos, casi había terminado cuando ví a Ali aparecer por la puerta como un zombie.

— Hola — saludó en cuanto me vio.

— Ven a desayunar que no vamos de viaje — declaré y ella me miró confundida mientras se sentaba.

— ¿A dónde?

— Tengo que ir a casa, aún le debo una explicación a mis amigos y tú vienes conmigo — avisé.

— ¿Y mis tíos? — cuestionó echando un vistazo alrededor.

— Fueron al pueblo, pero ya le pedí permiso a tu tía y estuvo de acuerdo — puse un plato delante de ella y tomé otro para mí.

— ¿Estamos solos? —murmuro y aunque fue una pregunta me sonó más a una afirmación. Cómo quien se da cuenta de algo.

La vi removerse como si quisiera decir algo pero no lo hacía, el silencio a nuestro alrededor no era incómodo, nunca lo era, aunque si algo tenso. Suponía que no podíamos simplemente hacer como si lo de anoche no hubiera pasado.

¿Pero realmente quería hablarlo? La verdad, aún no.

— Ponte ropa cómoda, no vamos a caballo — informé terminando con mi desayuno.

(...)

— ¿Que tan lejos es? — preguntó Ali.

— Hora y media si seguimos bien el camino.

— ¿Por qué no vamos en coche, sería más rápido?

— En dónde está la manada no puede entrar un coche — admití.

— Oh cierto que me llevas a la guarida del lobo — suspiró —. Como me muerda alguno Derek, te juro que...

— Volverás a vengarte —la interrupí. Abrió mucho los ojos y desvío la mirada.

— No lo digas de esa forma — se quejó—. Me gustaría saber cómo haces eso — mencionó acariciando al caballo.

¿Está demás si digo que me preguntó si mis amigos se lo comerían? Aclaro que no.

— ¿Hacer qué? — detuve al animal lo suficiente para que Ali se colocara a mi lado.

— Hablar de las cosas, usualmente no es tan fácil — señaló.

— Debería serlo — opiné.

— Supongo que si — asintió.

— ¿Prefieres que no lo hablemos?— cuestioné.

— No creo que debamos hacer como si nada — comentó.

— Muy bien, ¿te arrepientes de lo que pasó? — pregunté, pues era algo que me había dado vueltas en la cabeza.

— No — negó con la cabeza — ¿Tú si?

— No — negué con la cabeza mientras sonreía. ¿Cómo iba a arrepentirme? — ¿Quieres que siga pasando? —cuestioné y casi que contuve el aire mientras esperaba la respuesta.

— Creo que la pregunta viene algo tarde, no es como si fuera la primera vez que tú... que..

— Te beso — completé por ella —.  Te recuerdo que anoche comenzaste tú.

— Ya te expliqué, fue para que no me atraparas — se encogió de hombros.

— Ese no es el punto aquí — la molesté.

— Bueno vale, pero solo fue una vez. Tú lo haz hecho varias — replicó.

— Es cierto — fingí pensar en algo — Ya se, el siguiente beso tendrás que comenzarlo tú y así estaremos a mano — declaré.

— ¿Qué? No lo dirás en serio.

— Tan en serio como que no volveré a besarte hasta que tú comiences nuestro siguiente beso.

Crucen los dedos por mí, no creo tener esa fuerza de voluntad.

— Estás demente — negando con la cabeza comenzó a reír. Acabé sonriendo con ella y pasé la mano por mi pelo algo nervioso.

¿Dónde te estás metiendo Derek?

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