XV

772 68 16
                                    

Otro día conviviendo con gente hueca.

Era martes y me desperté para otro día de clases, por lo que tenía entendido hoy se verían en las encuestas de instagram quien pasaba a la próxima ronda de popularidad o algo así. Era ridículo pero todo lo que sea para molestar a los huecos me sirve.

Me coloqué la remera roja con el cuello celeste y el pantalón de jean, deje mi cabello suelto y me maquille sutilmente, me rocié mi perfume favorito y baje a desayunar ya que mis compañeras de cuarto se habían ido mucho antes que yo despierte.  Siempre soy la última en bajar, tardo mucho en despertarme y tardo aún más en prepararme.

Al entrar al bar vi a todo mi grupo desayunando, me senté junto a ellos y me pedí un café.

—Chicos yo me tengo que ir antes de que comiencen las clases— Pilar se levantó de repente —Tengo que pedirle algo a papá—

—¿Qué tenes que hacer Pili?— pregunté yo

Y en momentos así agradezco ser tan entrometida, me salvé de una situación peligrosa. Esquive un disparo dirigido a mi corazón —Tomás quiere el número de Lupita— había respondido mi amiga. Maldito sea Tomás Escurra y el día en el que me cruce con él. Un tiempo atrás me hubiera parecido tierno el gesto, pero no ahora, Tomás era una amenaza, una bomba de tiempo que en cualquier momento explotaría y la única que iba a salir perjudicada era yo.

Si llegaran a enterarse de mi verdadera identidad todo lo que había logrado esta semana se habría arruinado, mi plan estaría hecho trizas. 

Todos volverían a reírse de mi, ya no seria popular, sería el chiste del colegio, se que ya no le gustaría a nadie, mi verdadera yo jamás le agrado a los demás, mi personaje si. Todos me aman ahora, no puedo simplemente volver a ser Marizza Rey.

Por ese motivo me ofrecí a conseguir yo misma el número de la chica —Pilar, ese chico te esta usando, no podes hacerle un favor así— le dije para intentar convencerla, de todos modos no era una mentira, todo el mundo sabía que Tomás usa a la chica solo para pedirle cosas —Aparte, si le seguís pidiendo cosas a tu papá se va a dar cuenta de que lo estas usando a él, no queres pelearte con tu papá solo por Tomás ¿o si?

Pilar llego a la conclusión de que yo tenía razón, pero aún se sentía culpable por no poder ayudar a su enamorado, por lo que yo me ofrecí a averiguarlo, prometí conseguirle el número de Lupita y dárselo a Tomás.
Iba a ser fácil, solo tenía que darle mi número de teléfono anterior y pedirle a Pepa que me lleve mi antiguo aparato celular hasta la escuela.

En el primer recreo mi celular llego, le instalé whatsApp, puse de foto de perfil a un perrito y listo, ya estaba preparada para darle el celular de Lupita a Tomás.

Engañar a Tomás Escurra iba a ser lo más fácil que podría hacer, el plan era sencillo. Él iba a hablarle a Lupita y ella iba a ignorarlo, tan fácil como robarle un dulce a un niño, o tan fácil como Pablito... o bueno quizás no, nada es más fácil que Pablo.

En la segunda clase, la de economía, le pedí a Guido que me deje sentarme con Tomás un segundo, cosa que los sorprendió y molesto a Pablo quien estaba con ellos. Guido aceptó y fue a mi mesa durante esa hora.

—Te conseguí esto— le susurre mostrándole el papel con mi antiguo numero —Pero quiero saber para que la buscas ¿no te parece suficiente todo lo que le hicieron?—

—Si Marizza, me parece más que suficiente, por eso quiero buscarla, esa chica necesita ayuda y yo voy a darsela, vos jamás lo entenderías, no creo que te interese— dijo molesto

—No te equivoques Escurra, yo no soy como tu grupito, a mi me interesa y por eso conseguí el número, no es necesario que hables con ella, yo me voy a encargar de eso— aseguré, yo ya me había encargado de eso, desaparecí toda evidencia de Marizza Rey, alias Lupita, esa chica ya no existe y si no fuera por Tomás ni siquiera sería una preocupación.

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora