Wooseok no había emitido sonido desde que la pelirroja se había presentado en su habitación para buscarlo. Lo entendió, pero no sin preocuparse. Sabía que la situación era demasiado abrumante para el contrario y, conociendo su personalidad, temía que tantos sentimientos le impidieran lograr su cometido. Por eso, con timidez, tomó una de sus manos mientras viajaban en taxi hasta la facultad de Música. Al llegar, tuvieron que pedir indicaciones varias veces y casi se pierden un par más, hasta que dieron con el edificio correcto. La voz de Jeon tembló cuando saludó a la recepcionista de las residencias masculinas de la carrera de su hermano, pero lo relajó la amabilidad de la chica y el aliento que Yeji le daba a su lado. Cuando supo en qué piso y habitación se encontraba su dongsaeng, tuvo que suspirar varias veces antes de animarse a subir las escaleras. Su acompañante solo repetía palabras motivacionales y le regalaba sonrisas que presentía podían ayudar, cosa que era cierta. Pero nada de eso evitó que el muchacho tuviera inmensas ganas de llorar al estar frente a la puerta de su hermano.
— Tengo miedo.
— Vamos, Wooseokssi. ¡Tú puedes! — Animó, tomando sus dos manos para que dejara de temblar. — Sé tú mismo y habla con sinceridad, ¿okay? Es tu hermano, estoy segura de que va a saber escucharte.
Al haber escuchado esas palabras, volvió a tomar aire mientras la chica se alejaba un poco para no quedar a la vista de quien abriera la puerta. Hwang vio como, luego de los pequeños golpes de su amigo, alguien aparecía frente a Wooseok, pero esta persona no se veía para nada parecida a él, así que supuso que no se trataba de Jeongguk. Una vez que estuvo sola en el pasillo, se sentó contra la pared en medio de la puerta de Jeon y sus vecinos, suponiendo que allí no molestaría a nadie. Aunque moría de curiosidad, y le tentaba la idea, se contuvo de escuchar lo que pasaba dentro de esas cuatro paredes. A menos que escuchara algo realmente fuerte o preocupante, no se movería de dónde estaba. Por el contrario, tomó su celular para matar el tiempo.
En cuanto a Wooseok, sintió que su mundo se caía a pedazos cuando Kim Namjoon, quien le había abierto la puerta y era roommate de su hermano, lo invitó a pasar advirtiendo que Jeongguk se estaba dando una ducha. En la espera por el muchacho, ninguno habló mucho, aunque la actitud del contrario parecía bastante amable. Al desaparecer el sonido del agua cayendo, supieron que el pequeño Jeon estaba a punto de salir, y por ello Wooseok tuvo que pedirle a Kim que los dejara a solas, porque venía por "asuntos familiares". El chico lo entendió sin rechistar, yéndose con una sonrisa y diciendo que había sido un gusto conocerlo.
Estando solo, Wooseok tuvo que respirar hondo más veces de las que creía posible hacerlo seguido, y seguía pasando sus manos por sus rodillas para limpiarse el sudor e intentar parar el temblor. Pero no fue posible hacerlo ya que en menos de lo que hubiese estado preparado para que pasara, Jeongguk salió del baño con una toalla colgando de su cuello cual bufanda, el pelo chorreando agua y descalzo, pero completamente vestido. Cuando vio a su hyung sentado en su propia cama, quedó en shock. Pero prosiguió a secarse el pelo sentado en su escritorio un rato después, sin hacerle mero caso al más alto. Claramente, si Wooseok no se movía, él no lo haría tampoco. Así que, cuando vio que el chico terminó de alistarse, tosió para llamar su atención, cosa que no funcionó en absoluto.
— Jeonggukie. — Llamó, pero este no se dio la vuelta en ningún momento. — Escucha, Jeongguk. Estoy aquí para arreglar las cosas.
— Nada que arreglar. La cirugía ya fue hecha, ¿cierto? — Su tono era sarcástico, irónico y molesto. Sin siquiera dar vuelta la cara para chocar los ojos con los de él.
— Sí, la cirugía fue hecha. Pero tienes razón en que yo podía hacer algo... más. Pero nunca supe qué. No podía decirte la verdad, sería una traición gigante para mamá y papá. ¿Puedes entenderlo?
— ¿Has venido aquí a excusarte? — Y ahora sí que lo miró. Volteó primero en su silla, para luego levantarse y caminar hasta él. — Porque si ese es tu plan, entonces ya puedes irte de patitas a tu facultad.
— Jeongguk, por favor. Si lo que necesitas es saber mi opinión: pues no, no tengo nada en contra de que tu marca fuera la de un varón, no me molesta que haya parejas de dos hombres ni dos mujeres, no me metería en los gustos de nadie. Pero aquí, Jeongguk, donde vivimos y de donde venimos, lamentablemente hay reglas que son superiores a todos. ¿Crees que no me enojé muchísimo cuando supe todo? — Los ojos de ambos comenzaron a aguarse al mismo tiempo. — No hay muchas noticias al respecto, porque nadie quiere que sepamos la triste realidad que viven las personas como tú, pero apenas me enteré de cómo eran las leyes y esos comportamientos del gobierno, me pareció nefasto. No estudio Derecho por nada, imbécil. Pero a la vez, ¿qué se supone que podría hacer? Era un adolescente triste y enojado con la vida cuando me enteré de tu caso, y solo estaba preocupado por proteger a mi hermano.
— Sin embargo, cuando papá y mamá me repetían que no podía darle la mano a mis amigos, ni abrazarlos y decirles cumplidos, tú nunca intentaste decirme que en realidad era más que aceptable. Cuando lloraba día y noche porque la cicatriz en mi cara no se iba con ninguna crema ni medicamento, no intentaste decirme que no había nada malo con tenerla. Hubieron muchas cosas que podrías haber hecho, y no hiciste ninguna.
Wooseok solo pudo llorar en respuesta. Al final, era más culpable de lo que había llegado a imaginar. Intentó recuperar la compostura lo más pronto posible, pero no tenía excusa ni algo que decir porque su hermano tenía toda la razón. Nunca había sabido del todo qué hacer, pero tampoco lo había siquiera intentado. Sí, toda su vida había querido ser un apoyo para él, pero al final no había logrado nada de lo que se había propuesto. Por lo que Jeongguk estaba contando, no había logrado hacerlo sentir menos solo, ni más cuidado. Su figura era casi igual a la de sus padres para el chico. Así que, cuando pudo articular palabra, lo único que pudo decir fue:
— Perdón.
Pero había estado tan concentrado en su propio llanto, que no había notado el de su menor hasta que levantó la mirada tras disculparse. Cuando lo vio tan conmovido, triste, se paró él también y decidió abrazarlo. Supuso que eso era lo mejor que podía hacer, algo así como su primera buena acción en lo que llevaban de charla. Los brazos de Jeongguk no le devolvieron el gesto de inmediato, pero su llanto sí que se intensificó una vez que el más alto lo apretó contra su cuerpo y lo rodeó con sus brazos. Cuando pudo devolvérselo, fue Wooseok quien soltó un sollozo, ya que hasta el momento estaba intentando concentrarse en calmar al otro. El abrazo se sintió eterno, tan eterno como ambos necesitaban. Y aún sin soltarse, Wooseok siguió pidiendo disculpas, y prometió que, de ahora en más, intentaría ser un mejor hyung. No sabía exactamente qué hacer para cumplir con lo que decía, pero sí estaba convencido de que intentaría mucho más que antes, teniendo en cuenta siempre las necesidades de su hermano, antes que las de cualquier mandato social o familiar. Jeongguk tenía razón en que nunca había hecho una verdadera demostración de su interés, nunca había preguntado realmente qué era lo mejor para él, así que esperaba a partir de ese momento hacerlo mejor. Desde entonces, tendría a su hermano como una prioridad más absoluta, y lo reconocería como el individuo que era, sin ninguna traba entre ellos. Ya no quería a sus padres como puente, en absoluto, pues ese había sido el principal obstáculo durante toda su vida.
Cuando logró separarse de su hermano, limpió la cara del contrario con sus propias manos para ayudar a que parara de llorar. Jeongguk sonrió entonces por primera vez desde que Wooseok había pisado la habitación. Luego de ayudarlo con su aspecto, el mayor decidió sorprenderlo con cosquillas en la barriga, y este lo tiró derecho a la cama para zafar de su ataque. Por fin pudieron reír como cuando eran niños y todo parecía estar bien.
— Gracias por venir, hyung. — Se sentó a su lado.
Wooseok imitó su acción antes de responder que no era nada. — De hecho, creo que deberías conocer a quien me dio la idea. — Señaló, ganándose una mirada confusa del contrario, seguido de un asentimiento de cabeza.
Si su hermano había llevado compañía hasta allí, estaría más que encantado de recibirla.
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byeol (별); pjm + jjk
Roman d'amourEn un mundo en el que las almas gemelas nacen con una marca distintiva en alguna parte de su cuerpo, que las ayuda a unirse, Jeongguk, un joven coreano que comienza su primer año de universidad, ha vivido gran parte de sus años engañado, pensando qu...