XLI

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Volteé mi cabeza, con miedo.

Mierda. Mierda. Mierda.

¿Por qué esto me estaba pasando justo a mi? No, mejor no quiero saber la respuesta.

—Mia...— susurró Manuel con preocupación, gesto que me llamo la atención ¿desde cuando le preocupa tanto Mia Colucci?

Allí estaba la rubia, con sus ojos cristalizados, aguantando las lágrimas que poco a poco comenzaron a escapar. Mierda.

Sentí un nudo en mi garganta y un dolor inmenso en mi estómago. Yo no quería que Mia Colucci se entere. O por lo menos no de esta manera, no soy yo quien debía decirle la verdad.
Diablos ya ni siquiera se si me interesa seguir con esta venganza. Solo quiero irme a casa de una buena vez.

—Marizza...— dijo nerviosa— ¿vos estas segura de...?—

No podía mentir, aunque a esta altura soy experta en las mentiras. La verdad podría destruirla, lo se, pero merece saberlo.

Inhale y exhale.

Era hora de tirar la bomba y que todo explote de una vez.

–Me lo confesó Vico, el sábado— expliqué apenada —Ella había tomado mucho, y bueno... me lo dijo—

Baje la mirada. No era capaz de ver como la dejé.

—¿Y vos con Pablo también... — hizo unas señas extrañas con sus dedos —Tuvieron relaciones?—

—No— aseguré nerviosa —Fueron solo un par de besos... —

Cuando Pablo lo decía no sonaba tan cruel como ahora.
Le reste importancia, me encantaba que sea algo prohibido hasta que vi lo que cause en ella. Ahora sentía mucha vergüenza.

—Igual que Felicitas— dicho esto rompió en llanto, y Manuel casi corrió a abrazarla.

Sollozaba sin parar, su llanto podría escucharse hasta en la oficina de Dunoff.

—Tranquila— le susurró él, besando su cabello.

El primer día de clases yo soñaba con esta imagen. Mia colucci, destruida, llorando delante de mi.
Pero en este momento no encontraba las palabras justas para lograr que deje de llorar.

—Perdón, Mia, en serio perdóname— dije yo —No quería que te enteres, mucho menos así—

—¿Perdón? ¿Ahora te acordaste de pedirme perdón?— dijo incrédula —Pablo era mi novio ¡y vos te metiste con el!—

—Ya lo se, y se lo mal que esta eso, pero no pude resistirme— conteste —Pablo me gusta y yo no pensé...—

—¿Te enamoraste de el?—no respondí, baje la mirada avergonzada —No puedo creer que seas tan idiota como para enamorarte de Pablo Bustamante— rio irónica mientras secaba sus lagrimas —¿Qué pensas? ¿Qué con vos va a ser distinto? ¿pensas que te va a querer? No seas idiota Marizza —

—Puede ser...—susurré

—El te va a usar y te va a tirar... y si llegan a estar juntos te va a engañar igual que lo hizo conmigo ¿en serio no te das cuenta?— nuevamente me quede en silencio
—Sos una estúpida— aseguró —somos dos estúpidas por creer en él —

—El único estúpido es Pablo—dijo Manuel

—Aprovechaste que yo no estaba para meterte con mis amigas y mi novio, les llenaste la cabeza en mi contra... ¿quien carajos sos Marizza? ¿Qué queres de mi?— preguntó con desesperación

—No puedo contestarte eso— negué con seriedad

—¿Por qué no? ¡¿QUIEN MIERDA SOS?!— grito intentando acercarse a mí, se que quería golpearme, lo note en su expresión pero Manuel fue más rápido que ella y la sostuvo para evitar que se mueva.

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora