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Y así comenzaba el último día de clases de la primer semana, decidida a hacer algo a lo grande.

Todos los viernes podíamos usar la ropa que queramos en lugar del uniforme, la noche anterior Pilar me prestó un short en color verde militar, era de esos que quedan sueltos pero ajustaban donde debían hacerlo. Yo tenía un crop top de morley blanco y con botones, odie el día que Sonia me lo compro, pero en este momento lucia increíble.

Mi remera resaltaba mi escote, el pantalón quedaba perfecto, todo se amoldaba a mi cuerpo pero sentía que me faltaba algo, sentía que siempre podía estar mejor. Ya no me conformaba con lo que veía, siempre necesitaba más.

—Esto es lo que te falta— me dijo Pilar, leyendo mi mente, y me extendió su mano, en ella había un pequeño y delicado collar, el dije era una pequeña serpiente plateada—Si ellas van a ser las plásticas, nosotras no podemos ser menos, vamos a ser las víboras— 

Me mostro que ella también tenía el mismo colgante en su cuello, extendió su mano hacía Lujan y también le entrego uno

—No me miren así, no es que yo sea intensa, es que ustedes son muy queribles— rio, yo rápidamente me abalancé sobre ella para darle un fuerte abrazo, Lujan, aunque odia el contacto fisico, también se sumo al abrazo

—Gracias Pili, nunca antes una amiga me había regalado algo— dije emocionada

—¿En serio? supuse que tuviste miles de amigas—  ella frunció el entrecejo

—Si obvio, pero nunca una como vos— mentí, nunca tuve amigas y punto. Pilar y Lujan eran las primeras.

—Gracias Pilar, que honor ser una víbora— rio

—Vi el dije y pensé en ustedes, en lo lindo que sería usar las mismas cadenitas — sonrió con dulzura —Ya se que soy re intensa y que literalmente nos conocemos hace cinco días, pero son las primeras amigas reales que tengo y espero que esto dure para rato—

Pilar Dunoff era un amor de persona, estaba confirmadisimo, no me equivoque cuando vi algo en ella. Luego de charlar un rato ellas bajaron a desayunar, yo preferí quedarme para maquillarme, me gusta impactar cuando entro a clases.

Aparte, tenía que pensar bien lo que iba a hacer, mi próximo movimiento, mi próxima jugada. Hoy es viernes, eso en el mundo de los adolescentes es una tentación para salir de fiesta, pero ¿por qué no hacer la fiesta yo? mamá esta en Brasil, la casa es solo para mí, podría invitar a todos a excepción del grupo de las divinas.

Anoté todas mis ideas en el diario intimo en donde siempre planeo cada jugada, lo que necesitaba, a quienes iba a invitar, que música pensaba poner y esas cosas, lo guarde y salí de mi cuarto decidida, baje a clases con mi plan casi terminado.

Todos en los pasillos me observaban, pero no se compara a las miradas y al silencio que se formo en el salón cuando yo entre. El profesor aún no había llegado, pero de todos modos se callaron.

—¿Paso algo?— pregunté confundida antes de entrar

—Estas hermosa coloradita— se escuchó decir, nadie noto quien fue, pero yo si, Joaquín Arias Parrondo, uno de los chicos más lindos del salón.

Camine lentamente moviendo mi cadera hasta donde estaban Guido y Tomás, Bustamante sonrió, supongo que creyó que iba a hablar con él. Pobre.

—Escurra, Lassen ¿podemos hablar?— alcé una ceja, ambos asintieron impresionados, boquiabiertos —A solas— aclaré, mirando fijo a Pablo

—Voy a hablar con mi novia—presumió él saliendo de su asiento, no puedo creer que todavía me duele cuando dice "mi novia" ¿Cuánto iba a tardar en superar esto?

—¿Qué paso, Mar?— preguntó Tomás confundido, yo me senté en el asiento de Pablo para poder contarles sin que nadie escuche

—¿Qué hacen esta noche?— ambos se miraron sin entender —Voy a hacer una fiesta en casa, vayan solos, no lleven a sus amiguitos y de lo posible lleven alcohol— sonreí —se suman ¿no?—

—Pero esta noche salimos con Pablo...— balbuceó el castaño

—No interesa, vamos a ir— afirmó Guido —Siempre salimos con Pablo, por una noche no se va a morir—

—Perfecto, les paso la dirección más tarde por instagram— me levante del asiento y comencé a dirigirme a mi lugar, cuando levante mi mirada se cruzó con la del rubio, el inmediatamente tomó a Mia y la beso frente a mi.

Yo lo ignore, tenía cosas mejores en las que pensar. Les comenté a los chicos mi idea y todos estuvieron de acuerdo, fuimos corriendo la voz y les pedimos discreción, todos a excepción de Mia, Felicitas, Victoria y Pablo estaban invitados.

También les avisamos a unos chicos de quinto y sexto, mientras más seamos mejor era. O aunque sea eso había oído. Nunca estuve en una fiesta.

Al salir de la escuela fui directo al shopping y decidí comprar algo al mejor estilo Pía, quizá hace una semana ni siquiera lo hubiera pensado, jamás me hubiera comprado algo así pero hoy sentí que esto era lo ideal para esta noche. Compré un pequeño top de metal, que a penas cubría mi torso, también compre una falda de jean. Me dio algo de vergüenza pensar en que esta noche iba a usar ese diminuto pedazo de tela pero ¿Qué mas da? también compre lenceria negra de encaje, supongo que no puedo seguir usando mis calzones de abuelita.

Al terminar llame a Manuel, él unico que si había ido a una fiesta antes, Luján viene de un orfanato, ella claramente no había ido a una antes, Pilar y Nicolás jamás habían sido invitados a una. Solo me quedaba el mexicano, era él único que podría ayudarme a saber que hacer.

Él vino a casa, compramos comida, bebidas, hielo, vasos descartables. Colocamos un equipo de música, luces y me ayudo a esconder en el cuarto de mamá todas las cosas de valor que podían robar o romper, escondimos todas las fotos que habían de nosotras y todo rastro de Marizza Rey. El cuarto de mi mamá se cerro con llave y yo era la única que tenía la forma de entrar. Manuel se duchó y se cambió, él debía recibir a los invitados. Yo fui a mi cuarto y me coloque mi nuevo conjunto de ropa, ondule mi cabello y me maquille, cuando termine de hacer esas tres simples cosas ya había pasado una hora y media, por lo que decidí bajar a la fiesta.

La música resonaba fuertemente en toda la casa, las luces de colores quedaban estupendas en la sala, puedo asegurar que habían más de cincuenta personas en mi casa, veía rostros conocidos, otros no tantos, pero mi mirada se perdió en una cabellera rubia. Pablo.

Bustamante estaba en mi fiesta, cuando pedí específicamente que nadie lo invite. A su derecha estaba Mia Colucci, arruinando mi noche perfecta.

Yo sabía que la presencia de estos dos muñequitos no iba a terminar en algo bueno.

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Buenas buenaaas

Aca esta el capitulo que me olvide de subir ayer ajsjsjajaj espero que les guste



The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora