XXXIV

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8Al día siguiente me desperté, me maquillé y peine. Estaba tan acostumbrada a eso que ya era parte de mi rutina.
Decidí usar la camisa blanca y una falda de jean.

Escribí algunos apuntes en mi diario, unas pocas ideas que tuve anoche y una que otra observación.
Luego baje a desayunar, en la cafetería ya me estaban esperando ambas parejas de huecos.
Felicitas, Guido, Victoria y Tomás.
Hicieron señas para que me siente junto a ellos y eso hice.
Ya los tenia comiendo de la palma de mi mano.

—Te pedimos un café con tres gotitas de leche, obvio que descremado y con edulcorante— dijo Felicitas

Y claro, no era dificil darse cuenta que esto en realidad era lo que pedía la estupida de Mía. No me desagrada el café, pero prefiero tomar mate a la mañana.
Claro que con ellos no lo podía hacerlo.

Pero esto me hacia notar mi nueva realidad. Ellos me ven como el reemplazo de Mía Colucci. A mi no me molestaba, pero tampoco me agradaba del todo esa idea.
Yo quería que se olviden de ella.

—Gracias— sonreí —¿Y Luna?—

—Esta allá— señaló unas mesas más adelante. Victoria la miraba con odio.

Luna estaba junto a Manuel, Pilar, Lujan, Marcos y Nicolás.
Y yo moría por estar ahora con ellos.
Se reían por todo y ninguno dejaba de sonreír. Tomaban mate, jugaban a las cartas.

Al parecer hasta Manu y Marcos se llevaban mejor. El problema ahí era yo.
Una vez que me aleje de ellos todo estuvo mejor. Fue lo único bueno que logré hacer, alejarme.

Me parece increíble pensar que yo los junté y ahora soy la única que no formaba parte de ese grupo.

—¿Qué hace con esos idiotas?— pregunté

—No lo sé, pero así ves la verdadera cara de las personas— se quejó Felicitas —Gracias a nosotras Luna Fernández es alguien en esta escuela... pero bueno, ella sólita se hundió con ese grupo—

—Ya va a volver... todos vuelven— aseguró Guido

—Pero no debería volver— agregué yo —No después de traicionarlos—

Si aunque sea una persona podía alejarse de los huecos y poder estar en paz sería Luna.
Y yo haría lo posible para que no vuelva a caer aquí. Se que esta mejor con los otros chicos.

Seguimos hablando unos minutos más hasta que llegó Pablo a la mesa. Tal como Felicitas me trajo mi desayuno, Guido hizo lo mismo con él.

—Como te decía, Mar— hablo Vico —Luna es bastante mosquita muerta, pero parecía ser buena amiga—

—¿Mosquita muerta?— pregunté confundida

—Claro, se víctimiza todo el tiempo pero al final solo es un insecto— explicó Feli

—Las chicas tienen una descripción para cada una— me dijo Pablo, divertido

Era extraño que el me hable sin tratarme mal o intentar propasarse.

—¡Si!— chilló Victoria — Luna es una mosquita muerta, Lujan es super marimacho, Pilar una virgen buchona, Fernanda es careta y falsa y Belén es la chica mas idiota que haya pisado esta escuela—

Dios mío. Si antes creíamos Lujan, Pilar y yo que eramos unas víboras venenosas, no quería ni pensar que eran las plásticas.
Ellas realmente destilaban veneno.

—¿Y yo?— les pregunte —¿A mi que descripción me eligieron?—

Ellas se miraron entre sí, sin querer meter la pata hablando de más.

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora