XIII

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Marizza

Por suerte mi fin de semana no termino tan raro como empezó. El viernes dormí con Pablo y el sábado Manuel se me declaro. No hable con Bustamante lo que paso esa noche, porque en realidad no sucedió nada, y no hable con Aguirre sobre su repentino flechazo por mí.

Jamás supe si hablo en serio o no, cuando Barbie y Ken se fueron de mi cuarto entro Pilar corriendo entusiasmada, queriéndome contar como fue su primer beso. Así es, anoche dio su primer beso y nadie se esperaba que sea con Joaquín, realmente nos sorprendió. 

A eso de las cuatro de la tarde mas o menos Lujan y Nicolás fueron los últimos en despertar, decidimos desayunar/ almorzar/ merendar pizza a esa hora. Quisimos aprovechar los últimos días de verano y nos metimos en la piscina de mi casa un rato. No nos importo que ya no haga tanto frío. Manuel y Nicolás volvieron al colegio ese sábado a la noche mientras que las chicas y yo hicimos una pijamada. 

El domingo a la mañana Pilar fue a casa de sus padres después de que Dunoff casi le rogara que pase tiempo con ellos pero Lujan y yo salimos a pasear por la ciudad, cuando anocheció volvimos a la escuela. Fue el mejor fin de semana de mi vida, por más que la fiesta no salió como yo lo planeaba.

Y así comenzaba la segunda semana de clases, baje sola a desayunar, mientras pasaba por los pasillos todos murmuraban, me señalaban y unos cuantos me saludaron, era normal que yo reciba atención pero ¿por qué tanta? 

Me senté en una mesa y pedí un café, esperando a que llegue alguno de los de mi grupo. 

Guido Lassen llego corriendo hasta mi mesa, yo lo mire confundida. Este día no podía empezar más raro.

—No digas nada, escúchame— pidió acelerado mientras se sentaba —Me dijo Fernanda, que le dijo Juan, que escuchó a Vico decirle a Luna que Mia le contó a Feli que escucho esta mañana cuando Pablo le confesó a Tomás que vos y él curtieron el viernes en la fiesta—

—¡¿Qué?!— chille, no podía creer lo que estaba escuchando. Ahora entiendo por que todos me miran hoy. Arrancó con todo la mañana.

—Ya lo sé, no puedo creer que Pablo se lo contó a Tomás y no a mí— bufo —Y tampoco puedo creer que curtiste con la rubia y no conmigo ¡yo no se lo hubiera contado a nadie!—

—Yo no curtí ni voy a curtir con nadie ¿de que mierda hablan?— dije al borde de la desesperación

—Desde la fiesta del viernes que todos estan hablando de ese rumor y esta mañana se confirmó— se encogió de hombros —¡Toda la escuela esta hablando de vos!—

No podía creer lo que me decía, Pablo Bustamante sabía muy bien que entre él y yo esa noche no paso nada, me quede dormida a su lado pero eso no significa nada ¿por qué me hacía esto? yo quería ser popular, pero no de esta forma.

—Es todo mentira Lassen, tu amiguito estaba ebrio y yo lo ayude, nos quedamos dormidos y al otro día Colucci lo fue a buscar a mi casa, no paso nada más— aseguré firmemente

—Esta bien, yo te creo Marizza, pero vas a tener que explicárselo a todo el colegio, somos aproximadamente doscientas personas más. Vos y yo sabemos la verdad así que solo te quedan...— empezó a contar con sus dedos —Ciento noventa y ocho explicaciones más—

—Yo no lo puedo creer— dije atónita

—Y eso no es todo, también me dijo Diego que escucho decir a dos chicos de quinto que Belén dijo que Joaquín le contó a un chico de sexto que vos lo dejaste por ir a hacer quien sabe qué con Pablito—

—¿Entonces Bustamante y Arias Parrondo empezaron con los rumores?— levante una ceja

Guido asintió temeroso, a pesar de ser un idiota él fue el único que vino a decirme lo que se rumorea acerca de mí y eso lo valoro mucho. No iba a desquitarme con él, Guido Lassen era solo un eslabón en una gran cadena. Una cadena que esos dos nenitos rubios y mimados empezaron.

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora