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Llevaba vomitando toda la noche. A penas había dormido unas horas y se sentía tan somnoliento y cansado que apenas logro bañarse.

Salió de la ducha aún más mareado por todo el vapor que había en el lugar. Se miró al espejo y se veía demacrado. Si era sincero se sentía demacrado.
Tanto interna como externamente sentía que se derrumbaba. Igual sabia que no sacaba nada con quejarse por lo que aporto la vista del espejo y salió del baño.

Sabía que dos de sus alumnos lo habían visto discutiendo con Kang y también sabía que esa era la causa de sus malestares. No era la cena que le había caído mal, ni nada parecido.

Era solo los nervios de que ambos chicos dijeran algo, que contarán que lo habían tenido que salvar como damisela en apuros y que pronto comenzarían a correr rumores otra vez, todo siempre se agrandaba más y más.
Y el solo hecho de pensar en llegar a la universidad y recibir miradas juzgadora hacia que se volviera a inclinar sobre el baño y vomitara otra vez.

Eran náuseas que lo hacían sentir asco de sí mismo. Náuseas de saber que la tranquilidad que había logrado crear estos años era tan falsa, como su misma personalidad.
Náuseas de saber que era débil y manipulable a pensar de qué se negaba a aceptarlo frente a otras personas.

Necesitaba a Sandeul, necesitaba que su mejor amigo le dijera que no se preocupara por nada que nadie hablaría, pero eso no iba a pasar, hace días le había hablado y aun el mensaje seguía sin ser leído, también añoraba la opción de ser como un niño de 10 años y correr a los brazos de su madre y no salir de ahí hasta que nadie lo conociera.

Pero así como quería esas cosas, también era consciente de que no pasarían.
Su madre estaba enojada con él hace meses y la opción de hablarle solo cuando se sentía miserablemente mal y que no le contestara lo haría sentir peor.

Desnudo frente al espejo de cuerpo completo de su habitación se dio cuenta que tenía la mano de Kang marcada en su antebrazo, nunca le había dejado alguna marca tan grande, eso era un nuevo nivel y la verdad no quiso pensar en eso, ya tenía suficientes problemas, por lo mismo se vistió con rapidez rehuyendo de las marcas.

Su motivación para dejar su departamento fue que este día solo tendría dos talleres. Solo dos clases una cerca de medio día y otra después de almuerzo y queda libre para correr a su habitación y encerrarse ahí por todo el fin de semana.

No fueron sus mejores clases, pero cuando dio la señal de que la clase había terminado, logró respirar con alivio.
Era libre. Tenía todo el fin de semana para reponerse y volver a ser el mismo Kim Seokjin que había creado.

Se quedó en el salón a pasar la asistencia del último taller, mientras iban saliendo los últimos alumnos, aquellos que eran más lentos para ordenar sus cosas y siempre parecían tener un interminable montón de lápices y hojas esparcidas por el lugar

- Que descanse profesor - fueron la palabra de la última chica que aún guardaba unas cosas en su bolso mientras caminaba hacia la salida.

Pasaron casi 30 segundos cuando alguien ingresó a la sala, cerró la puerta y se acercó a Seokjin.

Alcanzó a levantar la vista de su computador para saber quién era - no quiero discutir - lo había esquivando todo el día, pero su buena suerte había llegado a su fin.

- Tienes 26 años crece de una puta vez - al parecer el hombre sí quería discutir. No elevaba la voz y eso lograba poner más nervioso a Seokjin.

-¿Quieres quedar como débil frente a tus alumnos? - le preguntaba parándose más cerca de Seokjin y cerrando suavemente el computador. - ¿Quieres que hablen de ti de nuevo? - sabía porque lo decía y no pudo evitar sentir que le hombre tenía algo de razón.

- No me siento bien - era lo único que lograba articular, cuando en su lugar solo quería decir déjame en paz.

- Hemos trabajado en esto Seokjinnie y ahora llegas luciendo a la universidad así - su voz era de regaño, pero se había sentado a su lado y había agarrado su mano con ternura.

- No quiero que me hieres más - se refería a los moretones que tenía en su antebrazo, pero también a las constantes peleas, gritos y celos.

- Eso es lo que de verdad quieres Seokjin - solo se limitaba asentir con la cabeza con su mirada fija en las manos entrelazadas.

- No lo haré más bebé... Pero como crees que me siento yo todo estos días en que me ignoras - le cuestionaba el hombre sonando verdaderamente dolido y triste, cosa que hizo que Seokjin por fin levantará la vista y se topara con los lindos ojos verdes de su novio.

- También me lastimas bebé... Me lastimas tanto con tu indiferencia y no te importa - Seokjin quería llorar. No quería sentirse culpable. Nunca lo había intentado herir y en este momento solo se quería tirar a los brazos del mayor.

Necesitaba consuelo. Quería ser importante para alguien. Quería que su familia estuviera orgulloso de él, que Sandeul volviera a pedirle que jugarán videojuegos hasta el amanecer y quería dejar de sentirse tan jodidamente triste todo el día.

Estaba cansado de sentirse solo, de fingir que no notaba las miradas y los rumores que se decían de él.

Había hasta recibido miradas de ascos por los más adultos de la Universidad cuando supieron que era el chico del video que se había viralizado hace años.

Por eso mismo se lanzó a los brazos de Soo-ah no podía perderlo a él también.
Ya estaba lo suficientemente solo en el mundo para darse el lujo de permitirse perder a la persona que lo había amado durante tantos años.

- No es mi intención - susurraba escondido en el pecho del hombre, negándose a soltarlo - no te quiero lastimar amor... No me dejes - le pedía y pudo escuchar en su cabeza una pequeña voz que le decía que estaba siendo patético.

- Tienes suerte de que seas lindo y que aún te ame - hablaba Kang sacándolo de su escondite y besándolo después de días sin sentir la boca ajena sobre la suya.

- Soy afortunado - era todo lo que lograba decir Seokjin cuando sus bocas lograban separarse después de varios minutos besándose.

- Ven bebé vamos a casa - le ordenaba Kang ayudándolo a ponerse de pie, ordenando las cosas y saliendo juntos del salón.

- Te dije que no había que meternos - hablaba Jungkook expulsando el humo del cigarro que estaba compartiendo con Hoseok, mientras ambos chicos tenían su mirada fija en el auto que acaba de partir, en el que se había subido el señor Kang y el señor Kim luego de compartir un corto beso.

- No lo merece - era la simple respuesta de Hoseok mientras le quitaba el cigarro de la mano - ¿bebemos hoy? - Jungkook estuvo tentado de aceptar, pero ser adulto tenía sus cosas y una de ellas era que trabajaba los fines de semana.

- Entro a las 7 de la mañana a la cafetería - debía levantarse antes de las 6 de la mañana para poder llegar a la cafetería, era casi un pecado para Jungkook que amaba dormir hasta tarde.

Teach Me ( KookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora