Capítulo 39

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Alana:

Comimos en un agradable ambiente, mientras Derek nos contaba sobre sus últimos días cocinando con tía Fi y como le iba en la universidad. Mamá parecía encantada con mi nuevo amigo y yo aproveché el tiempo para mirarlo. Lo había extrañado demasiado en esos pocos días, tal vez porque pensaba que pasaría un buen tiempo antes de que pudiera volver a verlo. Detallé especialmente su pelo, recordando como era sentirlo entre los dedos. Lo llevaba un poco largo, necesitaba un corte a decir verdad pero eso me permitía sujetarlo muy bien.

Estuve un par de minutos imaginando un par de cosas que no debería imaginar mientras comía y fue mi teléfono el que me sacó de la nube en la que me encontraba. Mis amigas habían empezado a escribir por el grupo que teníamos y unos segundos después me llegaron también mensaje del grupo que compartía con los chicos de la banda. Parecían estar planificando una salida. Les contesté que yo no iría y comenzaron a insistirme por ambos grupos.

— ¿Que sucede Ali? — preguntó mi madre viendome tan distraída.

— Las chicas están insistiendo en que salgamos todo el grupo — contesté encogiéndome de hombros.

— ¿Vas a ir? — cuestionó.

Miré a Derek que se había mantenido al margen y pues no vi ningún indicio de que quisiera ir. Por mi parte estaba segura de que quería quedarme con él hasta que tuviera que regresar a su habitación en la residencia, pero solo con él.

— No, no tengo muchas ganas.

— De acuerdo, yo me voy a mi habitación a ver alguna película. Portaos bien — ordenó y asentimos hacia ella. Luego le dedicó una última sonrisa a D y desapareció con su plato en la mano.

Yo aproveché para decirle a mis amigas que no iría con ellas.

Alana: tendrán que salir sin mi hoy.

Gretzy!!!!!!!¿Queeeeeee?!!!!!!!!!¿Porqué?

Alana: Derek está aquí :)

Helena: ¿Cómo? ¿Derek, Derek? ¿El Derek de la granja?

Alana: Si, ese mismo. Ya les contaré mañana ;)

Salí rápidamente de chat y dejé el teléfono en silencio pues sabía que iban a acribillarme a mensajes.

— ¿Bien, cual es el plan? — le pregunté —¿Debes irte muy pronto?

— No, la residencia no queda muy lejos de aquí — aseguró.

— Genial, ¿que te apetece hacer entonces? — D levantó las cejas de forma sugerente y me apresuré a aclarar — ¿Que cosa decente te apetece hacer?

Comenzó a reír mientras yo negaba con la cabeza.

— La verdad es que mientras te esperaba aquí he visto una receta de un dulce chino bastante sencillo de hacer — informó — Tenía planeado hacerlo en cuanto llegara casa pero ya que estoy aquí, ¿te parece que lo hagamos si encontramos los ingredientes?

— La verdad, si tengo ganas de algo dulce. Dime qué necesitas y yo lo busco.

Minutos después nos habíamos apoderado de la cocina, el dulce era bastante simple y necesitaba de unos pocos ingredientes:

Dos huevos
Harina
Azúcar
Esencia de vainilla
Una tacita de leche

Primero debíamos batir la yema de los huevos con leche y después preparar merengue. Todo fue muy bien, hasta que Derek me puso a hacer el merengue para el ir preparando lo demás.

En mi defensa he de decir que esos huevos tenían algo pues el merengue no se ponía espeso. Seguía bastante líquido y eso que llevaba alrededor de 10 minutos sujetando la máquina de mezclar. Accidentalmente cuando la saqué un momento para cambiar de mano apreté el turbo y salpicó mezcla por toda la encimera. Por suerte eran apenas unas manchitas y casi se me cae del susto pero no pasó a mayores. Luego se me votó algo de azúcar intentando echarla a la mezcla. Repito nada grave, pero desde ese momento supe que no lo conseguiríamos. Cuando vimos que el merengue no estaba por la labor echamos la otra parte y nos pusimos a batirlo.

— No tiene pinta de que vaya a salir — comenté mirando como D hacia una mueca hacia la mezcla, incluso luego de que le habíamos echado otro huevo y más harina.

— La verdad es que se veía bastante sencillo — respondió.

— ¿Y si en vez de hacer esas bolitas al vapor hacemos una especie de tortitas? — sugerí encogiéndome de hombros.

— Creo que es buena idea, mejor eso a que se desperdicien — aseguró.

Dejamos de batir y nos pusimos con la sartén que ya estaba caliente. La primera salió con muy buena pinta y la segunda se quemó un poco ha que D se había distraído mirándome cuando fui a buscar el móvil para hacer una foto para mis amigas. Al final nos salieron tres más.

— Pues sabe bien — mencioné comiendome un trocito de una de las tortitas. Luego tomé otro pedacito y se lo di a Derek.

— Mejor de lo que creí — concordó masticando.

— Pensé que sabría a huevo, pero no.

Fui al refri a por jugo y nos sentamos a la mesa a comer nuestras improvisadas tortitas. Guardé dos para que mi mamá probara nuestro experimento y le prometí a mis amigas que haríamos de nuevo para que ellas pudieran probar. 

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