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La familia Kim y la familia Jeon vivían a varios kilómetros de distancias. La verdad es que ambas familias vivían en los extremos de Seúl. Ambas familias habitaban círculos sociales y geográficos que habían hecho que no se conocieran ni por casualidad.

La familia Kim que vivía en un tranquilo y acomodado barrio sólo tenía un hijo y ese era Seokjin.
Por otro lado la señora Jeon era madre soltera que con la ayuda de su familia había logrado criar a sus dos hijos que eran sus ojos.

Sí bien ambas familias no tenían casi ninguna similitud a simple vista. Esta noche habían concordado en algo, ambas familias estaban teniendo una difícil noche y ambas madres tenían entre sus brazos a sus hijos.

A la señora Jeon le gusta ver telenovelas extranjeras donde todo fuera drama, llanto, robo, droga, Sexo y armas.

Sus hijos siempre se burlaban de ella por sus gustos dramáticos, pero los ignoraba y después de cenar siempre veía uno o dos capítulos antes de dormir. Era su placer culpable y no había nada de malo en preferir la acción en lugar de aburrida series que son lentas y predecibles.

Estaba en medio de una persecución en moto entre los protagonistas enamorados y el villano de la serie cuando escucho que abrían su puerta, vio de reojo que era Jungkook con su pelo recién secado que tenía su ondulado cabello cayendo por toda su rostro, solo viendo como estaba de pie podía distinguir que su hijo estaba cansado.

Esa tarde cuando Jungkook llegó de la universidad no había querido cenar excusándose con que tenía que estudiar toda la noche y por eso le pareció extraño que ahora apareciera duchado y listo para dormir.

- Puedo dormir contigo mamá - y con eso basto para que pausara la televisión y se preocupara por Jungkook al instante.

- Bebé ¿Qué pasó? - sabía que Jungkook odiaba que le dijera así y le sorprendió que su hijo no se molestara por llamarlo de ese modo. Y en su lugar se sentó a la orilla de la cama - hace años no pides eso - Jungkook era muy independiente. No salía pedir algo así ni cuando tenía fiebre y estaba resfriado por eso le sorprendía la actitud.

Muchas veces no dejaba ni que su hermana que metiera a su cama quejándose con que se movía mucho y le ocupaba toda la cama.

- Hoy fue un día difícil - respondía luego de varios minutos en silencio y no esperaba que su madre le diera una señal y el solo se metía entre las frazadas de la cama y se acurrucaba junto a ella.

- Ven con mamá mi vida - le susurraba atrayéndolo más cerca de sus brazos - Yo te cuidare - y sabía que su noche de series dramáticas llegaría hasta aquí.

Tenía su propio drama en su cama y este no le daba risa, este solo la preocupaba y la hacía sentir que lo tenía que cuidar.

──❀•❀──

La señora Kim no se caracterizaba por ser una mujer débil por lo mismo abrazaba con cariño a su pequeño que finalmente había logrado conciliar el sueño luego de horas en las que simplemente se había dedicado a llorar en la habitación de invitados.

Poco fue lo que logró de Seokjin, este aún no había explicado casi nada de lo que había pasado.
Lo único que Seokjin había pedido había sido una pastilla que lo ayudara a dormirse pronto y el señor Kim le había dado uno de los relajantes musculares que tomaba cada vez que estaba adolorido por las largas horas de trabajo.

La pastilla hace menos de 30 minutos que lo había logrado dormir y aún podía ver la nariz roja de su hijo, un moretón sobre su pómulo y su entrecejo fruncido que indicaba que no estaba del todo cómodo.

- Hable con mi hermano y ya me envió la licencia al correo - le comentaba su esposo bajito mientras entraba a la silenciosa habitación.

- ¿Por cuántos días? - susurraba para no despertar a su pequeño que estaba aferrado a su cintura.

- Tres - le contesta mientras tomaba un pequeño piso de madera y se sentaba al lado de la cama.

- Seokjinnie no puede seguir ahí - no había duda en su voz, como madre no permitiría que su hijo siguiera perdiendo la cordura en esa universidad.

- Se va a enojar si se siente presionando de nuevo - su esposo siempre había insistido en que Seokjin debía cometer errores y el mismo darse cuenta y solucionarlos. Por eso mismo casi nunca opinaba o se negaba a las decisiones de su hijo.

Pero sabía que Seokjin hace tiempo había superado la barrera de cometer simples errores y que esto se veía como algo más grave.

- Me da igual si quiere hacer una pataleta, un berrinche y gritar que me odia por sacarlo de esa universidad - lo podía soportar. Había soportado meses sin hablar con él - no volverá ahí, a mi hijo nadie le pega y lo humilla como lo lleva haciendo por años ese bastardo - y estaba vez levantaba más la voz cuando lo decía, la rabia volviendo a hervir en su sangre.

──❀•❀──

Aún no se aclaraba su mente de la bruma del sueño y ya sabía varias cosas.

La primera es que no estaba en su cama, la siguiente cosa que sabía es que había dormido con sus padres, recuerda los delgados brazos de su madre y los ronquidos de su padre que lo despertaron a media noche, también sabía que era tarde y que por consiguiente se había perdido las clases y la ultima cosa que sabía es que debería dar respuesta y era lo que menos le apetecía en este momento.

Porque la verdad es que quería bloquear y ocultar en algún rincón de su mente lo que había pasado la tarde anterior. Y por mas que intentará no pensar en el día anterior las imágenes, voces y gritos seguían llegando a su cabeza, ayer había sido un descontrol tan grande en su vida que no tenia ni la menor idea de como seguir de ahora en adelante.

- Creímos escuchar ruido - habían pasado varias horas desde que estaba despierto y finalmente había sido descubierto.

- No fui a trabajar - ese debía ser la menor de sus preocupaciones, pero en este momento era en todo lo que podía pensar.

- Tienes licencia por tres días - le informaba su madre que dejaba un bandeja de comida sobre su velador.

Sabía que su madre quería que se sentará en la cama y comenzará a comer, pero Seokjin no tenía hambre y el solo pensar en comer le quitaba la poca energía que tenía.

- Siéntate Seokjin, vas a comer y contarnos que fue lo que pasó ayer - esta vez fue su padre con voz firme el que habló y fue tan raro escucharlo así que Seokjin lentamente se fue sentando para recibir sobre sus piernas la bandeja llena de comida.

Tenía sed por eso mismo fue el jugo lo primero que desapareció, mientras ganaba tiempo para comenzar recordar y así explicarles todo lo que había pasado.

- Me pego - sabía que eso era una de las preocupaciones de sus padres, más cuando sentía su pómulo aún caliente por el golpe - pero nunca me había pegado - y se auto odio un poco cuando escucho que lo ultimo dicho sonaba como una justificación hacia el bastardo que se había atrevido a levantarle la mano.

- No puedes seguir - no fue una petición, fue un orden que salió directa de los labios de su madre.

Y si bien odia seguir órdenes, no era tan ciego, podía darse cuenta que eso no podía seguir así que estaba mal - no quiero seguir con él - fue capaz de aceptar y era algo que había dicho y pensado muchas veces, pero sólo por esta vez quería tener la esperanza de que esta vez de verdad podría mantenerse alejado de sus garras.

Teach Me ( KookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora