Esa noche durante la cena en la cafetería, todos notaron que Jeon estaba más raro de lo normal. Que fuese callado no era nuevo para ninguno, pero sí que su expresión fuese tan seria, como si algo lo inquietase. Sabían que había estado toda la tarde haciendo tareas, así que intuyeron que esa era la razón de su estrés, pues para el más alto el promedio era algo así como su única razón de vida. Sin embargo, cuando intentaron animarlo el chico contestó que con sus estudios todo estaba bien, ya que durante el día había logrado adelantar bastante. Entonces ¿qué había de mal en él esa noche? Por más que los tres amigos intentaran sacarle charla, distraerlo o simplemente darle un buen ambiente al que integrarse. Jeon solo podía mirar su plato, jugar un poco con la comida y comer algunos bocados solo para no desperdiciar. Incluso quiso irse temprano del lugar, sin esperar a que todos terminaran sus platos como normalmente hacían, con el solo interés de seguir charlando tanto como les diera el tiempo. Fue con ese detalle que los demás comprobaron que sus sospechas eran ciertas.
Seokwoo se levantó de su asiento tras la despedida del más alto del grupo, asegurándole a sus compañeros que lo seguiría hasta averiguar qué estaba pasando con él. No querían incomodarlo, así que entendieron que era mejor que solo uno se encargara del tema. Kim caminó con calma, sin perder de vista a Jeon a varios pasos delante de él. Wooseok no notó su presencia hasta que este decidió gritar su nombre para detenerlo, justo cuando estaba a punto de entrar al edificio de residencias. El chico se mostró sorprendido de no haber notado a su amigo antes, y hasta se asustó al verlo correr hacia sí.
— ¿Estás bien, Seok? — Preguntó al verlo tan agitado frente a él. Entró al edificio sin más, el contrario siguiéndolo asegurando que todo estaba bien pero que necesitaba hablar sobre algo. Para su suerte, el compañero de Wooseok sí estaba en la habitación, así que tuvieron que saludar respetuosamente y salir de allí. Hablar en los pasillos parecía ser la opción más cómoda, así que el dueño de la habitación se recargó sobre la puerta para enfrentar a su amigo y escucharlo de una vez. No le gustaba el misterio.
— Estamos preocupados por ti. Estuviste raro hoy. — Explicó, la expresión del más alto no cambió. — ¿Hay algo mal contigo?
Solo negó con la cabeza, intentando liberarse de la situación, pero su amigo lo tomó por los hombros para obligarlo a mirarlo a los ojos y ser sincero. Algo que no sabía hacer bien Jeon, era mentir.
— Ya déjame, Seokwoo. Estoy bien. — Aunque la realidad era que no. Porque seguía arrepintiéndose de haber tratado como lo hizo a Yeji, y se había desilusionado bastante al no encontrarla siquiera a la hora de la cena, pues lo primero que había hecho al llegar a la gran cafetería había sido observar cada rincón posible para dar con ella. — Solo tuve un día estresante.
— Dijiste que te había ido bien con tus tareas. Algo estás tramando. — Afirmó, ganándose un rodeo de ojos por parte de Jeon, quien ya estaba empezando a sentirse agobiado por tanta presión. Kim notó esto, por lo que decidió soltarlo y darle un respiro. Al parecer no iba a lograr el cometido de esa noche. — Bien. Lamento haber venido. Cuando quieras, o lo que sea, tus amigos estamos aquí y nos preocupa lo que te sucede, ¿sabes eso, no?
— Gracias. Lamento preocuparlos, no tengo nada en realidad.
Era más fácil decir eso que explicar que estaba angustiado por una chica a la cual apenas había conocido porque le estresaba haberla tratado de una forma que la otra no merecía. Era más fácil decir eso a tener que contar la historia de la otra noche, la cual había guardado en secreto. Su encuentro con Yeji había sido tan extraño que no pudo encontrar la confianza necesaria ni la soltura para hablar de ello. Además, había sido una mala experiencia para ella y no tenía por qué andar divulgando lo que sabía, estaba seguro de que la menor jamás querría que su situación íntima andara en boca de todos, mucho menos de sus sunbaenims. Él no iba a colaborar para que aquello pasara, hasta la defendería en caso de que lo hiciera. Sí, de verdad estaba pensando en protegerla con solo haber tenido dos charlas con ella; hasta luego de haberla tratado bastante mal en una. Tal vez esa podría ser su forma de pedir perdón, aunque también quería hacerlo explícitamente en cuanto volviera a ver a la contraria. Aunque esa noche no había tenido éxito en reencontrarla, se aseguraría de hacerlo pasar nuevamente lo más pronto posible. Esa noche se durmió pensando en su encuentro, y no pudo evitar que la pelirroja apareciera en sus sueños. Según su mente, si tan solo hubiese aceptado su propuesta, el día se hubiese tornado súper divertido, lleno de risas, y hasta comida rica, como si hacer tarea fuese de lo más entretenido. En su imaginación, podría haber tenido un día maravilloso junto a Hwang Yeji. Idea que lo hizo sonreír al despertar, impulsándolo con más firmeza a buscar a la joven. No sabía muy bien en qué estaba pensando al soñar algo así, pero tampoco se detuvo a sobreanalizarlo. Lo único que quiso hacer fue seguirlo. Así que, pasó sus clases con la mayor concentración posible, pero rechazó la invitación de su grupo a almorzar cuando fueron libres. No había tiempo para comer, por el contrario, salió casi corriendo del salón propio hasta encontrar uno de los que sabía que estaría habitado por primer año. O eso esperaba, hasta que llegó y lo encontró vacío. Hizo lo mismo con dos salones más, pero al parecer primero no había tenido clases en ninguna de esas asignaturas ese día. Maldijo para sí mismo, cansado, y terminó por decidir que lo mejor era ir a la cafetería a comer con sus amigos al final. Linda fue su sorpresa al ver a Hwang Yeji buscando una mesa con su bandeja en mano al entrar allí. La chica tenía puesta sobre su ropa la típica toga de jueza, haciéndole saber al más alto que seguramente había estado haciendo prácticas esa mañana. De todos los lugares de la facultad, se sintió tonto por no haber pensado en ir al edificio en el que se dictaban y practicaban los juicios. Quedaba justo al lado de la cafetería, así que entendía que la mujer no se hubiera siquiera sacado el accesorio antes de ir a comer. De hecho, soltó una risita cuando se acercó a ella para saludarla con una reverencia y esta se horrorizó al ser consciente de que no la había devuelto aún.
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byeol (별); pjm + jjk
RomanceEn un mundo en el que las almas gemelas nacen con una marca distintiva en alguna parte de su cuerpo, que las ayuda a unirse, Jeongguk, un joven coreano que comienza su primer año de universidad, ha vivido gran parte de sus años engañado, pensando qu...