¿Mejores Amigos o Más?

Capítulo 4

Llegamos a casa, me sentó en el sofá y sacó su cajita auxiliar para limpiar mi sangre.

—Estás bien?. —Preguntó

—Claro que si, estoy mejor que nunca. No te preocupes. —Respondí y sonreí

—Por qué hiciste eso Sara?— Cuestionó preocupado

—Tenía que hacerlo, me molestó como te respondió, como te tiró las flores y los chocolates. Eso no se hace, es una perra. —Contesté enfadada

—No tenias que hacer eso Sara, yo se que te molestó pero..

—Si tenía que hacerlo Esteban!. —Grité y lo interrumpí

—No! No tenías que hacerlo!. —Respondió enojado

—¿Qué?, ¿Te enojas?, ¿es en serio?!. Claro que tenía que darle su merecido por haber sido tan puta contigo!, ¡¿qué te pasa?!. —Grité enojada

—Nooo!, no me enoja que la hayas golpeado! ¿Okey?. —Contestó molesto

—¿No?! ¿Entonces qué te molesta? ¿Qué te pasa?!!. —Me levanté del sofá

—Que... Que te hubieran lastimado a ti por haber hecho eso.. Eso me molesta. —Respondió, me tomó del brazo y me sentó nuevamente junto a él

—Si te hubiera pasado algo Sara... Yo me muero.. —Respondió en voz baja, agachando su mirada

—....No me iba a pasar nada Esteban, no te pongas así.. —Lo miré y con mis manos alcé su rostro

—Por favor ya no hagas locadas, no sabes que hubiera pasado, ¿y si ella te hubiera lastimado o algo?, Sara... ¿Sabes lo importante que eres para mi? Dime... —Habló con voz triste y apagada

—Esteban... También eres así de importante para mi, por eso lo sé; Pero no me iba a pasar nada créeme, tu y mi hermano me enseñaron a pelear, a defenderme, ¿no recuerdas?. —Contesté alzando mis cejas y haciendo gestos graciosos

—Si recuerdo.. Pero aún así, no quiero que te pase nada... —Me jalonó del otro brazo y me abrazó fuertemente

—............ —Lo abracé también

—Por favor dime que ya no harás esas cosas. —Tenía sus manos en mis hombros

—No te puedo asegurar nada, siempre te voy a defender de tipas como esas. —Contesté y agarré sus manos

—Sara. No necesito que me defiendas, lo sabes ¿verdad?. —Preguntó mirándome fijamente a los ojos

—Si, lo sé. Pero aún así quiero hacerlo, sólo déjame y ya

—No quiero que nadie te lastime..

—Ya, hablemos de otra cosa mejor, ¿si?. —Sonreí

—Está bien, ¿y si vamos por una pizza?. —Me devolvió la sonrisa

—Claro que si, me encantariaaa!. —Grité muy feliz

En ese momento me llevó a comer pizza, hablamos un largo tiempo de nuestras cosas y me llevó a casa. Me acosté en mi cama y empecé a pensar, nunca había visto a Esteban de esa forma, ¿enserio estaba tan preocupado? ¿Estaba tan triste por verme esa poca sangre en mi brazo? ¿Por qué estaba así?. ¿Será que recordó a su pequeña hermana.. la que murió de esa enfermedad, que por cualquier cosa sangraba?, ¿será que sintió que me podría perder como a ella? ¿Será eso o algo más?... Lo pensé toda la noche hasta que logré quedarme dormida.

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Pronto serían mis cumpleaños, cumpliría 18 años, estaba muy emocionada y pensando en que me daría Esteban, siempre me daba los mejores regalos y estaba ansiosa de eso.

[...]
Tan sólo faltaba una semana.

Cada día que hablaba con Manuel no sabía cómo decirle que ya pronto serían mis cumpleaños, pero al final se lo dije, quería que él también me deseara un feliz día aunque sea; estaba yendo muy bien nuestra relación, era muy atento, muy romántico, muy lindo.

Con Esteban también estaba yendo todo bien, entraba de vez en cuando a hablar con Manuel y se llevaban bien.

Como siempre Esteban todos los días iba a visitarme después de trabajar, me llevaba dulces o comida, era atento, salíamos a comer, a pasear, también salíamos con nuestros amigos a beber y demás.

El tiempo pasó tan rápido, ya era mi día!, me levanté de la cama, me bañé, me puse mi ropa nueva y bajé a desayunar, parecía un festín, había mucha comida en la mesa; mis padres y mi hermano estaban cantándome el feliz cumpleaños, sonreí cada minuto y luego empecé a comer muy feliz.

Terminé de desayunar y me senté en el sofá esperando que llegara Esteban, ya que me había dicho que saldríamos de compras por mis cumpleaños.

Esperé un par de horas mientras miraba los mensajes tan bellos que me había dejado Manuel; Llegó Esteban muy elegante en su moto, le pidió permiso a mi madre como siempre y salimos a la plaza.

Entramos a varios locales de ropa y aún no decidía que elegir, hasta qué vi un vestido precioso! Era negro de mangas largas, con cuello de tortuga, pegado al cuerpo hasta la parte de la cintura y de ahí para abajo se empezaba a soltar, era tan precioso! Que quedé enamorada de ese vestido; Esteban me vió tan encantada que me dijo que me lo midiera.

Entré al vestidor y me lo puse, así que salí para mostrarle a Esteban como me veía

—Esteban! Mírame, ¿Cómo me veo?. —Pregunté en tanto me movía para los lados muy contenta

—Te... Te vez muy hermosa.. Te ves preciosa. —Respondió mientras me miraba fijamente y nervioso a la vez

—¿De verdad?. —Sonreí

—Sí, te ves fantástica, cámbiate, te compraré ese vestido. —Sonrío y se dirigió al cajero esperando que me cambiara de ropa

Entré al vestidor, me saqué el vestido y me coloqué nuevamente mi ropa nueva, salí del vestidor y me dirigí hacia el cajero donde estaba esperándome muy distraído, o más bien muy pensativo.

—¿Qué piensas?. —Pregunté

—No es nada, te estaba esperando para pagar el vestido. —Contestó

—Aquí está. —Le pasé el vestido al cajero

Esperé paciente mientras pagaba, hasta que salió con la bolsa en la mano

—Muchas gracias! Eres el mejor amigo del mundo!. —Le sonreí y me tiré hacía él, abrazándolo fuerte

—... De nada ... —Suspiró

—Está muy hermoso el vestido, realmente me encantó este regalo, y disculpa si estaba un poco costoso.. —Hice cara de tristeza

—Nada es costoso si es para ti. —Sonrió y sobó mi cabeza

—Gracias, en verdad.. —Sonreí, en tanto tenía mis brazos rodeados en su torso

—Vamos? Tu madre me llamo para ir a almorzar

—Si!, ¿Iremos a la casa?

—No, te llevare donde están, ya nos están esperando. —Contestó, agarró mi mano y empezó a caminar

Estaba muy feliz, era el vestido más hermoso que jamás había visto, y sabía que si estaba un poco costoso, pero me sentía afortunada de tener a Esteban como amigo, era el mejor en el mundo, y creía que nunca conseguiría alguien como él en esta vida.

Llegamos donde Esteban tenía guardada su moto, esperé afuera mientras la sacaba y me subí, lo agarré de la cintura y fuimos hacía donde estaban mis padres.

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