~CAPITULO 5~

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KAYLA

Llevo 2 meses trabajando para el señor Samuel y la verdad que ha sido frustrante y cansador.

Luego de que Lucía me dijera que tenía una entrevista con el señor no lo podía creer, y esa entrevista fue de mucha tensión. Sentía su mirada penetrante permanente que lo único que logró fue ponerme más nerviosa y exasperarlo a él. Era esa mirada de manera sexual que la verdad me daba miedo aunque creo que él no se dió cuenta.

Luego de salir de ahí me dije a mí misma que era hora de dejar mi paranoía a un lado y concentrarme para no perder mi puesto al primer día.

Estos meses fue todo un caos, aprendí rapido pero hubieron cosas que necesitaba que me explicara Alice y en ello perdía tiempo y es donde llegaba la queja del señor Samuel por el retraso. He tenido que aprender los humores, las señas de su rostro para poder decifrar que es lo que quiere. Es muy poco comunicativo, siempre es serio, le gusta que esté todo en tiempo y forma, no te deja pasar una y claramente por eso su abuelo lo nombró a él para ser el heredero.

La tensión sigue y a veces es más densa pero la incomodidad ya no es tanto.

Sé más sobre él, por ejemplo que la señora Eva no es su verdadera madre, no pregunten dónde está la biológica, su abuelo es todo para él, cosa que a pesar de no mostrar los sentimientos claro está que ama a su familia.

Ahh y la novia que tenía, bueno su ex ahora, la dejó creo si mal no estoy al mes y medio que entré a trabajar con Lucía. El motivo ni idea pero ella terminó con un señor de los más bajos y dejó el modelaje, raro. Y bueno lo demás nada nuevo todo trabajo y acostumbrarme al señor Samuel y bueno una que otra conquista que he tenido que poner en su lugar.

Estoy terminando de reagendar unas reuniones, para poder mañana viajar a Chicago y dejar todo listo para cuando volvamos, cuando siento la línea del señor.

Contesto...

— Si señor, ¿qué necesita?— pregunto esperando su respuesta.

— Señorita Anderson, a mi despacho— dice cortante. Está de muy mal humor.

— Sí, señor—digo y cuelgo.

¡Uff! ¿En que te metiste?... Habla mi subconciente.

Pero en nada, creo.

Toco su puerta y escucho un "pase", me adentro y cierro la puerta tras de mí. Me acerco un poco y lo veo que está parado al lado del inmenso ventanal con vista a la ciudad y con un vaso de whisky, eso creo, en una mano mientras en la otra la tiene adentro del bolsillo del pantalón.

— Anderson, ¿organizó mi agenda?— inquiere aún mirando la ciudad.

Y sí, hoy es de esos días que ni siquiera lo mires porque te avienta lo que tenga cerca con todas sus fuerzas.

— Sí, señor. Ya reagendé las reuniones con los franceses, pospuse el almuerzo con los españoles y fijé fecha para los nuevos contratos con el señor Smith—dije casi sin aire.

— Bien Anderson. El viaje de mañana, ¿está todo listo? o ¿falta algo más?— pregunta sentándose en su gran silla mientras me mira neutro.

— Sí, ya está todo listo, no falta nada. Ahh y me llamó el señor Keneditt, me comunicó que necesita hablar urgente con usted.

— Bien, comunícate con él y dile que venga el vienes a primera hora.— Se puso tenso y frunció en entrecejo.

— Claro, señor. ¿Algo más?— pregunto esperando que me diga que no.

Contrato de la Felicidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora