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- ¡¿Dónde vas?! - hace tanto que le gritaba que ya no saltaba como un cachorro asustado cuando lo escuchaba. Tampoco demostró reacción alguna cuando lo agarro del brazo haciendo que tirará los libros que tenía entre sus brazos - mi vida sabes que no me gusta cuando no me haces caso - los cambios de humor eran algo a lo que también se había acostumbrado con el tiempo.

Si lo pensaba bien era un poco triste estar acostumbrado a esos tratos. Suspiro de nuevo y sin demostrar miedo le respondió - solo quiero ir a la biblioteca antes de partir las clases - le dolía el agarre en su brazo, pero siguió sin demostrar alguna señal de malestar que le diera en el gusto al otro.

Seokjin por obligación había aprendido a fingir que nada le afectaba.
Sí quería ser un profesor universitario respetado debía partir por no permitir que nada lo perturbara o de eso se había convencido con el tiempo o lo habían convencido. La verdad era lo mismo, la cosa es que nada debía perturbar su fachada seria y correcta.

- Tanto te costaba decirme eso - esta vez soltaba su agarré del brazo de Seokjin solo para afirmarlo de la mandíbula y darle un fuerte beso que poco tenía de cariño y más de posesión - sabes que me pongo nervioso cuando te pones rebelde - le decía dándole suaves besos por sus mejillas haciendo que Seokjin cerrará sus ojitos por lo suave y bien que se sentía su toque.

- Lo siento - se disculpa dejándose besar por el hombre. Volviéndose dócil ante sus muestras de cariño.

Seokjin conoció a Kang Soo-ah desde su primer año en la universidad. El hombre lo maravillo en la primera clase que le impartió, era inteligente, sofisticado, caballero, culto, un hombre de mundo diría su madre.

Quedo tan obnubilado con su conocimiento que siempre le pedía más consejos de libros que leer, conferencias a las que ir y cualquier cosa que estuviera a su alcance para algún día ser tan culto como él.

Seokjin había vivido toda su vida en un pequeño pueblo, donde poco importaba la educación o el conociendo. La razón por la que pudo estudiar fue solo gracias a becas que había ganado, los trabajos esporádicos de su madre y el trabajo part time que había conseguido cuando llegó a Seúl. El conocer a alguien como el señor Kang tan varonil, inteligente y clásico, solo había terminado por deslumbrarlo más por este nuevo mundo que estaba conociendo.

Y fue casi a mitad de su tercer año cuando se dio cuenta que no sentía sólo admiración académica por el hombre que le sacaba más de 25 años.
Estaba enamorado, pero no fue hasta que casi estaba comenzado su cuarto año que sacó la personalidad que no sabía que tenía y se lo confesó.

Grande fue su sorpresa cuando el hombre admitió que también le gustaba y comenzaron una relación en la que Seokjin experimento todo por primera vez. Estaba maravillado.

Seokjin durante toda su época universitaria casi no había instaurado amistad con nadie. Lo que quería decir que tampoco se metía en algún problema con otras personas.
Era tímido por naturaleza y esto sólo incremento cuando comenzó a correr el rumor que todas las notas que obtenía era por dejarse follar por el Señor Kang y los demás profesores.

Su cuarto y quinto año en la universidad habían sido un infierno que hasta ahora dos años después no quería recordar por el solo hecho de que podía llorar por horas solo por pensar en todo lo que pasó.

Hace dos años había terminado su carrera. Su primer año fuera de la universidad lo ocupo para trabajar en un local de comida rápida que odiaba con su alma, pero que lo prefería antes de buscar ejercer en lo que había estudiado.

Ahora alejado de la comida rápida, había decidió ser valiente y ahí estaba en su primer año de ayudantía en la misma universidad en que la había pasado tan mal.
Soo-ah había insistido en que aceptara la propuesta que sería bueno para ambos pasar más tiempo juntos.

Al principio dudo. No quería volver a repetir todo lo que había pasado.
Pero Soo-ah le había repetido hasta el cansancio que ahora era un profesor, que ya no era un niño pueblerino con el cuál se podían meter, humillar y pasar a llevar.

Y Seokjin le encontró razón. Aceptó la propuesta, cambió su corte de pelo a uno más maduro incluso se veía un poco más mayor, cambió su ropa por cosas de marcas caras que jamás pensó en comprar. Era una nueva versión de él y ya no estaba dispuesto a que lo pasarán a llevar.

- ¿Cenamos hoy? - le pregunta Seokjin antes de salir de la oficina de su prometido, no sin antes mirar su reflejo en el espejo y cuidando que cada uno de sus pelos estuviera en su lugar, que su ropa tuviera alguna arruga y que su piel se viera fresca.

- En mi departamento, no me gusta tu barrio - la verdad es que no vivía en un mal barrio, pero comparado con el exclusivo lugar donde vivía Soo-ah era comprensible que no le gustara ir a su departamento - cocina carne y que está vez no se te pase el punto de cocción - le indicaba antes de volver la vista a su computador y comenzar a escribir.

Solo asintió a la indicación y salió de la oficina que compartían. Anduvo por los largos pasillos de la universidad. Ya no quedaba tiempo para ir a la biblioteca y repasar su primera clase. Tampoco es como si lo necesitará. Había memorizado todo tan bien que podría recitarlo hasta dormido.

Camino con seguridad, sin mirar a nadie realmente y con la frente en alto. Nadie lo iba intimidar, era el profesor y tenia el control.

Era inteligente, había estudiado mucho para estar ahí y ningún niñato estúpido se lo iba arruinar. Odiaba ese sentimiento de superioridad, pero era de lo que se aferraba para sentir seguridad.

Llegó al auditorio varios minutos antes. Con un café en la mano que le daba una falsa seguridad. No miró a ningún de los estudiantes que iban entrando. Sabía que todos debían ser de segundo año y uno que otro que había quedado atrasado de algún año anterior.

No debía ser difícil. Llevaban poco en la carrera por lo que probablemente ni supieran quien era Seokjin y eso lograba aliviar un poco su corazón.

El reloj caro en su muñeca indicaba que ya llevaba 5 minutos de comenzada su clase, camino con seguridad hacia la puerta y la cerró con pestillo, pudo ver a la distancia como un chico corría por el pasillo, pero simplemente lo ignoro y se comenzó a dirigir a los estudiantes que ya estaban en sus puestos.

Siempre quiso dictar clases en la universidad, era un sueño extraño para un adolescente, pero siempre lo había querido.
Ahora que su primera clases había terminado no sabía cómo sentirse realmente.
En su mente nunca quiso ser casi un dictador, donde sólo hablaba él y la razón la tenía él.

Seokjin le hubiera gustado escuchar sus opiniones, discutir sobre lo que los autores decían y conocer lo que pensaban los chicos, pero nada de eso pasó y no sabía si estaba conforme son eso.

- Profesor - llegaba a su escritorio uno de los chicos que había quedado a fuera por llegar tarde - llegué tarde es que lo que pasó fue que hoy...

- No me interesa - lo corto Seokjin antes de que le contará lo que sería una historia muy elaborada - nombre - pregunto en su lugar.

- Jeon Jungkook - respondía entre dientes el chico luciendo molesto por ser cortado a mitad de lo que estaba diciendo - no me dejó explicarme - intentaba de nuevo.

- Jeon primera inasistencia, falta dos veces más al taller y estas reprobado -
Le advertía y comenzaba a tomar sus libros y dejaba al joven muchacho con las palabras en la boca.

Teach Me ( KookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora