EPÍLOGO

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Septiembre.



Jeongguk saludó exageradamente a su hermano desde el auto una vez que volvió a subirse a él tras haberlo despedido en la puerta de su edificio de residencias. No podía creer que un nuevo semestre comenzara, y que otra vez iba a dejar de estar en contacto con el mayor, pero al mismo tiempo estaba más que emocionado al respecto. Sobre todo, porque había recibido un mensaje de su novio confirmando que él ya estaba en la universidad. Sin dudas, ver a Jimin todos los días era lo que más lo entusiasmaba del asunto. Compartir durante las vacaciones había sido algo complicado, pues la situación en casa del menor distaba de ser fácil, pero aún así se la habían arreglado para poder acercarse en distintos contextos.


Desde que Jeongguk vivía su sexualidad abiertamente, siendo consciente de la verdad, todo en su casa había cambiado. Es decir, no es que antes hubiese tenido una relación de oro con su madre, pero en ese último mes de vacaciones la cosa se había intensificado. Ya no hablaban como antes, y estar solos no le era divertido a ninguno, por lo que podría decirse que parecían extraños. La diferencia era que Jeongguk ya no dejaba que eso lo detuviera a la hora de disfrutar las cosas buenas que le pasaban. Sí, en el fondo le encantaría poder compartir todo eso con su mamá, pero al menos tenía muchísima más gente alrededor con quienes eso era posible.



El camino a su universidad fue silencioso, pues la única persona en ese auto interesada en él era claramente Seokho, quien no podía charlar mucho por estar concentrado en el tráfico infernal que había ese día. Aún así, no se sintió tan largo como recordaba que lo había percibido la primera vez. Además, antes de llegar le avisó a su novio, y fue más que feliz de verlo ir de un lado al otro caminando sobre la acera en busca de encontrarlo cuando bajara de su auto. Efectivamente, apenas Jeongguk se dejó ver, el chico corrió hacia él para abrazarlo y darle un pequeño beso en los labios. Para su suerte, Seokho era el único que estaba a su lado, pues el hombre lo ayudaría con sus maletas, mientras que su madre simplemente se había despedido antes de que el más joven abriera la puerta. El rubio saludó a su suegro con el mayor de los respetos, aunque durante ese mes pasado ya habían charlado varias veces y se podía decir que tenían más confianza. Seokho le pidió, como chiste, que cuidara a su hijo ese semestre mientras Jimin se ocupaba de tomar las valijas después de decidir que podía ayudarlo él, en lugar de molestar al señor. Y es que no era necesario que su padre lo acompañara nuevamente hasta dentro de la facultad ¿verdad? Así que, después de varios abrazos y palabras de aliento, el adulto subió al auto y Jeongguk no pudo evitar cruzar miradas con su madre una vez que este comenzó a alejarse. Eunji ni siquiera le envió un saludo cordial con la mano, cosa que lo hizo decaer un poco, pero por suerte Jimin estaba ahí para abrazarlo y sonreírle.


— ¿Vamos?


Con un asentimiento, y luego de tomar la mano de su novio y una maleta por su cuenta, ambos emprendieron camino hacia la habitación del menor. En el camino, se encontraron con Kim Namjoon, quien también estaba a punto de ingresar al edificio. El castaño se sintió más que contento al ver a la feliz pareja tomados de la mano tan libremente. Era verdad que siempre habían demostrado su amor por los pasillos, pero sabía algunas cosas que Jeongguk le había contado durante el receso y por ello su alegría de verlos bien era mayor esa vez. No se negó a que Park los acompañara hasta su cuarto después de que Jeon le preguntara si podía. De hecho, apenas estuvieron allí, el mayor dejó su equipaje alrededor de la cama para salir a buscar a su alma gemela, quien al parecer ya estaba en su edificio.

byeol (별); pjm + jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora