VI

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Comenzaba el segundo día de clases.

Hoy si baje a desayunar, Lujan y yo nos sentamos juntas, Luna fue con el grupito de los plásticos. Si, hoy se llaman así. Más tarde a nuestra mesa se sumo Pilar más confiada que ayer. Charlábamos animadamente hasta que vimos entrar a Manuel al bar. Él iba a sentarse solo en una mesa, pero un milagro ocurrió: Manuel Aguirre fue el elegido por los plásticos.

—Lo quieren para no quedar impar supongo— nos explicó Pilar —Cuando yo entre eran solo Mia, Pablo, Tomás y Victoria, después se fueron sumando. — era lo más bizarro que había escuchado ¿elegían como si fuera ropa?— El año pasado incorporaron a Luna, este año eligieron al chico nuevo, todos los años eligen a alguien—

—No lo puedo creer— dijo Lujan fastidiada —¡Son una maldita secta!—

Lo llamaron y Aguirre se acercó frente a ellos, pude ver como hablaban pero no lograba oír lo que le decían, el rostro del chico era serio, sus respuestas eran cortas y su expresión no cambiaba por más que la que lo estaba invitando era la mismísima Mia Colucci, cualquier persona en su lugar se sentiría en las nubes. Si Manuel en verdad era lo que yo creía el no iba a aceptar, el dijo que era mi aliado, no puede unirse a ellos.

—Este es mío— asegure —Los plásticos no me lo van a quitar— me levante de mi mesa y me fui acercando poco a poco a la de ellos. Oí los gritos de Pilar y Lujan pero no iba a detenerme.

¿Realmente vas a perderte esta oportunidad?— preguntó Felicitas asombrada, al parecer Manuel había dicho que no —Pensalo bien mexicano, casi nadie tiene el privilegio de ser parte de la elite del colegio— agregó Tomás. No podía dejar que lo persuadan, decidí acercarme a él

—Marizza— dijo en modo de saludo con una pequeña sonrisa al verme, automáticamente todos los plásticos me vieron también.

—Aguirre— asentí saludándolo —Te invito a desayunar conmigo ¿venís?— propuse con seguridad

—Manuel estamos hablando, ni se te ocurra irte con esta grasa— advirtió Mia, con el entrecejo fruncido

—Hasta acá se siente el olor a prostituta— agregó Victoria, si, ya había aprendido a diferenciarlas. Felicítenme. 

—Chicos me parece que el perfume no lo tiene ella, lo tiene él— dijo Guido extrañado, mientras se acercaba más a Manuel —El mexicanito tiene olor a mina ¿con quien estuviste, picarón?—

Diablos, Manuel llevaba puesta la camisa que me prestó ayer, él estaba usando algo con mi perfume. Creí que iba a desmayarme, él llevaba mi perfume impregnado en su ropa y seguramente también en su piel. Supuse que iba a mandarla a la lavandería o que iba a guardarla solamente, jamás pensé que pueda llegar a usarla con mi aroma en ella.

—Ahora entiendo por que no quiere estar con nosotros— Felicitas se levantó de su asiento y se paro en medio de nosotros dos —Los dos tienen el mismo perfume, seguro se revolcaron— se cruzó de brazos acusandonos.

—¿Qué pasa? ¿te molesta que no te hayamos invitado?— levanté una ceja —Si consideramos un trío te vamos a tener en cuenta— le guiñe un ojo, pude ver como a todos se les cayo la boca hasta el piso por el asombro, mientras que Manuel intentaba contener la risa.

—Gracias por la oferta, me siento halagado, pero Spirito y yo tenemos algo pendiente— puso su brazo al rededor mío y comenzamos a caminar hasta la mesa donde estaban mis compañeras

—¡Jamás ibas a encajar con nosotros, inmigrante ordinario!— exclamó Mia

Yo volví a sentarme junto a las chicas mientras que él fue a traer su desayuno y luego volvió con una bandeja y se sentó con nosotras, hasta nos había comprado un chocolate a cada una.

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora