Capítulo 35

21 3 0
                                    

Alana.

¡Que calor!

Fue lo primero que pensé cuando abrimos la puerta del auto. Tuve que ponerme las gafas de sol para poder ver bien.

Con las chicas decidimos ir al ultimo día de piscina del verano. No veía la hora de meternos al agua.

— No puedo creer que mañana comencemos las clases de nuevo — se quejó Helena.

— Tengo que aprovechar hoy para quedar bien bronceada — comentó Gretz agitando su pelo a los lados para desordenarlo.

— Nuestro último año ya. No puedo creer que el próximo estaremos en la universidad.

— Serás la mejor psicóloga que exista — dijo Helena chocando su hombro con el mío.

— Y tú la mejor diseñadora gráfica.

— ¿A mi donde me dejan? — se quejó Gretzy.

— Siendo la mejor estilista — dijimos Helena y yo al unísono.

— ¡Chicas! — escuchamos a Michel gritarnos.

Voltee hacia donde estaba encontrándolo en una de las mesas con el resto de la banda. David incluido. Retrocedí un paso sin darme cuenta y Helena me agarró del brazo para acercarme a ella.

— ¿Estás bien? — preguntó Gretzy en un susurro.

— Si, solo no pensé verlo aqui.

— Lo siento tenía que haberte dicho — se disculpó Helena.

— No es tu culpa, debí suponerlo.

— Si quieres puedo sentarme contigo lejos de ellos, en unas tumbonas,  al otro lado de la piscina si prefieres — ofreció Gretzy.

— De verás que no, estoy bien — aseguré.

— Hola chicos — saludé cuando llegamos junto a ellos, evitando la mirada de David.

— Amor pensé que no venías — dijo Michel poniéndose de pie para saludar a su novia. Luego tiró de ella para que se sentará sobre él.

— Gretzy se quedó dormida — dijo mirándola con los ojos entrecerrados.

— Paguen — pidió Jace extendiendo la mano.

Vimos con los ojos muy abiertos como todos sacaban un billete de diez dólares y se lo entregaban.

— Ejem, alguno quiere explicar que fue eso — pedí.

— Apostamos para ver quien de ustedes se había retrasado — me contestó Zach dándose un golpe en la frente con la palma abierta.

Nosotras abrimos la boca muy ofendidas y ellos comenzaron a reírse.

— Con que esas tenemos — le dijo Gretzy a Jace.

El chico se encogió de hombros y le dio un beso en la mejilla a mi amiga. Fue muy fugaz pero alcancé a ver una sonrisa en su rostro y me sentí feliz por ella. No estaba muy de acuerdo con el hecho de que estuvieran empezando algo, Jace era un chico muy guapo y lo sabía. Así que pasaba de chica en chica todo el tiempo. Por el lado bueno si le hacía daño podía encargarme personalmente de cortarles las pelotas.

Sonreí satisfecha con ese pensamiento y me giré hacia los demás para integrarme en la conversación. Aunque a los diez minutos acabé levantándome y tirando de mis amigas hacia la piscina y es que la mirada de David me tenía demasiado incómoda.

Ignora a ese imbécil y pásala bien

El rostro de Derek apareció en mi mente diciendo esas palabras y sentí una increíble nostalgia, lo echaba muchísimo de menos.

No lograba comprender como se había vuelto tan importante para mi en tan poco tiempo.

Supongo que en la vida hay personas así,  que por muy poco que hayas compartido con ellas fue lo suficientemente especial como para que tengan un lugar en tu corazón.

Unos minutos después lo chicos nos acompañaron y aunque el lugar estaba bastante lleno y tenías que andar con algo de cuidado la pasamos increíble.

Nos burlamos de Michel porque no quería soltar a Helena y Zach nos ayudó a obligarlo. También vi a Jace con Gretz y debo admitir que me gustaba mucho su forma de mirarla, de apartarle el cabello del rostro y de pasar su brazo alrededor de ella para acercarla a él. Pequeños detalles que ninguno notaba o no les daban importancia.

— Deberíamos hablar — pronunció David con una mano puesta en mi hombro.

— Yo no tengo nada de lo que hablar contigo — mascullé entre dientes.

— Nena, las cosas no son como te las hicieron creer. Si me dejaras explicarte podríamos arreglar...

— No son como yo creo — me reí con sarcasmo — Tampoco era como yo creía con esa chica... Alba se llamaba, no.

— Creí que eso lo tenías superado — resopló con fastidio.

— No, solo que esa vez fui tan idiota de creerte. Incluso cuando mi prima me dijo la verdad decidí confiar en ti.

— Mikaela nunca nos quiso juntos y lo sabes, ella te tenía envidia.

— ¡Podrías dejar de mentir por una maldita vez en tu vida! — exclamé irritada dándome la vuelta y enfrentándolo.

— Yo no...

— ¡Me da malditamente igual! — lo interrumpí — No me importan tus excusas, ni tu disculpas porque no quiero saber nada de ti. Ya no me interesas — su rostro cambio de uno triste a uno enojado en un segundo.

Porque esa era la verdad, no me quería, no estaba arrepentido. Solo que siguiera creyendo en su mentira.

— ¿Todo bien? — preguntó Michael detrás de mi.

— Todo perfecto — respondí —. Solo le dejaba un par de cosas claras a este idiota. Pero ya no tengo de que hablar con él.

Luna Roja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora