XVI

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Apenas terminaron las clases salí casi corriendo del curso para seguir a Manuel, cuando lo alcancé me puse frente a él.

—¡Te invitó a almorzar!— exclamé agitada de tanto correr, el solo asintió con una risita

Fuimos a la cafetería de la escuela, casi en silencio. Bueno, en realidad, él estaba en silencio porque yo no dejaba de hablarle. Me sentía nerviosa por más que no lo quiera estar, en mi defensa, esta era la primera vez que un chico se me declaraba y lo peor es que ni siquiera estaba segura de si era verdad o un invento. 

Era incómodo, por lo que en un camino de cinco minutitos le charle sobre mil temas, sobre lo mal amigo que era Pablo con Tomás, le conté que Escurra creía ser amigo de Pilar solo porque le pedía favores, también le conté sobre los rumores de que me acosté con Pablo y sobre como le dije a sus amigos que él era impotente. Por último le conté como lo enfrente y que nos declaramos la guerra. No entendía como podía existir una persona tan nefasta como Bustamante.

Manuel solo asentía a todo lo que yo decía, a veces sonreía o me decía cosas como —Tienes razón—, —Tal cual—, —Si—.

Y claro ¿Cómo iba a responderme? si de lo único que le hable en todo el camino hasta el bar fue de Pablo. Si este chico realmente estaba interesado en mi como dijo estarlo, en este momento seguro que esta algo desilusionado porque solo le hable de mi enemigo.

Cuando llegamos el se sentó en una mesa para dos y yo fui a pedir nuestra comida, terminé eligiendo un sándwich de jamón y queso para él y unas papas fritas para mi, al ser vegetariana ninguno de todos los sándwiches que hay es apto para mi —pleno siglo XXI y todavía no hay una opción vegetariana en las escuelas— una vez que tomé las cosas, también elegí dos gaseosas, las pague y fui a sentarme con Manuel, le extendí lo suyo nerviosa.

—Creo que nos debemos una charla ¿no?— elevó una ceja —Y no exactamente sobre Pablo—

Al parecer si le había molestado.

Yo me removí en mi asiento y abrí la lata de gaseosa, no sabría decir si hace mucho calor o si estoy demasiado nerviosa. Comencé a tomar la bebida como si nunca hubiese tomado.

—Hablemos— afirme segura

—El sábado nos hicimos los idiotas y no hablamos de algo importante, Pilar nos interrumpió y tu y yo no volvimos a estar a solas para poder charlarlo— me recordó

—Si, y no ayuda mucho que vos me estes evitando desde el sábado— me encogí de hombros —Noté que me esquivas Aguirre, no soy tonta—

Y era verdad, él estaba raro conmigo, no se como describirlo, pero desde que paso lo que paso no volvimos a estar a solas como la semana anterior. Esta bien que nos conocimos hace muy poco, pero justamente dejamos de hablar desde el momento en el que se me declaro. Yo podría haber actuado como si no hubiera pasado nada, últimamente soy buena para actuar, pero ni siquiera tuve la oportunidad.

—Lo admito, trate de evitarte estos días— me sorprendió que no lo niegue —Es que fue una situación extraña ¿no te parece?—

Yo lo observe mientras que llevaba el sándwich a su boca, él esperaba una respuesta, pero me costaba hablar, odiaba tener que pasar por una situación así, odiaba la idea de estar flechada por alguien. Por suerte este no era mi caso... ¿o si?

—Demasiado extraña— concordé mientras tomaba una papa —No logro entender lo que paso aún—

—¿Puedo preguntar algo sin que te enojes?— 

Esa era una señal para enojarme.

—Vos pregúntame, yo veré como me lo tomo— me encogí de hombros. Siempre dije que este chico me era difícil de descifrar, he aquí, el gran ejemplo de a lo que me refiero. No logró y quizás nunca lograré entender de que forma le gusto.

—¿Tu realmente tuviste relaciones con Pablo esa noche?—

Me ahogue con la papita que estaba en mi boca, no me esperaba esa pregunta. Comencé a toser desenfrenadamente, tuve que tomar un poco de gaseosa para recomponerme.

—Odio que me pregunten sobre eso, lo sabes— puse los ojos en blanco —Él estaba borracho y me pidió ayuda, yo se la di y nos quedamos dormidos, después nos encontraron ustedes y el lunes Pablo corrió el rumor de que paso, pero en realidad no paso nada—

Manuel asintió avergonzado, odio que haya puesto en duda lo que le dije el sábado, yo le asegure que no hice nada. De todos modos, no tengo por qué darle explicaciones.

—¿Marizza? ¿Manuel?— nos llamó una chica, se veía menor que nosotros —Ustedes son los semifinalistas ¿no? seguro que le ganan a Pablo y a Mia—

Cierto, el maldito y absurdo concurso de popularidad.

—Si, somos nosotros— confirmé

—¿Ustedes son novios?— preguntó ilusionada —¡Son hermosos! hacen una re linda pareja—

Yo iba a negarlo, pero Manuel me gano de mano

—Muchas gracias, linda— le guiñó un ojo

—Mis amigas y yo vamos a votar por ustedes, son mejores que los otros chicos— nos sonrió y se fue a otra mesa con su pequeño grupo

—¿Ahora somos novios?— eleve una ceja —No me había enterado—

—Su entusiasmo me conmovió, no podía decirle que no— sonrió —es solo una niña—

—¿Vos te das cuenta de que si fingimos ser novios, todos nos van a votar? vamos a ser los más populares, Aguirre—

—No entiendo que tiene que ver eso con la popularidad— frunció el entrecejo

—Yo te explico, la popularidad de Mia Colucci se basa en tres cosas— tomé tres papas fritas y las aparte en la mesa, él me miraba atento —En primer lugar, es ser la más linda, y yo eso ya se lo quité— corrí una papa frita —En segundo, ser la mejor bailarina, eso también se lo quité— saque otra papa —Y por último, salir con el chico más lindo— señale la última papita

—¿Piensas quitarle a Pablo?— elevó una ceja

—Nop, pienso fingir que sos mi novio— me encogí de hombros —Pablito podrá ser rubio y tener unos ojitos del color del cielo, tiene una mirada dulce y una sonrisita compradora...—

—Bueno, gracias por lo que me toca— respondió molesto —sus ojos son literalmente transparentes, me da miedo ese tipo, no se que le ves de lindo ¡es perturbador!—

—Pablo podrá tener todo eso, pero ¿de que sirve tanto si es una basura de persona?— fruncí el ceño —No te enojes, pero tus ojos chocolates, tu sonrisa honesta y ese acento precioso que tenes, sumado a lo simpático, divertido y dulce que sos, le gana por goleada a Pablito—

—¿Entonces...?—

—Entonces, quiero seguir lo que vos empezaste— aseguré —Vos dijiste que yo te gustaba para molestar a los sin cerebro, yo quiero lo mismo, socio—

—¿Tu piensas qué...?— tiró una frase inconclusa, su confusión era muy notable —¿Cómo te diste cuenta... socia?— sonrió con incomodidad

—Es obvio que yo no te puedo gustar, se que querías hacerlos enojar y lo lograste— sonreí orgullosa —Al final sos como yo, queremos lo mismo—

—A ver si entiendo ¿entonces quieres que finjamos ser novios?—

—Si, con esto vamos a terminar de destruirlos—  guiñé un ojo —¿Aceptas, socio?—

—Acepto, socia—

—Igual voy a poner condiciones, como primera regla, no enamorarse— dije seria —Nada de besos a menos que sea en caso de vida o muerte y no podemos decirle a nadie que es mentira, solo vos y yo podemos saber esto ¿esta claro?—

—Esta claro— repitió —mi amorcito— 

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Buenas!
No se olviden de decirme que les pareció!

Gracias por todo el apoyo que le están dando

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora