IX

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Jueves. Cuarto día de clases, un día más sin destronar a los chicos sexys. Un día menos para ejecutar mi venganza.

Me desperté, desayune con mi grupo anti grupo sexy, nos reímos de absolutamente todo y fuimos a clases. Nos sentamos como el día anterior, nos preparábamos para la clase de economía cuando el profesor llego acompañado del director y un alumno nuevo. Todos se quedaron en silencio para oír al señor Marcel Dunoff, alias Hitler, alias el chancho.

—Buen día alumnos, tengo el agrado de informarles que se reincorpora a partir de hoy el alumno Nicolás Provenza, el estuvo ausente esta semana por unas vacaciones familiares— aclaró señalando al chico —Espero que le den una cálida bienvenida—

Todos se quedaron en silencio, sin pronunciar ni una sola palabra. Voltee a analizarlos, la mayoría estaban concentrados en sus propios pensamientos, nadie le prestaba atención al chico nuevo, y los que lo observaban no parecía importarles. Provenza bajo la mirada, lo note nervioso. Y claro, el es como Pilar, lleva mucho tiempo acá pero no logra adaptarse, es horrible estar en una escuela sin amigos. Lo sé por experiencia propia.

—Pueden aplaudir, denle la bienvenida a su compañero— los incitó el profesor, pero nadie emitió ni un solo ruido, me daba asco la gente de esta escuela de porquería, se notaba a leguas que este chico estaba mal ¿qué les cuesta recibirlo bien?

Yo me puse de pie, sin saberlo Manuel también lo hizo casi al mismo tiempo, como si estuviésemos conectados por telepatía. Comenzamos a aplaudir, Nicolás nos miraba extrañado, el pobre chico ni siquiera nos conocía, a nuestro intento de saludo se le sumo Lujan, seguida de Pilar. Ahora estábamos los cuatro de pie. 

Luna fue la primera de otro grupo en unirse, Tomás también se animo, Fernanda y Diego se sumaron a los aplausos y en un abrir y cerrar de ojos todo el curso estaba de pie aplaudiendo a Nicolás quien estaba rojo de vergüenza. 

—Muchas gracias— dijo nervioso, con una gran sonrisa. Estoy segura de que el no se esperaba algo de este estilo.

Camino hasta la mesa que estaba frente a Manuel, esto era bueno, oficialmente Nicolás iba a ser de los nuestros, no iba a caer en las garras de los rubiecitos siniestros y su grupito hueco. Nicolás no iba a volver a ser su víctima.

—Hola— le hablo Manuel una mesa detrás de él, Nicolás se volteo y nos vio a nosotras también—Soy Manuel Aguirre, soy nuevo—

—Soy Nico, un gusto— sonrió

—Yo soy Marizza— me acerqué a ellos —Esa rubia infernal es Lujan Linares y a Pili supongo que ya la conoces— reí

—Si si, muchas gracias por la bienvenida— rio nervioso —por suerte este año entro gente con más de una neurona a este colegio—

Nicolás era simpatico, gracioso. El y Pilar eran el claro ejemplo de lo que hacían los sexys, los dos son personas agradables, pero por sus familias o por sus creencias los apartaban, los juzgaban sin siquiera conocerlos.

Hablamos toda la clase con el chico nuevo, nos contó que viajó al sur con su familia y que por el mal clima el vuelo se atraso dos días, el martes llego a su casa pero como no quería volver a la escuela recién hoy decidió incorporarse. Su padre es empresario y su madre es ama de casa, hace un año entro en esta escuela y no le queda otra que venir por más que este todos los días solo. 
El año pasado tuvieron más compañeros así, gente como ellos. Pero nadie soportaba el trato que les daban, ninguno toleraba a Mía y a Pablo, todos terminaban yéndose.

—No vas a estar más solo— le sonrió Pilar —Estos tres son lo mejor que le paso a este curso— nos señalo

—¿Por qué no se juntan con el grupo de Pablo y Mia? ustedes cumplen con todos los requisitos— frunció el seño

The actingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora