CAPÍTULO 16

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Pareció a propósito que luego de haber hablado con Jimin al respecto, asignaran en la clase de Armonía un trabajo práctico con calificación que contaría como gran porcentaje de sus notas de mitad de año. El mes de abril ya había comenzado, por lo que los exámenes de julio no se sentían tan lejanos y todos estaban comenzando a preguntarse de qué iban a tratar, así que cumplir con ese trabajo era más que relevante para Jeongguk. El chico se apresuró en ir a conseguir el material necesario para resolverlo tan solo terminar sus actividades de esa mañana escolar esperando que no hubiese mucha gente en la biblioteca, y por suerte fue así. Tras solo unos minutos, pudo ir a comer algo a la cafetería. Mientras lo hacía, texteó al grupo familiar que poseía para saber cómo estaban todos, recibiendo respuestas solo de su mamá por el momento. También habló con Taehyung, quien se mostró agotado pues sus exámenes estaban a la vuelta de la esquina también. Pasó más tiempo con su teléfono que comiendo, en realidad, y cuando fue consciente de esto se apresuró en no desperdiciar nada. Una vez con el estómago lleno, se dirigió hacia su habitación para acomodar sus nuevos apuntes y comenzar a estudiar tal como debía. En realidad, había repasado desde el primer momento, así que no estaba tan perdido con las asignaturas. Incluso siendo seis y teniendo todas los cinco días de la semana, se había manejado lo suficientemente bien como para no dejar ninguna atrás, o en caso de que eso pasara, nunca estaba tan desorientado como sabía que podría haber estado de no haber puesto un poco de esfuerzo. Respecto a favoritismo, no tenía ninguno en particular, solo sabía que ciertas clases se le hacían menos densas que otras. Armonía era, de hecho, una de esas, así que se sentía bastante confiado para el trabajo. Por eso, esa tarde se dedicó exclusivamente a leer los materiales, aún teniendo varios días para realizar la entrega. Como en otras asignaturas no había nada muy relevante que terminar (o, lo que era mejor, ya había completado con los deberes obligatorios) pudo dedicarse exclusivamente a esta.


Estando a la mitad de las páginas a leer, comenzó a entender por qué Park Jimin había necesitado tutorías por parte de Hong Misuk. Si bien el texto no era para nada complicado de leer, aún así nada parecía quedar claro en su cerebro. ¿Qué no era más fácil tomar un instrumento y crear armonías de verdad, en lugar de leer más de setenta hojas de teoría al respecto cuando podrían llevarlo a la práctica? No entendía por qué estaba leyendo todo eso y por qué era tan teórico. Fue entonces que la idea de llamar a su sunbaenim apareció, pero recordando lo último que había sucedido entre ellos, se sintió demasiado avergonzado como para hacerlo. Miró la pantalla de su celular, con el contacto del rubio abierto, y releyó los últimos mensajes que habían intercambiado. O, bueno, en realidad: que le habían mandado, porque Jeon no había podido contestar nada a su afecto. Si no había siquiera respondido a su te quiero, ¿con qué cara podría escribirle pidiendo tutorías? Era una especie de trato que habían hecho, pero aún así no sabía si seguiría en pie.


Sus pensamientos fueron interrumpidos por Kim Namjoon cruzando la puerta de entrada, acompañado por una castaña de ojos tiernos. Supo enseguida que se trataba de su pareja, por lo que se levantó de su asiento y le hizo una reverencia para presentarse oficialmente. La chica rio, aunque respondió el gesto con delicadeza.


— Es un placer conocerte, Jeonggukssi. Espero que Joonie te haya hablado bien de mí. — Bromeó. — Solo estoy de pasada, no quiero interrumpir tus estudios.

— No es nada, sunbaenim. De hecho, me viene bien un descanso.

La chica tomó asiento sobre la cama de su pareja, mientras este pasó al baño. Según le contó, se irían a merendar fuera de la facultad y Kim había querido pasar a asearse antes. Jeon aprovechó entonces para comentarle sobre lo que había estado leyendo. La mayor no dudó en darle una mano, aconsejando qué le podría ayudar a entender mejor la materia y responder con más eficiencia el trabajo. Eso se convirtió casi que en una clase privada, hasta que el chico restante salió del baño, desprendiendo un olor a perfume casi ahogador para el resto, pero no por eso menos rico. El castaño sonrió al ver a los demás tan compenetrados en la tarea del menor, diciéndole a su compañero de cuarto que por favor le permitiera sacarle a su tutora ahora. Lo que lo sorprendió fue como, antes de salir definitivamente de allí, la castaña volteó para decirle que si necesitaba más ayuda, también contaba con Park Jimin. Así que, otra vez se vio luchando contra el impulso de escribirle mientras estuvo solo. Seguro el joven también estaba atareado de todas formas, no había necesidad de molestarlo, ¿verdad? Se quería autoconvencer de que lo mejor era seguir por su camino solo, pero a la vez era como si algo lo obligara a querer comunicarse con el rubio: el hecho de que lo había prometido, y que su último encuentro había sido tan lindo como dramático. Pero a su vez, estaba cansado de dar esa imagen frente al mayor, quería dejar de arruinar, según él, todos los avances que tenían. Estaba alejando al único amigo, o intento de uno, que había hecho en la institución (sin contar a su compañero de cuarto). Lo llamó entonces, más por impulso que por real decisión. Y quiso colgar cuando escuchó un animado saludo de parte del contrario.

byeol (별); pjm + jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora