CAPÍTULO 8

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Podría decirse que Wooseok la estaba pasando bien en la fiesta universitaria, pues desde que habían llegado al patio trasero donde esta tendría lugar no había parado de reír con sus amigos, quienes parecían extremadamente contentos con su presencia, la cual los incentivaba a ser el doble de tontos y a querer causar una buena impresión. Aun así, el chico sabía que ese ambiente no sería el ideal para él, así que seguía manteniendo un perfil bajo cada vez que algún extraño se acercaba a su grupo para saludar a quienes conocía. Por supuesto, nadie se acercaba a él. No era una cuestión que le importara del todo, con solo la buena música, el aire fresco y sus amigos él estaba feliz, pero notaba lo incómodo que se ponía todo cuando alguna persona llegaba a la especie de círculo que estaban formando ellos. Él quería asegurarse, por sobre todas las cosas, de no arruinar nada para sus amigos, por eso mismo le hizo una señal de "aprobación" con la cabeza a Yang cuando una linda chica se acercó para pedirle bailar. Aún tenía a sus demás amigos con él, ¿no? Nada podía salir mal, y que uno se fuese a conquistar chicas no era para nada un crimen. Wooseok estaría tranquilo en tanto no lo dejaran solo.

O sea hasta aproximadamente las tres de la mañana, cuando no solo era Yang quien había salido a conquistar a alguien, sino que ahora Changgu y Seokwoo se habían ido a buscar más tragos, hacía más de una hora. La molestia ya le llegaba hasta los pelos en ese momento a Jeon, después de haber esperado tanto tiempo en vano. Si bien presentía que algo así podría ocurrir, creía que sus pares iban a ser un poco más considerados con él. Al principio del evento todo marchaba tan bien que se había auto-sorprendido de lo mucho que estaba logrando manejar la situación, pero a ese punto, ya solo y con cero gramos de paciencia restantes, no se le ocurría más opción que volver al edificio y dormir. Le dejaría un mensaje a sus amigos al llegar a su habitación para que no se preocuparan, en caso de que alguno lo hiciera.


Su plan era simple y el mejor, a su parecer, pero no pudo ser concretado ya que apenas estuvo en su piso se encontró a una chica llorando en medio del pasillo. La situación lo incomodó bastante, primero porque había una chica en un piso de varones, cosa que no podía significar nada bueno desde el vamos; y segundo porque en serio se veía mal. Estaba tirada frente a una de las tantas puertas, sus tacones altos estaban a un costado de ella y por su vestimenta pudo deducir que había estado en la fiesta esa noche, pero por alguna razón había terminado allí.


Había solo una posible razón.


La personalidad tan introvertida de Jeon no lo dejó acercarse al principio, él solo la observó desde la punta de las escaleras, como si esperara que la chica hiciera algo por sí sola, pero al notar que tras un tiempo ella solo seguía lamentándose y llorando, simplemente decidió avanzar, siendo más sigiloso de lo que hubiese sido de haber estado solo. Parecía como si no quisiera que la mujer notara su presencia ahí, y claramente la chica no lo hizo. De hecho, no notó que alguien más estaba en el piso con ella hasta que escuchó la puerta de una habitación abrirse y levantó su mirada, asustada, buscando al responsable de dicho sonido. Chocaron miradas, pero el chico se apresuró a entrar ignorando completamente los ojos rotos de la desconocida, como si hubiese sido cachado cometiendo un crimen. Poco después, lo que se sintió como un crimen fue haberla dejado sola, así que se armó de valor para volver a salir y acercarse a ella sin escrúpulos.

La mujer había vuelto a mirar en su dirección tras escuchar la puerta abrirse, así que hicieron contacto visual durante toda la caminata del muchacho en su dirección. Cuando la tuvo enfrente, no hizo más que sentarse a su lado en total silencio; mitad porque quería darle a ella el lugar de decidir si hablar o no, mitad porque cayó en cuenta de que se estaba metiendo en la vida de una desconocida y tal vez podría ser considerado algo maleducado. La extraña solamente miró hacia adelante, sin saber muy bien qué decir. Ya no lloraba, pero sí estaba demasiado conmovida. El silencio fue raro, por supuesto, pero no del todo incómodo, ambos estaban simplemente esperando el momento indicado. Lo gracioso fue que lo encontraron al mismo tiempo, la chica preguntando quién era y el joven preguntando si ella estaba bien. Entonces, su primera conversación comenzó con una risa tímida y conjunta, dándoles un poco más de soltura para lo que se avecinaba.


— No lo estoy, honestamente. — Confesó. — Supongo que el sexo casual no es para mí.

— ¿Te cruzaste con un patán?

— Sí. Uno de tus vecinos de piso es claramente un patán. — Sonrió, aunque muy dolida. Wooseok se estaba sintiendo cada vez más sumergido en su angustia. — Supongo que antes de aceptar ir al cuarto de alguien deberías preguntarle para qué te quiere, ¿no? — El contrario no supo muy bien qué contestar, y hasta se sintió asustado por su acompañante. No sabía en qué lío se estaba metiendo y qué tan malo podría llegar a ser. Su expresión lo debió haber delatado por cómo la chica prosiguió con su discurso. — No me hizo nada del otro mundo de todas formas. Solo... Me rechazó al verme sin ropa. ¿Sabes? Algunos chicos tienen expectativas muy específicas a veces. No sé por qué te estoy contando esto siquiera. Perdón.

— Hey, está bien. Dicen que... Dicen que hablar con extraños a veces es la mejor terapia. Así que, ¿fuiste rechazada por un patán porque al parecer no eras "su tipo"?

— No quiero ni siquiera repetir lo que me dijo, honestamente. Está... bien así, supongo. — Wooseok quiso intervenir, pero no le dieron lugar. — Lo siento por interrumpirte, puedes ir a tu habitación. Yo volveré a mi dormitorio también.

Se paró entonces, trastabillando un poco, despertando así los reflejos del chico, quien no tardó en sostenerla para que no volviese a caer. Incluso sin alcohol en su sistema, la mujer había pasado tanto estrés en ese rato que no se encontraba lo suficientemente estable como para mantenerse del todo en pie, ni siquiera estando descalza. Wooseok se ofreció entonces a acompañarla hasta su piso, pero fue rechazado con una sonrisa algo tímida de la contraria. Si bien agradeció el gesto del desconocido, cada vez sentía más pudor sobre lo que le había sucedido, y no quería ser la típica damisela en apuros que buscaba el consuelo de algún príncipe azul. Por eso, y porque lo que le había pasado la ponía en un lugar muy feo, decidió volver sola. No sin antes, por supuesto, demostrar su buena disposición y gratitud para con el más alto.

— Gracias por tu ayuda, extraño. Soy Hwang Yeji, por cierto. Primer año.

— De nada, extraña llamada Yeji. Soy Jeon Wooseok, tercero. — Ofreció su mano, pero en respuesta solo recibió una exclamación y una cara de espanto. Yeji comenzó entonces a disculparse repetidamente y a hacer reverencias formales de respeto tras saber que todo ese tiempo había estado interactuando con un superior, ¡de tercer año! Le parecía una vergüenza atroz haber pasado por todo aquello delante de un sunbaenim, pues los ingresantes siempre tenían la misión implícita de dar buena letra frente a sus compañeros y así también frente a la institución. La chica sintió entonces que estaba arruinando su reputación, aunque fuera solo Wooseok quien supiera lo que estaba ocurriendo. Luego de una risa comprensiva de parte del contrario, se despidieron.


Aunque el chico realmente deseaba seguirla para cerciorarse de que llegara a su habitación sana y salva. Yeji prometió tratarlo con respeto en caso de cruzarlo alguna vez más, y el chico le aseguró que no le molestaba para nada la falta de honoríficos, mucho menos en una situación tan comprensible como esa. Situación que no conocía del todo y, por lo tanto, le quitó un poco el sueño al estar en su cómoda pero pequeña cama. Estuvo despierto mucho tiempo, en el cual ni siquiera recordó que debía avisarle a sus allegados que ya se había retirado de la fiesta, pues su mente solo tenía espacio para el misterio detrás de ese encuentro con la más joven. Además, sentía algo extraño en su pecho, un pequeño dolor que según él tenía que ver con haber estado fuera a tan altas horas de la noche, cuando el viento ya empezaba a jugarle en contra.


Qué poco sabía él.

byeol (별); pjm + jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora