Capítulo 43

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Derek:

Mis manos bajan por toda su espalda deteniéndose en su culo y dando un fuerte apretón. No puedo detenerme, siento que necesito más de ella. Necesito tocarla, sentirla, aspirar su aroma. Me he controlado todo este tiempo pero luego de oírla decir esas jodidas palabras no he podido más, espero que no me detenga porque juro que podría llorar si me dice que esto no es lo que quiere.

La beso más fuerte perdido en las sensaciones que me provoca y cuando la alzó envuelve sus piernas en mi cintura. La llevo a través de la habitación hasta la cama y hago el mayor esfuerzo por ser delicado al dejarla sobre la cama. Sus manos viajan por mi espalda mientras me devuelve el beso con la misma fuerza, cuando llega al borde tira y yo me dejó. En un momento estoy semidesnudo para ella. Sus ojos me ven con deseo confirmando así, que quiere esto tanto como yo. Entonces me pierdo por completo, ataco su boca sin ninguna compasión y la hago soltar pequeños gemidos cuando con mis manos masajeó sus senos por sobre la ropa. Se aferra a mi pelo, luego a mis hombros, me separa un poco para ella misma se sacarse la blusa. Mis manos vuelan solas para quitar el sujetador, sin pensarlo meto uno de sus pechos en mi boca y lo saboreo haciéndola gemir. Me sujeta del pelo con fuerza lo que me hace sonreír mientras continúo con mi ataque, luego paso al otro haciendo lo mismo.

Se retuerce bajo mi toque, no hablamos, no decimos nada. Solo salen gemidos de nosotros, sus manos no se quedan quietas y eso me encanta. Comienzo a descender besando su estómago, alcanzo la cinturilla del pantalón y la insto a que alce las caderas para ayudarme a bajarlo junto con sus bragas. Así es como la tengo totalmente desnuda, su respiración se acelera bajo mi mirada pero no dice nada. Tira de mi para que vuelva a besarla pero yo tengo otros planes así que dando besos en su cuello y luego en sus senos vuelvo a bajar acomodándome entre sus piernas.

La miro una vez más por si no está cómoda con lo que pienso hacer pero veo el deseo en sus ojos, traga con fuerza cuando le sonrió lo que me provoca aún más. Con mi lengua recorro toda la cara interna de mi muslo, luego llego al punto que ella quiere que recorra y eso hago, lamiendo una y otra vez . Gime vuelviendo a sujetarse de mi pelo, cuando intenta cerrar las piernas la sujeto y succiono con fuerza. Arquea la espalda por las atenciones que  continuo dándole, pero cuando creo que está cerca decido parar. Gimotea y se queja en voz baja, me parece que incluso me súplica que no pare.

— Lo siento, pero no pienso dejar que te corras así, quiero sentirte cuando lo hagas — digo, mi voz sale totalmente ronca lo que me sorprende pues no notaba lo afectado que estaba por ella.

Asistente con la cabeza y me ayuda a desabrochar mi cinturón, no puedo creer que hace unos minutos subimos tranquilamente las escaleras. En cuanto dijo que me quería todo se volvió desenfreno a tal punto que ni siquiera hemos dicho una jodida palabra o pasado mucho tiempo jugando, pero ella está tan mojada que me parece que no lo necesita. Tampoco lo quiere por la sonrisa que pone cuando al deshacerme de toda mi ropa saco un condón de la mesita de noche.

Me tomo y masajeó mi miembro antes de abrir el envoltorio porque lo cierto es que el pantalón estaba a punto de  estrangularme. Vuelvo a besar sus labios antes de ponerme el condón y ubicarme en su entrada. Pero me doy cuenta de algo y levanto la cabeza para mirarla.

— ¿No eres virgen o sí? — pregunto a lo que ella frunce el ceño antes de reírse.

— ¿Te haz acordado de eso justo ahora? — me observa como si estuviera loco y vuelve a reír — David era mi novio de años, no jugábamos a las casitas precisamente.

Suelto un pequeño gruñido ante la mención del susodicho.

— No me lo recuerdes — protesto — ¿Éstas segura entonces?

— Tanto como de que te quiero — asiente.

— Te quiero — susurro antes de adentrarme de a poco en ella y ... Mierda se siente tan bien, es la tortura más deliciosa que he sentido alguna vez.

Jadea cuando estoy completamente dentro de ella, beso la punta de su nariz antes de comenzar a moverme. Poco a poco voy aumentando el ritmo, nos volvemos una mezcla de sus gemidos y mis gruñidos al tiempo que sus manos viajan por mi espalda para apretarme contra ella. Nos movemos juntos, rápido, fuerte, increíble. La sensación de estar dentro de ella, la calidez, lo apretada qué está me hace darme cuenta de que me falta muy poco para terminar. Así que la levantó y me siento poniéndola sobre mi, tomo sus cadera para ayudarla a moverse. Rápidamente encuentra su ritmo. Estoy en el cielo pues veo su pelo caer sobre sus pechos y el contraste es precioso, además de admirar como cierra los ojos y se muerde el labio inferior gimiendo mientras hace gestos de placer.

— Córrete para mí — pido sujetando su nuca para encajarla más fuerte en mi y ataco uno de sus pechos nuevamente.

Poco después siento como se contrae contra mi lo que me lleva al borde y dándole un par de estocadas finales me dejó ir también.

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