Capítulo 31

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Mi cuerpo empezó a calentarse, ver su piel así nuevamente hizo que me dieran ganas de hacerle el amor.

Cerré la puerta con seguro y volví hacia donde estaba Sara, pasé suavemente mis manos por todo su cuerpo, acariciando cada pedazo de ella. Desabroché su sostén y bajé lentamente sus pantys.

Tomé entre mis manos su cuerpo, y lo deposité en la cama, di un suave beso en su cuello. Escuchando sus jadeos y sintiendo su cuerpo agitado, sus manos rosando mi pecho mientras subía mi buzo suavemente.

Saqué mi pene y con mi mano lo rodeé, mientras lo subía y bajaba de forma lenta rozando su vagina.

—M-me.. mételo p.-por favor. —Exigió entre gemidos, su voz se escuchaba complacida

Mi manzana de Adán subió y bajó en busca de autocontrol, estaba deleitado al verla en esa posición, exigiendo tenerme dentro de ella. Su pequeña entrada, apretada, húmeda y caliente.

Se veía desesperada con infinitas ganas de que yo la llenara con mi pene.

Su cuerpo era tan hermoso, cada parte de ella era tan perfecta, su desnudez era una maravilla, y sus gemidos eran música para mis oídos.

Ya no podía aguantar más, y metí mi pené en su canal; ella sólo pudo gemir de satisfacción al sentirme llenándola.

Con mis manos tapé su boca, no quería que su hermano escuchara lo que estábamos haciendo.

Empecé a moverme de forma circular y luego de adentro hacia afuera, sólo pensaba en la sensación de mi miembro ser apretado por las paredes mojadas que me hacían tener la cabeza en otro universo, tenía éxtasis.

Mi cuerpo y su cuerpo empezaron a sudar, dejando un brillo entre nosotros.

—D..duro, dame duro. —Suplicó y enseguida puso la almohada en su boca, apretando con sus dientes

Empecé a moverme fuertemente mientras se escuchaba el sonido de ambas pieles chocándose, con sus gemidos y sollozos.

Sara colocó una sábana entre su pelvis y la mía, para que no se escucharan los choques.

Estaba preso de calentura, y la pasión desbordante; Continué moviéndome fuerte, y apreté sus pechos con fuerza, llenando mis palmas de su hermosa piel.

La voltee y quedó de espaldas junto a mi, mi pelvis chocando su gran trasero. Pasé mis manos por su vagina y empece a rozar y mover mis dedos para llevarla al punto máximo de excitación.

Sus gemidos se hicieron más fuertes, mientras mis dedos frotaban su clítoris, mi otra mano apretaba su seno y mi pelvis chocaba fuerte contra la piel de sus nalgas.

Sentí un gran hormigueo en todo mi cuerpo, y mi temperatura empezó a subir con más y más rapidez, empecé a sudar cada vez más, sólo pensaba en que necesitaba correrme. No pude aguantar más y ella tampoco.

—No... No puedo más, me voy a venir encima tuyo. —dijo entre jadeos y sollozos

Juntos llegamos al clímax, al mismo tiempo; mis fluidos se desbordaron, cayendo por sus grandes muslos con rapidez.

Caí cansado entre las sábanas, y su cuerpo cayó encima mío. Ambos estábamos satisfechos y ella con una gran sonrisa de cansancio.

Descansamos unos minutos, para recuperar el aliento. Ella se levantó y se dirigió al baño, a tomar una ducha.

Entré cauteloso, y abrí la puerta de la ducha.

—¿Puedo bañarme contigo?. —pregunté mientras veía su hermoso cuerpo desnudo

—Sí. —confirmó, y se volteó quedando de espaldas, cayendo el chorro de agua en todo su cuerpo.

Rozé mis manos por sus Pezones, bajando por sus curvas hasta llegar a sus grandes nalgas. Sentí su piel erizada, un poco temblorosa. Bajé un poco mi cabeza y pasé mis labios húmedos por su cuello.

—Mis padres vienen pronto.... Bañémonos rápidamente. —dijo con su voz agitada, su mirada estaba en llamas

Asenté con mi cabeza sin decir una sola palabra, me acerqué al chorro teniendo mi cuerpo de frente, inclinándome un poco hacia delante y dejando recorrer el agua por mi. Empecé a lavar mi miembro con sutileza, mientras ella sólo me miraba y tragaba.
Sus ojos se veían en llamas, y su cuerpo se veía tentador, ahí frente a mi sin decir una sola palabra, admirando mi cuerpo mientras me duchaba.

No aguanté más, su cuerpo era demasiado tentador, sus suculentas curvas me hacían enloquecer y perder la cordura. Pegué mis manos a la pared, dejándola entre mi, juntando mi cuerpo lentamente, encerrándola cada vez más entre la pared y mi pecho.

Sólo me miró con esos ojos llenos de ganas aún, abrió la boca y la cerró de nuevo, sin decir ni una sola palabra, en cambio cerró sus ojos, como si supiese lo que iba a hacerle.

En menos de lo que creí, su cuerpo ya estaba dentro de mis manos, cerré mis ojos mientras la acariciaba lentamente, sintiendo su piel suave y temblorosa, su cuerpo me pedía a gritos que la llenara nuevamente.

La embestí como un loco, girándola de espaldas, agarrando sus manos hacía atrás, mientras con mi otra mano tomaba mi erección y lo metía suavemente por su vagina. Escuchando sus jadeos, viendo cómo su cuerpo se estremecía y juntaba sus piernas apretándolas fuertemente.

Bajé un poco su cabeza y su espalda, ella intentó agarrarse de la pared, mientras con mi mano agarré su pezon y empecé a moverme ligeramente. Escuchándose el sonido del choque de su piel con la mía.

Sus gemidos y los míos abundaban en ese pequeño espacio llamado baño; moviéndome de afuera hacia dentro, ella tomó mi mano, llevándola hasta su boca y metiéndola entre sus labios apretándola fuertemente. No podía esperar más, incluso mordió mis dedos, en menos de lo que pensé sentí como bajaban sus fluidos por mi pene, chorreando por montones, bajando por mis genitales.

Sentía más y más calentura, dentro de su canal estaba calentito y apretado, mi mente estaba en un caos inmenso; tanto tiempo sin haberla tocado me estaba volviendo loco, estaba haciendo que me encendiera en llamas, mi cuerpo empezó a sudar frío y yo sólo quería correrme pronto.

Chocando una y otra vez sus nalgas con mi pelvis, mientras escuchaba sus gemidos y sus plegarias de que por favor parara, pero luego exigiendo que le diera más fuerte, me hacía sentir excitado, complacido, empecé a gemir fuerte y ella empezó a sollozar de excitación. Por fin logré venirme, y la apreté con mi cuerpo hacía la pared, soltando sus manos de las mías, recostando mi cuerpo detrás de su espalda; ella aún apretando fuerte sus piernas juntando sus rodillas. Su cuerpo y el mío estaban temblando, habíamos tenido dos orgasmos seguidos, pero mi cuerpo sentía más y más deseo de ella.

Mi cara se enrojeció, pasé suavemente mis labios cerca de su hombro e hice un pequeño chupeton.

Abrimos la ducha, y el chorro de agua cayó mientras nuestros cuerpos seguían juntos, entrelazados.

De pronto salí del baño, me vestí ligeramente, pues había perdido la noción del tiempo e iba a llegar demasiado tarde a trabajar; incluso no almorcé, pero valía la pena por todo que sucedió con mi preciosa novia.

Terminé de vestirme y me despedí de Ella, besando sus labios con mucha pasión, mordiendo su labio inferior, apretándola fuerte hacía mi. En ese momento ella bajó a mi cuello y un poco más allá también logró hacerme una pequeña marca, y me miró con perversidad.

Salí de su casa y me dirigí bastante rápido hacia mi trabajo.

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