Capítulo 63

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<Cristian>

Entramos al apartamento y me senté en el sofá de la sala.

—¿Por qué no me llevaste a mi casa?. —preguntó confundida pero tranquila

—No quiero que estés mal... Debes estar impactada con eso.

—Siento enojo... Yo sé que tuve sexo contigo, pero él y yo no éramos nada. —agachó su mirada —En cambio él lo hizo siendo mi novio... Lo odio.. Lo peor de todo es que yo pensaba que sólo era un beso, no entiendo como puede pedirme que lo escuche. —sus ojos se cristalizaron

No quería que llorara, no quería verla así de nuevo, no iba a permitirlo, no otra vez.

Puse mis manos en la parte superior de sus mejillas y limpié las pequeñas lágrimas que iban a salir de su rostro.
La alcé de inmediato y la llevé en mi brazos hasta la habitación, la deposité en la cama, aún teniéndola entre mis brazos le di un suave beso en su cuello y su respiración cambió en un instante.

—Gracias. —dijo con la respiración ya agitada

—¿P-Por qué?. —pregunté mientras la soltaba de mis brazos

—Por esto. —me abrazó fuerte hacía ella, dejando mi cuerpo encima del suyo —No debo estar mal... Ya te tengo a ti. —¿por qué tenía que decir eso? Me sentía confuso, sujetó mi rostro y estrechó sus labios con los míos

Empezó a besarme con deseo, estaba preso de calentura en ese instante, quería acariciar su hermoso y delicado cuerpo.

—Quería dormir... Pero sentir tu erección hace que quiera tenerte dentro. —susurró a mi oído.

Me consumía la lujuria y el deseo de hacerla mía.

Sentía su cuerpo agitado, Sus manos bajaron suavemente por mi pecho hasta tomar mi buzo y empezó a subirlo quitándomelo por completo.

—M-mételo.. P-por favor. —suplicó entre jadeos

Estaba en busca de autocontrol, era un deleite para mi escucharla así, pidiendo tenerme dentro de ella; de esa pequeña entrada apretada, húmeda y caliente.

Se veía desesperada, estaba consumida en la calentura. Su cuerpo era realmente precioso; cada parte de ella, cada centímetro de su bendito cuerpo era jodidamente perfecto, era una maravilla poder ver cada vez su desnudez.

No pude aguantar más y metí mi pené en sus paredes estrechas, ella gimió de placer al sentirme llenándola nuevamente.

Empecé a embestirla con fuerza, sólo pensaba en la sensación de mi miembro ser apretado por las paredes mojadas que me hacían tener la cabeza en otro mundo, en ese cuerpo precioso que me había hecho perder la cordura.

Mis embestidas cada vez eran más fuertes, era música el escuchar como nuestras pieles chocaban fuertemente. Aún moviéndome dentro de ella, estaba besando todo su cuerpo, dejando pequeñas marcas en cada centímetro de su piel.

Sólo quería que fuese mía, no quería que nadie más la tocara ni la besara. Subí a su cuello y le dejé una pequeña marca al succionar su piel, era notable a simple vista, eso era lo que buscaba.

Tenía mi mano derecha masajeando suavemente sus pequeños y delicados senos, mientras con los dedos de mi izquierda frotaba con fervor su intimidad.

Sus gemidos y los míos se hacían uno solo. Era un deleite para mi escucharla gemir, ver su cuerpo temblar de la excitación, mientras juntos éramos presos de la calentura desbordante.

Ella soltó un gran gemido apretando sus piernas inconscientemente, cerrando sus ojos y suspirando profundo. Nuestros cuerpos habían llegado al punto máximo del éxtasis, juntos habíamos logrado saciar nuestros lujuriosos deseos; nuestros fluidos salieron convirtiéndose en uno solo, mientras bajaban lentamente por sus muslos.

¿Mejores Amigos o Más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora