XXV

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—Marquitos ¿a vos te parece bien esto?— pregunte cruzada de brazos

Aun no se como, pero evite que los preceptores nos vean, Marcos y yo terminamos charlando en mi habitación, el estaba recostado en mi cama mientras me oía quejarme. A la mierda Pablo y el profesor, yo tenía cosas más importantes que hacer.

—¿Qué cosa?— elevó una ceja

—¡Esto! Aparecer así... después de dos años sin vernos— suspiré— hace dos años que no se nada sobre vos y ahora resulta que estudiamos juntos—

—Marizza, yo no fui el que se mudó a la otra punta... vos te fuiste y hace poco mamá se enteró que volviste—

—¿Y por eso quiso que estudies acá?—

—Me encerraron pupilo porque sin querer prendí fuego el auto de papá... era esto o meterme preso— dijo restando importancia al asunto

—¿Como podes prender fuego un auto "sin querer"?—

—¿Alguna vez intentaste hacer un asado?— yo negué con la cabeza —digamos que como no encendía el carbón decidí echarle nafta... solo quedaron las cenizas del pobre auto—

—Seguis siendo un desastre— sonreí

—Hay cosas que no cambian nunca— se encogió de hombros —¿y a vos que te paso? Jamás imaginé que eras de la clase de chicas que se encierran con un tipo en un salón— elevó una ceja

—Jamás me encerraria a propósito con ese muñequito de plástico... lo odio, te juro que lo odio—

—Los que se odian se aman— 

—No digas boludeces, me voy a enojar— 

—Bueno, bueno... mejor contame ¿qué se siente ser la hija sexy de Sonia Rey? debes ser una especie de leyenda acá ¿no?—

—Nadie sabe que soy hija de Sonia, ese nombre esta prohibido acá adentro—

—¿Por qué? si tu mamá es lo más— frunció el ceño

—Por eso mismo, Marcos... se que me compararían con Sonia, toda la vida me paso, a demás, encontrarían mis fotos—

—¿Y cual es el problema?—

—Vos más que nadie sabes cual es el problema, era fea, horrible... si alguien encuentra mis fotos de hace tres meses atrás eso sería mi fin ¿entendes? —

—En realidad no ¿qué te importa lo que piensen?—

—Tengo una reputación acá adentro, Marcos, espero que lo comprendas y guardes mi secreto—

—Ni siquiera entiendo que es lo que tengo que guardar ¿el nombre de tu mamá?— 

—Que me conoces, todo mi pasado, por favor,  fingí que me acabas de conocer... no te imaginas el daño que me podes causar si alguien se entera quien soy—

Marcos me miraba confundido, mis palabras no parecían llegarle como esperaba.

—Tu noviecito vio que nos conocemos—

—Pablo no es mi novio, solo te pido que nadie sepa quien soy, solo soy lo que ves, nada más, nada menos ¿si?—

Manuel, Lujan y Luna sabían que yo era otra persona cuando llegué acá, aunque solo Lujan sabe quien es mi madre, Tomás conoce a mis dos versiones, aunque ni siquiera sospecha que somos la misma persona, Pilar solo me conoce a mí, y el resto solo sabe adularme. 

Pero Marcos Soria Aguilar tenía mucha más información que todos ellos juntos, lo conocí a los seis años, su mamá y la mía eran muy amigas, por la mañana Marcos y yo estudiábamos juntos, por la tarde jugábamos en su casa o en la mía, era divertido. Huía a la casa de Marcos cuando mi supuesto padre (que de padre no tiene nada), llegaba y peleaba con mi madre (que tampoco es tan buena pero es mejor que Spirito), fue mi mejor amigo un par de meses, hasta que mis papás se separaron y a Sonia Rey se le ocurrió la maravillosa idea de viajar por todo el mundo.

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora