Capítulo 9

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Llegamos a casa de Esteban, entré, subí las escaleras y me senté en el sofá esperando que él subiera.

—Te puedo pedir un favor?. —Hizo cara de bebé

—Qué quieres?. —Volteé a mirarlo

—Me puedes hacer un caldito?. —Puso sus labios como si estuviera triste

—En serio Esteban?, para eso me trajiste ¿verdad? Que interesado. —Volteé los ojos

—Por favorcito Princesa, si? Si? Si?. —Dijo insistente

—Ya! Sólo porque me caes bien te lo voy a hacer. —Me levanté del sofá

—Eres la mejor!!. —Se tiró en el sofá

—Si claro. —Dije sarcásticamente en tanto me dirigía a la cocina

—Sabias que te amo mucho?. —Volteó a verme y sonrió

—Ya lo sé, yo también, eres el mejor amigo en todo el universo, ¿si sabías?. —Respondí y sonreí de oreja a oreja

—Lo sé, soy el mejor. —Respondió entre risas

—Tienes mucho mercado para ti solo. —Dije y alcé una ceja —O es que ya traes a otras personas?. —Pregunté con mucha intriga

—Claro que no, es para mi solo, y... Para ti... Para los dos. —Suspiró

—Vaya!, te creí de inmediato... Bobo.

Me volteé nuevamente, abrí el refrigerador y saqué todo lo necesario para hacer el caldo más potente, piqué todo y puse hacer el caldo. Mientras tanto me senté en el comedor y recosté mi cabeza en la mesa, mirando hacia Esteban.

Se veía bastante ebrio, ¿cuánto había tomado? Nunca se había embriagado tanto desde hace 2 años, siempre tomaba pero no hasta ese límite. Parecía un niño, sentado en el sofá con su cabeza recostada hacia atrás y sus manos abiertas, con el televisor encendido.

Pasaron los minutos y apagué la estufa, agarré un plato hondo y serví el caldo, le puse cuchara y me dirigí hacia la sala, exactamente en frente de Esteban.

—Mira, ya te hice el caldo. —Estiré mis manos con el plato en ellas

—Me lo das? Porque creo que si tomo el plato se me va a voltear todo. —Levantó su cabeza y me miró a los ojos

—Pareces un niño pequeño. —Insinué

—Contigo siempre soy. —Sonrió pícaro

—Si, eso veo, te aprovechas de mi.

—Eres una mamá regañona, por eso me aprovecho. —Me agarró de la cintura y me sentó en sus piernas

—Tu eres bastante fastidioso Esteban, ¿si lo sabías?. —Le di una cucharada de caldo

—Ummm, siempre me lo dices. —Dijo mientras mandaba

—Ya, ya, toma pronto el caldo y vete a dormir. —Sugerí

—No tengo nada de sueño. —Contestó mirándome a los ojos

—Bueno entonces me iré a dormir yo. —Dije haciendo musarañas

—De verdad? Me dejarás solo? . —Se acercó a mi rostro moviéndose de lado a lado

Se acercó demasiado a mi cara, nos miramos fijamente a los ojos por unos instantes, y nuestros labios estaban bastante cerca.

Se acercó demasiado a mi cara, nos miramos fijamente a los ojos por unos instantes, y nuestros labios estaban bastante cerca

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