La vuelta a casa se sintió como el viaje más largo que la familia Jeon había hecho. Los padres conversaban de vez en cuando para ver si alguno de sus hijos los seguía, pero nunca tenían éxito y todo se sentía cada vez más incómodo, mientras que los dos hermanos simplemente miraban cada uno a través de una ventanilla, o a veces a sus respectivos celulares. No solo para charlar con sus seres queridos, sino también para charlar entre ellos mismos, todo para que sus padres no oyeran lo que tenían en mente.
Wooseok seguía pidiéndole perdón por no haber controlado mejor a los mayores, mientras que Jeongguk repetía que no era su pura responsabilidad, y que tarde o temprano hubiese pasado algo parecido. Era una realidad, sí, pero eso no hacía que Wooseok se sintiera menos miserable por lo que había pasado. Porque ahora no solo era él quien sabía el secreto de que Park y él estaban destinados, sino que sus padres también. Y eso no podía significar nada bueno, lamentablemente. La presión de hablar con Jeongguk creció a pasos agigantados, tanto que al llegar a casa y entrar, lo primero que hizo el más alto fue encerrarse con su hermano en su habitación. ¿Era prudente decirlo en ese momento? No estaba para nada seguro, pero algo en su interior le decía que tenía que revelarlo lo antes posible. Solo así, pensó, las cosas se volverían un poco más fáciles para su hermano menor. Aunque en realidad nunca había sido bueno sabiendo qué cosa necesitaba este. Era el momento de empezar a averiguarlo.
Jeongguk se sentó en la cama y luchó con sus impulsos de llorar. Wooseok simplemente se arrodilló frente a él y buscó sus ojos para poder mirarlo directo y así darle aliento. Repitió mil veces que todo iba a estar bien, y que no permitiría que nada le pasara después de ese día, pero Jeongguk no estaba dispuesto a creerlo del todo, porque incluso cuando parecía que nada podía salir mal, se chocaba contra una pared. Al escuchar este planteo, el más grande entendió perfectamente a lo que se refería, y optó por simplemente abrazarlo para que descargara a su manera. Jeongguk lloró en el hombro de su hyung por un tiempo prolongado, hasta que reunió el valor para expresar lo que tanto le preocupaba.
— El asco con el que mamá miró a Jimin hyung cuando me defendió... Ella... Ella en serio no va a poder aceptarme nunca si sabe quién es él realmente.
Wooseok quedó petrificado tras ese comentario. ¿Jeongguk ya lo sabía?
— Si le dijera que de verdad somos novios, sería capaz de montar una terrible escena allí. Peor de lo que ya lo hizo.
Su hermano suspiró al escuchar la continuación de la idea. Al menos el más joven no veía la posibilidad de que Jimin sea su verdadera alma gemela, por el momento.
— Gukie, escucha. — Llamó su atención. — Yo voy a hablar con mamá y papá.
— No va a servir de nada, hyung. ¡Nunca sirve de nada hablar con ellos!
— Soy tu hermano mayor. Si hay alguien que puede poner el pecho por ti, soy yo. Y ellos tienen que entender.
Esa frase era cierta: Jeongguk sabía que si había alguien en esa familia que podía defenderlo, era su hermano. A él siempre le habían prestado mucha más atención, siempre había sido el favorito con creces, así que entendía por qué el chico pensaba que su palabra alcanzaría para calmar las aguas. Pero en un caso como el suyo, no estaba seguro de que una simple charla entre padres e hijo lograra que todo cambiara. Wooseok también sabía que con una represalia no sería suficiente para que sus parientes fueran de repente las personas más abiertas del mundo, pero con lograr que no demostraran tan a viva voz su poca aceptación estaría más que satisfecho. Lo único que quería era ver a su hermano feliz. El primer paso sería lograr que sus padres entraran en razón, el segundo... decir la verdad. Aunque no se sentía listo para ninguno de los dos.
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byeol (별); pjm + jjk
RomanceEn un mundo en el que las almas gemelas nacen con una marca distintiva en alguna parte de su cuerpo, que las ayuda a unirse, Jeongguk, un joven coreano que comienza su primer año de universidad, ha vivido gran parte de sus años engañado, pensando qu...