Ayer llegamos de Los Ángeles y como dije no me despegue ni un segundo de Sam, él igual estuvo pendiente de mí y no me dejaba sola ningún momento, cosa que agradezco.
Hoy venimos a almorzar con mi madre, en realidad iba a venir yo pero cuando le avisé a Sam me dijo que me acompañaría, cosa que se me hizo algo extraño pero no le di mucha importancia.
— Cariño, te quieres traer el postre por favor— Pide mi madre—, las fresas están en la bandeja y el chocolate encima de la isla.
— Ok, ya regreso.
Me paro y camino a mi objetivo, llego y tomo una fresa la mojo en chocolate y me la llevo a la boca, saboriando su exquisitez.
— Por eso tardabas—dice Sam entrando a la cocina, causando que de un brinco por el susto.
—¡No me asustes así!—protesto, volviendo a mojar la fresa en chocolate y comer.
— No puedo creer que Ethan y Sabrina terminara siendo algo serio— comenta riendo.
— Ni yo—digo mirándolo unos segundos y volviendo a comer fresa.
— Tienes chocolate.
—¿Qué?—pregunto mirándolo.
Se acerca a mí y me lame la comisura izquierda de mi labio, se separa y me da media sonrisa.
— Tenías chocolate— Se excusa.
Asiento, se acerca de nuevo y me besa, le sigo su beso, nuestras lenguas se mueven en compás, me toma de la cintura pegándome a él y yo rodeo su cuello. El beso se pasa a ser más intenso y siento algo caliente en mi cuello, rompe el beso para bajar en un camino de besos y lamidas hasta que llega a mi cuello y caigo en cuenta de que me echó chocolate en mi cuello.
Saborea, besa, lame y muerde mi cuello. Estoy comenzando a excitarme.
— Sam...—digo mezclado con un gemido.
El gruñe y me besa con desenfreno, levanta un poco mi blusa y acaricia con sus dedos mi piel, sintiendo un cosquilleo en mi interior, se escuchan nuestras respiraciones agitadas. Pero su móvil suena y nos trae a la realidad. Se aparta de mí y responde.
—¿Si?—dice cortante.
.................—¿Qué?— Frunce su seño y se ve preocupado.
..................— Voy para allá—dice y cuelga.
—¿Qué pasa?—inquiero.
— Mi abuelo tuvo un ataque cardíaco. Debemos irnos.— Veo como se le cristalizan los ojos.
— Por supuesto, vamos.
Salimos de la cocina y le aviso a mamá que surgió un imprevisto que luego la llamo. Conduzco porque Sam está muy alterado y llegamos al hospital unos minutos después.
Vemos en el pasillo que están literalmente todos. Caminamos hacía ellos.
—¿Qué pasó padre? ¿Cómo está?— pregunta Sam.
— Sam, hijo, tu abuelo está muy delicado y no saben si pase esta noche.
Yo me tapo mi boca y Sam se toma su cabello y comienza a caminar de aquí para allá.
— Esta mañana se levanto raro, y quedamos que vendríamos hacerle un chequeo—dice la señora Eva llorando.
No veo a Ethan, así que me aparto un poco y llamo a Sabrina. Va a necesitar de su mejor amigo.
—¡Hola, hermosa!—responde.
— Hola. ¿Sabri estás con Ethan?
— Sí, ¿por qué?—pregunta preocupada.
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Contrato de la Felicidad ©
ChickLitSamuel Johnson: Frio, calculador, serio, decidido. Consigue todo lo que quiere, si hace falta destruir algo o alguien no tiene miedo, misterioso con un corazón roto pero con un alma "casi" indomable. Kayla Anderson: Fuerte con temperamento, timida...