Yoongi le había aconsejado a Park que no molestara a su cita de domingo después de enterarse cómo habían salido las cosas esa tarde. El rubio había insistido muchas veces en que sí quería hacerlo, pero Min por suerte fue lo suficientemente convincente como para hacerlo desistir tras un rato de lloriquear y hacer un berrinche al respecto. El chico se puso tan triste después de eso que el contrario tuvo que ir y encargarse de comprarle su cena para asegurarse de que no se salteara ninguna comida. Park sonrió cuando lo tuvo sentado en su cama con dos bandejas de ensalada, una para él y otra propia. Agradeció con la mirada para luego empezar a comer con su amigo, sin necesidad de cruzar palabra mientras. Jimin no tenía mucha hambre, a decir verdad, pero terminó su plato por cortesía hacia su compañía de esa noche, y rio cuando este se tiró en su cama tocando su estómago con una mueca de dolor al terminar lo suyo. Yoongi no tenía buena tolerancia a las verduras.
— Oye, si vas a usar el baño, intenta esperar a que me duerma. No quiero escuchar tus gases. — Burló desde su lugar. El contrario le aventó un almohadón al escuchar su risa, la cual solo se incrementó tras el golpe.
— Si tu forma de salir de tu tristeza es burlándote de mi dolor de estómago, voy a considerar tirarme uno en tu cara.
— Dolería menos que lo que pasó hoy. — Se tiró dramáticamente hacia atrás, para terminar completamente acostado y enfrentando al techo sobre él. Yoongi lo observó, esperando que continuara su desahogo. — Supuse que nos estábamos divirtiendo. No sé por qué de repente se puso tan... así.
— ¿Y tú por qué te pusiste tan así? — El contrario lo miró, sorprendido por su pregunta. — Quiero decir, estás muy afectado por cómo se portó Jeongguk. Fue una pena que su salida terminara así, lo sé, pero ¿no crees que estás demasiado preocupado para ser alguien que simplemente salió con un amigo? — La duda de Min era totalmente sincera e inocente, por lo que el rubio no pudo molestarse con él. Simplemente suspiró y se encogió de hombros. No se había puesto a pensar en lo relevante que Jeongguk era últimamente en su vida, o sí, pero jamás lo había querido analizar de más. Para él, hasta el momento, el pelinegro era simplemente alguien que le daba curiosidad, un buen nuevo amigo que tenía muchas intenciones de conocer y mantener en su vida. Eso fue exactamente lo que quiso explicarle a su par después de aquel cuestionamiento. — Si tú estás seguro de eso, hermano.
— Lo estoy, Yoongi. — O tal vez no lo estaba. Quizá esa noche se desveló un poquito pensando no solo en lo bien que la había pasado en esa cita romántica falsa y en lo rara que había terminado, sino también en qué era esa constante preocupación y necesidad de tener cerca al menor. Sobre todo, sabiendo que Jeongguk mostraba cierto rechazo a haber sido confundidos por una pareja de verdad... Había cierta angustia en su pecho al respecto. Quería creer que era porque, en el pasado, jamás se había cruzado con alguien que lo mirara extraño al decir que había experimentado con chicos. Nunca nada serio, pero al menos se dio a sí mismo el beneficio de la duda, y se había asegurado de que en su entorno no hubiese nadie que pisoteara esos ideales. Ahora se sentía entre la espada y la pared, porque la persona a la que debería de estar intentando sacar de su entorno por mostrar una actitud negativa al respecto, era la misma que quería y deseaba seguir teniendo en su vida, por razones que todavía no llegaba a comprender del todo.
Hablaría con Jeongguk al día siguiente, o cuando fuera que lograra juntar el valor necesario para tener ese tipo de conversación, pues hacía años no debía tenerla con nadie. Quería llegar al final de los pensamientos del contrario, arreglar las cosas que se pudieran reparar y seguir adelante con su amistad de forma tranquila. Y también quería que para el menor fuese igual. Se aseguraría de hacerlo sentir cómodo y hacerle saber que los sucesos de ese fin de semana no habían sido tan monstruosos como el chico imaginaba, o al menos esperaba poder convencerlo de ello. Antes de dormirse esa noche, rezó en sus adentros para que nada con Jeongguk se arruinara después de todo lo que había pasado. Otra vez, se encontraba en una posición de incertidumbre para con el muchacho, cada vez con menos paciencia para ello. Porque mientras Jeon más repetía y demostraba su interés en él, más cosas surgían en el medio que terminaban por causarle al rubio ese sentimiento de retroceso, de no saber qué pasaría luego, de desesperación. Era como si cada vez que estaba cerca de él, el mundo fuera de un color, y apenas se despedían ya era de otro. Cuando estaban juntos, todo marchaba excelente, pero siempre al final había un toque amargo que no podía controlar, por más que diera lo mejor de sí. Primero se debió al asunto de las almas gemelas, ahora se debía a un maldito error inocente que habían cometido, a la simple idea de que unos extraños los hubiesen mirado sorprendidos en un bar.
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byeol (별); pjm + jjk
RomantikEn un mundo en el que las almas gemelas nacen con una marca distintiva en alguna parte de su cuerpo, que las ayuda a unirse, Jeongguk, un joven coreano que comienza su primer año de universidad, ha vivido gran parte de sus años engañado, pensando qu...