Había salido de la sesión. Esta vez no buscaba pelear por cada pregunta que le hacía su psicólogo.
Sabe que fue más fácil porque su disposición para la sesión era mucho mejor que la pasada. Y es que pasar días en el campo lo ayudaron a concluir que al final no saca nada con desquitar su enojo y frustración con alguien que no tiene la culpa.Y estaba de tan buen animo que cuando terminó la sesión, saco se su mochila una caja con frutillas que le regalo psicólogo.
No era muy ético, pero el hombre las aceptó muy agradecido sin quejarse.Había vuelto hace dos días a Seúl. Su abuela lo había enviado de vuelta con tantas cajas de frutillas que probablemente debería congelar algunas.
La anciana mujer insistía en que estaba muy delgado y pálido así que debía comer muchas para agarrar un color más rosado y saludable en su rostro.
La verdad es que Seokjin no tuvo energía para debatir con la mujer.No tenía a muchas personas a la que dárselas así que agarro una caja y se la dio al conserje amable que tenía turnos de noche, también compartió una con su vecina que siempre le regala premios a su gato.
Y llevaba dos envases más de frutillas en su bolsa.
Eran las más bonitas que había encontrado y se sentía avergonzado por pensar en solo una persona a la que debía dárselas.Avergonzado porque esa persona ya no le hablaba con la misma emoción que antes, porque esa persona tenía cosas más interesantes que hacer y probablemente porque Seokjin lo había logrado espantar con su inseguridad constante.
Y no lo culpaba. Jungkook seguía siendo tan amable como siempre, lo único que había cambiado es que ya no insistía en verlo.
Ya no le pedía que fueran al parque, al cine o a cualquier lado.
Ahora podía ver que el chico lo hacía con otras personas y eso no debería molestarle.Y creía que no le molestaba y si lo hacía intenta ocultarlo y no pensar mucho en eso.
Aún así ahora saliendo de la sesión iba camino al trabajo del chico.
Jungkook había sonado emocionado cuando le aviso que le tenía un regalo y le había dicho que después de la sesión lo fuera a ver al trabajo.Había llegado hace unos minutos al paradero de autobús que estaba a sólo unas calles de la cafetería donde trabaja Jungkook.
Reunió por minutos el valor que no sabía que necesitaba y le aviso que ya había llegado.En ningún momento miro hacia su alrededor, mantuvo su mirada en su celular y en los mensajes que aún tenía sin contestar, entre ellos había uno de Mao.
Se prometió contestarle antes de la hora de cena si o si.- ¡Estas rubio! - fue el grito que escucho y que lo hizo saltar casi tirando su celular.
Sabía que iba obtener una reacción de sorpresa.Su madre lo había ayudado a cambiarse el color del pelo.
Hace años no lo hacía, quizás antes había pasado por un castaño más claro, pero nada tan radical como el rubio que llevaba ahora.
Hasta para el propio Seokjin aún era extraño mirarse al espejo.Cuando se miro el pelo por primera casi tuvo un ataque al corazón por ver lo distinto que se veía, ahora que habían pasado los días se había amigado un poco mas con el reflejo que le devolvía el espejo - Tuve un ataque de querer cambiar - le explicaba a Jungkook que seguía de pie mirándolo con grandes ojos y con la mano estirada casi tocando su cabello - era esto o cortarlo - había tenido las tijeras en la mano, pero en el último momento se había arrepentido.
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Teach Me ( KookJin)
FanfictionAl final del día Seokjin dejaba caer esa fachada dura y de que nada le importaba y solo se acurrucaba con su gato. Jungkook nunca se había interesado en ver más allá de la mascara de seguridad y soberbia que demostraba el ayudante que le impartía lo...