Capítulo 3

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Alana:

Conseguí quedarme dormida luego de tomar mi vaso de leche y desperté cerca del mediodía. Recordé al lobo y que mis tíos habían ido a revisar, así que bajé a comprobar si seguían vivos o si el lobo se los había comido. Tía Fi estaba otra vez en la cocina, pero en esta ocasión haciendo el almuerzo.

—Buenos días otra vez— saludó alegre.

—¿Qué pasó con el lobo? ¿Se comió a tío Héctor?

— ¡Por dios niña, qué dices!, tu tío está bien — aseguró —En un rato va al granero a llevarle algo de comer al lobo, deberías ir.

— ¿Es que me va a llevar a mí de comida?— pregunté asustada.

— No tonta, pero el animalito esta lastimado y vamos a cuidarlo para que se mejore— explicó.

¡Increíble!, ¡ahora lo van a cuidar para que nos coma! Mis tíos definitivamente están locos. Luego de almorzar fui con mi tío al granero para darle de comer a la bestia. Me convencieron de que era inofensivo (No les creía nada) y con que tenía que perderle el miedo ya que iba a ser mi tarea cuidarlo.

¡YO!, ¡tenía que cuidar a ESA cosa!

— Mira ahí está, dale de comer — me dijo cuando llegamos a la puerta.

— No gracias tío, puedes hacerlo tú.

—Es una orden señorita — advirtió mirándome serio

—Vaaale — me rendí y luego lo apunté con mi dedo índice —, pero vienes conmigo y me defiendes si intenta comerme.

— Está bien, aunque la próxima vez lo harás sola — avisó haciendo que lo mirara mal

Nos adentramos en al granero y tío Héctor se sentó junto al animal. Era un lobo imponente con un pelaje gris azulado hermoso y ojos celestes. Imité su gesto con algo de miedo y puse el plato delante de la bestia. Él se giró para el otro lado y  abrí la boca con indignación.

— ¡Grosero! — exclamé y mi tío comenzó a reír divertido — ¡Que sepas que yo tampoco quería venir a traerte de comer! —me quejé como si el lobo pudiera entenderme o mínimo me hiciera caso.

— Debe estar molesto porque lo lastimaste — agregó mi tío.

— Pues que se cuide solito — aseguré y me fui de vuelta a la casa.

— Volviste rápido cariño— mencionó tía Fiona cuando entré en la cocina.

— ¡Ese bicho es un mal agradecido! — bufé y subí a mi habitación un rato. Tía Fiona también se burló de mí.

Vaaaale, quizás estaba exagerando un poquitito.

Tomé mi teléfono de la mesita de noche donde lo había dejado cargando y vi que tenía un mensaje de mi mejor amiga Helena. Los chicos salieron a una discoteca nueva que abrieron en el centro y me estaba contando como les había ido. Aquí en la granja el internet era bastante malo pero tenía que aguantarme si quería saber que estaban haciendo mis amigos y mi novio. Con David, mi novio, quedé de hablar a la tarde ya que tenía que reunirse con la banda.

Estaba anocheciendo cuando tío Héctor me pidió que bajára a ayudarlo con la mesa. Nunca me cansaría de decir que mi tía era una gran cocinera, en cuanto bajé el olor a especias me inundó y respiré hondo.

— Huele muy bien tía.

— Me alegra saber que te gusta mi comida— sonrió y siguió revolviendo algo.

— Mucho, deberías enseñar a mamá a cocinar — pedí.

— Mi hermana es una negada en la cocina, ni el mejor maestro lograría cambiarlo —  se burló tío Héctor mientras colocaba los platos.

— No seas malo cielo y no digas eso delante de la niña — lo riño mi tía golpeando su hombro. Me reí de la escena y minutos después nos sentamos a comer.

— Ali deberías llevarle algo de comer al lobo y un poco de agua para que no le de sed en la noche — mencionó tía Fi.

— Creo que no le agrado, deberías hacerlo tú o tío Héctor— comenté y di mi último sorbo de agua — Imagínate que me muerda.

— Vamos cariño, lo tendremos aquí unos días y muchas veces no podremos atenderlo y tendrás que hacerlo tú. Dale una oportunidad y verás como se llevan bien — pidió haciéndome ojitos.

— De acuerdo, pero como me gruña lo dejo encerrado y sin comer — advertí.

— Esa es mi niña — besó mi cabeza y recogió mi plato.

Nota :

Te toca Ali, lo siento jajaja
Dios como me río con esta chica, es una cómica. Todo su drama con el pobre Derek ... Si ella supiera.

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¡Nos leemos pronto!

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