XXXI

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Tomas y Pablo sostuvieron a Marcos, uno de cada brazo, yo me interpuse delante de Manuel para evitar que este avance.

Bajo la poca luz de la calle aún se podían ver las manchas de sangre en los dos.

Marcos tenía su camisa desabotonada, su boca sangraba y su puño también.
Manuel por otro lado se veía mejor, aun así, de su nariz fluía una gran cantidad de ese líquido rojo que tanto odio.

—¿Se puede saber que les pasa?— pregunté enojada

Ninguno respondió.

Marcos me sonrió presumido, eso no me sirvió para comprender la situación. Manuel bajo su cabeza, no fue capaz de mirarme a los ojos.
Clave mi mirada en Bustamante, esperando una respuesta. Pero el se veía casi tan confundido como Tomás y yo.
Habían muy pocas razones por las cuales mi novio falso y mi mejor amigo se peleen, y se que entre esas pocas razones estoy yo.
Aunque quisiera que no fuera así.

—¿Por qué carajos pelean?— volví a preguntar

—Sigue creyendo que tu lo quieres a él, y si se sigue haciendo el vivo lo voy a matar— dijo acercandose a él, para suerte de Marcos, el ojiverde freno a Manuel

—Marizza decile la verdad al taradito este, contale que te moris por estar conmigo— pidió presumido

—¿De donde sacaste eso, Marcos? Yo no quiero estar con vos— respondí enfadada

—¿Ves? Es mi novia, que te quede claro— le recordó Manuel, orgulloso

Aparte de pelearse por mi, esto era una pelea por quien tenía el ego más grande.

—Tampoco estoy muy segura de querer seguir con vos Manuel, me siento muy decepcionada de los dos—

—Yo me voy, no pienso escuchar ningún discurso— dijo Marcos algo enfadado

El entró nuevamente al local. Tomas lo siguió, segundos después.

—¿Quién empezó?— le pregunte a mi novio

—Pablo— señaló el

Yo los mire confundida

—Intenté separarlos solamente — se defendió el rubio

—El me dijo que Marcos le estaba diciendo a todos que vos y el son amantes—

—Eso es imposible — aclare

—Lo se, por eso lo fui a encarar —

—Y yo lo seguí solo para evitar que peleen— aseguró Pablo

—A ver si queda claro, mi novio sos vos Manuel, no creas nada de lo que te diga el resto— afirmé —Marcos es mi amigo, y si el no lo entiende es su problema, no el tuyo... ni tampoco el tuyo, Bustamante —

—Encima que intentó ayudar— se quejó y se alejo de nosotros, caminando hacia la otra punta de la vereda.

—Marizza ¿realmente no sientes algo por Marcos?— dijo una vez que estuvimos solos

—Si Manuel, no siento nada—

—Es que... siendo sincero, eres tan mentirosa que no se que es verdad y que es mentira contigo— rascó su nuca con nerviosismo

—Lo se, pero créeme que Marcos no me causa absolutamente nada—

—¿Y yo? ¿Yo te causo algo?—

—Manuel, vos sabes que esto es...—

—Es todo una farsa, ya lo se— me interrumpió —solo quiero saber si realmente tampoco sientes nada por mi, o si hay por lo menos una pizca de amor en ti—

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora