<Sara>
La sensación de hacerlo en la Universidad era otro nivel. Me encantó sentirlo de nuevo, ya no podía aguantar más, tenía tantas ganas de tener sexo con él.
Estaba ansiosa de que se terminara la clase, tan sólo faltaban 5 minutos así que lo miré y le sonreí mientras señalaba mi pequeño reloj.
El profesor terminó la clase, ya nos podíamos ir. Me levanté rápidamente de la silla y tomé mi bolso dirigiéndome hacía Cristian.
—¿Vamos?. —pregunté y sonreí
—Sara, Cristian. ¿Podemos adelantar el trabajo hoy? Podemos ir a sus casas o a la mía. —dijo Ángela
—Lo siento, hoy tenemos planes, no podemos en este momento, quizás mañana o más tarde, yo te aviso. —respondí
—¿De verdad?. —preguntó —Esta bien, entonces me avisan cuando podamos reunirnos para hacer la tarea.
—Si.. Lo siento. —dijo Cristian
—Deja de disculparte por todo, mejor vamos.
Tenía estrés de que hiciera tanta mañana alistando su bolso, tenía ansias de tocar su cuerpo, quería que me llenara de inmediato.
—Vamos. —se levantó
Caminamos lo más rápido que pudimos hasta llegar al parqueadero de la Universidad.
No aguanté y me lancé hacia él, besándolo con pasión, quería sentir sus labios su cuerpo, tenía un inmenso deseo de tener sexo con él.
—Sara... Aquí no, vamos al apartamento. —dijo con voz agitada
—Vamos. —dije al ver cómo se marcaba su masculinidad
Llegamos al apartamento y sin si quiera haber terminado de entrar ya nos estábamos besando como locos. Ambos teníamos deseo de nuestros cuerpos.
¡Carajo! Aveces no entendía por qué mierda deseaba tanto su cuerpo, parecía una acosadora, parecía que siempre fuese yo quien lo violara; pero es que era su maldita culpa por tener ese cuerpo tan jodidamente delicioso.
Sus grandes y suaves manos pasaron por todo mi cuerpo, desnudándome completamente, me acostó en la cama con delicadeza, sus ojos se veían ansiosos por probarme de nuevo.
Se bajó el pantalón rápidamente, se abalanzó encima mío y empezó a besarme el cuello, esta vez por fin era él quien me embestía. Sus ojos lujuriosos se podían notar a kilómetros.
Sacó su grandísimo miembro y con su mano lo sujetó mientras lo metía en mi feminidad. ¡Por Dios! El sólo sentir como lo metía me hacía excitar, cada vez lo deleitaba más. Sí, quizás me había vuelto loca, había perdido la cordura por siempre, y todo por culpa de su exquisito cuerpo.
—Dame duro. —susurré con mi voz agitada —Lo más fuerte que puedas. —exigí
Sus mejillas se sonrojaron, él sólo asentó la cabeza y empezó a mover su cuerpo con rapidez. Se lograba escuchar el choque de nuestras pieles acompañado con nuestros gemidos.
Nuestros cuerpos se entrelazaban como nunca, la conexión era inexplicable, el deseo del uno al otro era impresionante, la lujuria y el deseo de nuestra carne era complacencia.
Se movía tan fuerte que no podía parar mis gemidos, pero fue más inevitable controlarlos cuando posó su mano sobre mi intimidad, moviendo sus dedos en mi clítoris, mientras con su gran pene adentro se movía con fuerza. No podía parar de gritar, no podía controlarme, estaba completamente excitada, sabía que no podría aguantar más y pronto llegaría al clímax.
Empecé a escuchar sus fuertes gemidos cuando empezó a moverse en forma de círculo dentro de mi, mi cuerpo sintió gozo y empecé a mover mis caderas con desespero, se sentía tan placentero, se sentía simplemente delicioso y exquisito, no quería que parara sus movimientos, sentía un disfrute increíble. Cada vez me volvía más demente por su cuerpo, cada vez sentía más deseo de él, no entendía, simplemente no entendía, pero lo disfrutaba con placer.
—Aaahhh!!!. —grité en gemidos, ya no pude aguantar más
Había llegado al éxtasis, gemí exhausta intentando cerrar mis piernas con fuerza. Sus movimientos se hicieron más acelerados, sus choques eran más fuertes. Mis gritos se hicieron con llantos y con mis manos sujeté su espalda apretándolo fuertemente, logrando rasguñar un poco de su piel.
—Ya... Para C-Cris-tian... ¡Aaahh!. —gemía, estaba llorando de placer
—No... No quiero parar. —con su voz suave jadeó
Se escuchaban los choques fuertes como nuestra piel se juntaba, retumbaba el sonido en aquella habitación, mis gemidos en llanto y los suyos eran la música de ese momento.
Su penetración y sus dedos aún acariciando mi clítoris, su mano derecha sujetando mi pezon. Mis manos apretando su espalda con fuerza, rasguñando cada vez al sentir su movimiento de adentro hacia afuera. Estaba sintiendo un orgasmo de nuevo, iba a correrme otra vez, no podía más, simplemente no podía.
Gemimos de placer, logrando llegar al clímax juntos, nuestros fluidos se juntaron y se derramaron por mis muslos. Él aún con su masculinidad adentro, se desvaneció encima mío, estaba cansado, su respiración estaba agitada. Su cabeza calló en el medio de mi pecho y cerró sus ojos.
Estábamos agotados, pero deleitados del sexo que habíamos tenido. Siempre era un placer sentir nuestros cuerpos entrelazados.
—Me encanta cuando te pones así.
—¿C-cómo?. —se levantó de encima mío y se acostó al lado
—Caliente, cuando te pones caliente y empiezas a besarme con ganas... Cuando empiezas a tocarme con deseo, me encanta cuando te pones así. —voltee a mirarlo —Me gustaría que siempre lo hicieras, que no esperes a que yo te toque, simplemente tócame cuando se te antoje.
—Pero..
—No importa donde estemos, si quieres besarme hazlo, si tienes deseo de mi dímelo y lo haremos, también quiero que tomes la iniciativa, no quiero parecer la acosadora violadora. —me acerqué a su rostro —Dime, ¿no te dan ganas?. —susurré
—Si... Si me dan ganas de besarte y de tocarte, me dan ganas de... llenarte.
Fueron exquisitas sus palabras, me había excitado con sólo escucharlo.
—Entonces hazlo, no te avergüences y esperes a que yo lo haga primero. También quiero que seas como hoy, que apenas entramos al apartamento te lanzaste hacía mi y me besaste con fervor, que me tocaste con mucho deseo y me desnudaste en segundos, quiero que me embistas tú también, que me destroces sin tener que pedírtelo.
—Me da vergüenza... Quiero desnudarte de inmediato, quiero rellenar mis manos de tu piel, quiero hacerte gemir fuerte, es un deleite para mi escucharte gemir y llorar de placer. —suspiró —Dejaré la pena a un lado, y haré lo que siento o deseo.
Al menos logré darme cuenta que no sólo yo era la ninfomana aquí, él también deseaba tanto mi cuerpo como yo el suyo, simplemente fue mágico saber sus pensamientos.
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Muchísimas Gracias por todo el amor que le dan a mi historia y a sus personajes <3 (lloró).
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¿Mejores Amigos o Más?
Random¿Mejores Amigos o más? La palabra "mejores amigos" realmente era eso? O sólo escondía algo tras esa frase? La vida de Sara tuvo un cambio remoto después de cumplir sus 18 años, su vida tuvo giro inesperado logrando conocer emociones y sensaciones nu...