¿Mejores Amigos o Más?

Capítulo 74

Hablamos por un largo tiempo mientras comíamos y después de terminar todos salimos del local y ya nos íbamos cada uno para su casa.

Sentí que alguien me pinchó el hombro y luego me jalaron un poco el buzo. Volteé de inmediato.

—¿Me podrías regalar tu número?. —Dijo a susurros la rubia llamada Laila —No te lo había pedido porque pensé que la chica Sara era tu novia. —Se sonrojó

Sara levantó una ceja y me miró seria, logré notar cómo apretó sus dientes y se giró completamente para no ver el panorama.

—Lo siento..

—¿Tienes novia?.

—No.

—¿Entonces?. —Cuestionó con una cara triste

—Sinceramente no me gusta interactuar con las personas, no soy alguien sociable. —Levanté mi mirada —Si estoy aquí, y también si soy amigo de todos, es por Sara, ella me arrastró a esto. Porque yo no hablaba con absolutamente nadie. —Respiré hondo —Así que lo siento.

—Ya veo... Esta bien. —Agachó su mirada —Pero.. ¿Qué tal te parezco?, ¿soy linda? —Alzó su mirada de nuevo y me vió a los ojos, sonriendo completamente sonrojada.

—Ah?.

—Laila ya nos vamos. —Dijo Adrián a lo lejos, con tono alto pero sin gritar

—¿Nos vamos?. —Se acercó Sara con los brazos cruzados

—No me dijiste... ¿Te parezco bonita?. —Cuestionó de nuevo.

Maldita niña, ¿quería que me mataran o qué?, claramente era bonita, bonita lo normal, no más que Sara, nadie le ganaba a ella, pero ¿por qué mierda tenía que preguntarlo de nuevo y delante de Sara?.

—Lo normal. —Respondí con seriedad.

—¿Qué es lo normal?. —Cuestionó de nuevo. Muy jodido —¿Lo normal bonita? ¿O lo normal cómo?. —Sonrió otra vez, balanceadose de lado a lado

—Lo normal.

—Vale, ¿pero lo normal cómo?. —Insistió

—Mierda! ¿Pero qué quieres que te diga? ¿Que eres fea?. —Tenía el estrés encima, ¿por qué coños seguía insistiendo con esa pregunta? Y ahí frente a Sara! —Lo normal, ¿no sabes qué es lo normal? Ni fea ni bonita.

Sara me miró y dejó salir una pequeña sonrisa, acercándose aún más hacia nosotros.

—Eres muy bonita, sólo que está estresado. —Le palmeó el hombro a Laila la chica intensa.

Sí, estresado porque sigue haciendo la misma maldita pregunta estando frente a ti, no quiero que te enojes conmigo y estemos jodidamente mal.

—Laila hace rato te estoy esperando, ¿qué esperas? —Se acercó Adrián

—Adiós, nos vemos luego. —Sonrió y se alejó

Por fin!, tenía un alto estrés gracias a una estupidez de pregunta.

Todos se despidieron y se fueron primero.

—Te ves lindo cuando te estresas. —Me tomó de la cintura

—¿Vas a desestresarme como la otra vez?. —La pegué a mi

—Por supuesto joven Cristian. —Se empinó y estrechó sus labios con los míos

Mis mejillas se ruborizaron, me encantaba que se comportara así, pero también lo odiaba porque hacía que me confundiera, se supone que sólo estábamos para coger, para complacerla, no para actuar como novios.
  

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<Sara>

Habían actitudes de Cristian y momentos en los que me sentía de una manera un cuanto extraña, me ponía completamente nerviosa, pero al momento de coger todo era totalmente diferente.

Llegamos a su apartamento, subimos las escaleras y entramos a la habitación, tan sólo pasaron un pocos segundos y me jaló del brazo juntándome hacia él.

—¿Vas a desestresarme?, hoy tengo muchas ganas de hacerte mía. —Me besó ganoso.

Sus manos bajaron por todo mi cuerpo, dibujando mi silueta. Sus besos inundaron mi cuello salvajemente, me apretaba con fuerza; mi intimidad sintió contracción, tenía unas inmensas ganas de que me hiciera suya.

Subió mi vestido ligeramente, quitó toda mi ropa interior y me dejó completamente desnuda. Me recostó en la cama con delicadeza, con su cuerpo encima del mío. Podía sentir su respiración acelerada y eso me hacía desearlo aún más.

Dejó besos regados por todo mi abdomen y subió a mis senos, dando suaves mordiscos que me hacían erizar por completo, bajó su mano a mi intimidad y empezó a mover sus dedos rápidamente, lo que causó que me excitara aún más.

—Mételo. —Jadee —Por favor, no aguanto. —Mi respiración era bastante acelerada

Hizo caso a mi petición y de inmediato introdujo su grandísimo pene por las paredes estrechas de mi vagina, estaba totalmente mojada, deseaba tanto sentirlo dentro de mi.

Una de sus manos las puso en mi cuello, y con la otra iba frotando mi vagina, sus embestidas eran fuertes, tanto como me gustaban.

Llegamos al extasis una y otra vez, lo hicimos de tantas poses, de tantas formas. Y todas eran igual de complacientes y deleitantes. Me encantaba escucharlo gemir, sentir rozar sus dedos por mi piel, sus besos salvajes, su cuerpo jodidamente sexy, esos malditos labios rosas tan deliciosos.

Anhelaba sentir su piel junto a la mía cada maldito día de mi vida, me complacía tanto que no quería que nunca dejara de hacerme suya.

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