Capítulo 13

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Salió bien vestido como siempre, y bajó las escaleras sin si quiera decirme una sola palabra, así que me levanté y bajé detrás de él.
Sacó las llaves y abrió el portón, sacó su moto y se quedó parado esperando que yo saliera, pero su mirada no estaba en mi, salí y lo miré a los ojos, volteó su rostro hacia otro lado y caminó hacía la moto nuevamente, subiéndose en ella y prendiéndola.

—¿Me subo?. —Pregunté

No dijo una sola palabra, abundaba el silencio en ese instante, me sentía demasiado incomoda entre tanto silencio, me subí en la moto y lo agarré de la cintura, arrancó.

Llegamos a mi casa y frenó, se quedó en su moto esperando que me bajara, ni si quiera me dijo que podía bajarme, pero entendí que ya me tenía que entrar, bajé de su moto y lo quedé mirando un instante.

—Voy a entrar... —Comenté con mi voz entre cortada —Me escribes cuando llegues?... —Pregunté

Me miró de reojo, prendió su moto y arrancó con mucha velocidad; Esteban si quiera se había despedido de mi como solía hacerlo, de verdad estaba así de enojado?, pero si la enojada debería ser yo.

Entré a mi casa. saludé a mis padres y me dirigí a la habitación, me quité los zapatos y me desvanecí en la cama.

No tenía seguridad para escribirle a Manuel, no sabía que hacer, si terminar con él o no decirle nada, realmente no sabía que hacer, me desesperaba pensar en la madrugada, en cómo Esteban me apretaba y me besaba, esos sentimientos y esas imágenes estaban en mi cabeza y no sabía cómo sacarlas.

Me sentía fatal de saber que le había sido infiel a Manuel, realmente me gustaba y lo quería, pero le había sido infiel con mi mejor amigo, maldita sea!! Me sentía horrible, me sentía una perra de mierda.


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Intenté no hablar con Esteban por varios días, y hablaba con Manuel pero no me sentía como antes, algo dentro de mi no me dejaba ser igual, y ese sentimiento de culpa por haberlo engañado no me dejaba estar en paz; pero más me tenía matada el pensar en esa madrugada.

No podía dejar de pensar en su gran miembro, en sus gemidos, su respiración agitada mientras me daba, en sus manos tocando mi cuerpo, y en su lengua dándome tanto placer. Quería sacar todo eso de mi cabeza pero no podía por mas cosas que intentara hacer, cada vez que lo pensaba sentía unas inmensas ganas de tener sexo con él.

Era jueves, no había pasado aún la semana y ya estaba que me suicidaba literalmente, de la culpa que cargaba encima y de las ganas inmensas de follar que tenía, pero aún más me desesperaba saber que era mi mejor amigo y era aún peor.

Estaba acostada mientras me consumía la culpa y recibí una llamada de Esteban.

—¿Podemos hablar?. —Preguntó con su voz suave

—Estamos hablando. —Respondí sarcásticamente

—No me causa gracia. —Se escuchaba molesto

—No tenemos nada de que hablar. —Mencioné —Incluso hace cuatro días no hablamos.

—De eso tenemos que hablar Sara, ¿podemos vernos?. —Preguntó —Alístate y te recojo en una hora. —Insinuó

—Déjame pensarlo. —Realmente no quería verlo, sabía que iba a pasar algo si nos veíamos de nuevo

—Son las seis de la tarde, supongo que debes estar arreglada como siempre. —Afirmó —Así que te iré a recoger ya mismo. —Colgó

Ishhhhh!! Grité desesperada, Esteban iba a venir por mi, y aún estaba estresada, deprimida, tenía todas las emociones malas y negativas que alguien pudiese tener; rasqué mi cabeza con desespero, procediendo a jalarme el pelo bruscamente.

¿Mejores Amigos o Más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora