Capítulo 65

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Por fin ya habíamos culminado todas las clases, ya podíamos irnos a casa así que inmediatamente sujeté a Cristian de su brazo y literalmente lo arrastré hacia mí mientras íbamos caminando por los pasillos de la Universidad, para irnos a su maravilloso apartamento lujurioso.

Estaba ansiosa por volver a sentir su cuerpo. A lo lejos escuché que alguien gritó mi nombre, pero ignoré y seguí caminado.

—Sara. —agarró mi mano —Necesito hablar contigo. —voltee a mirar y era Esteban

—¿Qué quieres?.

Dios! ¿Ahora que mierda hacía aquí? ¿De verdad seguía queriendo que lo escuchara? Realmente era un cínico, me dio estrés con sólo ver su maldito rostro atractivo.

—Sara.. Necesito hablar contigo, a solas. —señaló a Cristian con la mirada

—Lo que tengas que decir dilo, él es el único que sabe todo lo que sucedió. así que si quieres decirme algo, dímelo aquí. —fruncí mis cejas —Dímelo rápido porque tengo asuntos pendientes.

—¿Tus asuntos pendientes son tener sexo con él?. —cuestionó, apretó su mandíbula y su rostro se veía enojado pero triste

—Jajaja. —reí y remoje mis labios —Si esos son mis asuntos no creo que sea tu problema. —mordí mis labios y sonreí

—Sara... ¿Por qué eres así?, realmente te extraño. —suspiró —No sabes cuanto deseo tus besos, tu cuerpo, anhelo tocarte y hacer él amor contigo, Sara.

¡¡Vaya!! Claro que era un sinvergüenza, ¿cómo podía decirme eso?

—Si tienes tantas ganas de coger entonces ¿por qué mierda no vas y follas con tú Dalila? Lo hicieron muy rico ¿no? Entonces ve y pídele más. —estaba exaltada, sentía un enojo que consumía todo mi cuerpo

—¿Qué?. —se veía asombrado

—¿En serio? ¿Vas a hacerte el inocente? Que mierda me quieres explicar si te cogiste a otra siendo mi novio. —lo empujé —Si tantas ganas tienes de hacerlo, entonces vuelve a cogertela ¡maldita sea!. —grité —Yo ya tengo quien me complazca... Tú también ¿no? La habías conseguido antes.

—Sara... No es así, te juro que no es así, yo no qu

—¿Tú no quisiste?. —sonreí enojada —Ya no me busques más Esteban, vete a la mierda.

Esteban se intentó acercar a mí con la intención de besarme, pero Cristian lo detuvo de un sólo empujón.

—No la toques! No la vuelvas a tocar!!. —Gritó

—¿Quién putas te crees que eres? Sólo coges con ella, así que no te creas el importante. —se acercó de nuevo —Yo fui quien la tocó primero, yo fui el primero en su vida, la conozco hace años!. —gritó

—Tu fuiste quien la tocó primero, bien.. Pero tú fuiste el primero en herirla también, así que lárgate de una puta vez.

Esteban lo vió con enojo y se fue.

Yo intenté desplomarme en el suelo pero los brazos de Cristian alrededor de mi cuerpo lo evitaron.
Alcé mi cabeza y lo miré, vi ese rostro lindo preocupado. Mis ojos se cristalizaron derramando unas pequeñas lágrimas por mis mejillas, las cuales Cristian limpió con rapidez, sujetando mi rostro con sus suaves y grandes manos.

—Gracias... Al parecer siempre estás conmigo en momentos como estos.. Siempre estás para salvarme.

Agachó su cabeza y con sus manos en mi rostro me besó con delicadeza, ese beso no eran con deseo o calentura, ese beso era cálido y acogedor; se sentía diferente, ese beso sin duda era de la misma manera que aquella vez que se despidió de mi, era esa clase de beso que me había desesperado por saber el por qué, pero en este momento simplemente quería que me besara así.

¿Mejores Amigos o Más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora