Capítulo 41

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No podía contenerlo, sentí que me estaba volviendo loco, ¿por qué Sara me estaba besando? ¿Por qué? No entendía en lo absoluto. Pero aun así, me dejé llevar por sus suaves labios.

Mi cuerpo se sentía extraño, mi estomago sentía chispas, mi cuerpo estaba sudando, mis manos estaban heladas, y mi cara sonrojada. De cierta manera quería poner mis manos en su pequeña cintura, y pegarla hacia a mi, realmente adoraba estar besándola, pero no quería embarrar ese momento en el que estábamos pasando.

Empuñé mis manos para no tocarla, y de pronto sus manos sujetaron las mías, poniendo mis manos en su cintura y colocando nuevamente sus palmas en mi cuello. Ella me había dado el derecho de hacerlo, me dió el permiso de tocarla mientras nuestros labios se besaban.

Apreté un poco su cintura, esa pequeña cintura de su lindo cuerpo; el beso se hizo cada vez más largo, no quería parar aquel beso, mis labios querían seguir pegados a los de ella. Mis manos subieron y bajaron suavemente por su cintura.

Mi corazón estaba latiendo muy desesperado, mi... Mi masculinidad se estaba despertando, tenía una gran erección por sus besos. ¡No podía estar sucediendo esto! Tenía que controlarlo, sino... Podría hacer cosas que no debía...

Me aparté de ella y puse una almohada en mis piernas, intentando ocultar mi erección; no quería que pensara lo peor de mi, que vergüenza, realmente estaba disfrutando sus suaves labios.

—P-perdón... —mi voz se escuchaba como si hubiese corrido kilómetros, sentía una vergüenza inmensa, sólo era un beso, no tenía que haberse despertado

Ella sólo me miró, no dijo ninguna palabra, su rostro parecía decepcionado, y de pronto volteó su mirada hacia otro horizonte.

Parecía una eternidad el silencio que había quedado después de ese gran beso, esto se sentía incómodo para ambos. Mi vergüenza estaba en mil, no quería que ella notara mi bulto.

—¿Podemos... tener.. sexo?. —susurró, casi logré entenderlo —¿Quieres... hacerme tuya?. —susurró de nuevo

¿Qué? ¿En serio había dicho eso? ¿Me estaba volviendo loco? Quizás había entendido mal, de pronto estaba sordo

—¿¿¿Q-q-qué???. —pregunté confundió, estaba sombrando, mandé saliva e intenté ponerme en mis cabales

—Tienes una erección... Eso significa que tienes ganas. —dijo en voz baja, mirando hacía el otro lado de la habitación

—¡¿Qué?!. —pregunté exaltado —No.. Yo no. —mierda, ¿en serio se había dado cuenta? Que vergüenza ¡por Dios!, cerré mis ojos y fruncí mis cejas, abrí mis ojos de nuevo intentando despertar.

—Haz-hazme... Tuya. —su rostro estaba más rojo que un tomate —También tengo... ganas... Q-quiero olvidarme de esta tristeza.. —se acercó a mi —P-por.. por favor.

¿Qué estaba pasando? ¿Era real? ¿Me estaba volviendo loco? ¿Era un sueño? Me sentía completamente confundido, mi corazón cada vez palpitaba más rápido, mi manzana de Adán subía y bajaba rápidamente, sentía nervios, sentía vergüenza, y... Sentía ganas de tocarla, oírla pedirme eso... Me hizo loco, me hizo deleitar su cuerpo. ¡¡Aahh!! Estaba desesperado de verdad.

—N-No.. No creo que sea.. A-apropiado, yo... Yo n

—Tus besos... Me hicieron querer tener sexo. —susurró entre los dientes —Quiero... Quiero hacerlo.

—Be-bebiste un poco, quizás. —ella estaba ebria, si!l Claramente, quizás por eso estaba así —Quizás es eso. M-mejor acues

Sus manos tomaron mi cara y sus labios se entrelazaron con los míos, ni si quiera pude terminar mi oración y ella estaba besándome de nuevo; no podía evitar seguir sus besos, de alguna manera me había vuelto adicto a sus hermosos y delicados labios.

¿Mejores Amigos o Más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora