~CAPITULO 8~

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Bien, estamos a jueves, la madre de calcuta escucho mi suplica y no fuí despedida al menos no por el momento.

Desde lo que sucedió el lunes el contacto que he tenido con el señor Samuel a sido mínimo, sólo requiere mi presencia para algún labor o yo cuando tengo algún recado que debo comunicárselo y sólo eso. Sigue igual de firme como siempre, pero ya no le tomo importacia porque sé que es muy orgulloso y no da su brazo a torcer fácilmente. Pero al menos los buenos días los da.

Termino de agendar unas firmas, y comienzo a organizar el evento de este fin de semana. Es el aniversario de cuando comenzó el imperio de los Jonhson, así que me toca a mí organizar algunas cosas de ello por ejemplo las invitaciónes, el sonido e iluminación y todo el marketing que corresponde hacía el evento.

Ya estoy terminando cuando suena la línea del señor.

—¿Si, señor?—preguntó sin ninguna emoción.

— Señorita Anderson la necesito aquí, ahora—dice tan serio como siempre, pero ahora me llamo señorita cosa que me parece extraño ya que como a estado me dice por mi apellido.

— Claro, señor.— Cuelgo.

Me hace entrar y me ofrece asiento y de nuevo comienzo con mi nerviosismo, con lo que pasó el lunes ya no se qué esperarme de él.

Carraspea se sienta enfrente de mí y coloca sus codos sobre el escritorio, mientras sus manos las coloca debajo de su barbilla entreladandolas, me mira unos segundos y se dispone hablar...

— Mire, le debo una disculpa por lo sucedido el lunes y la mandé a llamar porque tengo un trato que ofrecerle que nos benefiara a los dos.— Su cara de negociante sale a flote.

Sé que el trato saldrá más beneficiado él que yo, la razón porque nadie te da lo que quieres tan fácil, todo lo tienes que lograr por ti mismo y lo digo en base a mi experiencia.

— Bien, lo escucho dígame de que trata y le diré si acepto o no—le digo con una mirada curiosa.

— Necesito que se case conmigo—lo dice como si dijera "Buenos días".

Lo miro incrédula y busco en su mirada alguna pizca de que sea una broma pero no lo es.

— Señor, si esto es una broma, es una de muy mal gusto—dije mirándolo confundida.

— Pues no lo es, verá, como sabe que yo seré el herederó de esto—menciona señalando la habitación—, mi abuelo me ha puesto una estupida cláusula en la que quiere que me case, ahí es donde usted entra. Usted acepta casarse conmigo y sólo sera un año y medio luego nos separamos.

—¿Y por qué aceptaría? Si el del problema es usted, no yo— comento alterada porque la verdad que esto es una tremenda locura.

— Usted consigue comenzar a ejercer la carrera que estudió y para eso necesita al menos una oficina y ni pensar en el papeleo que se debe hacer. Sé que está trabajando para conseguir ello—enuncia despreocupado como sí hubiera ganado la batalla.

¿Pero cómo lo sabe?

¡Hash! Es un empresario, es obvio que debe saber porque punto atacar a su presa.

Pero, ¡No! Lo lograré sola como lo he hecho toda mi vida, lucharé cueste lo que cueste.

— Mi respuesta es un absoluto no— digo levantándome victoriosa por mi logro y camino hacía la salida pero soy detenida con sus simples palabras.

—¿Está segura? Porque sé que su madre ya no puede trabajar y su tía dentro de poco tampoco.¿Segura qué podra sola?—pregunta con una media sonrisa mientras doy vuelta sobres mis talones.

—¡Claro que puedo sola! Toda mi vida he luchado, esta no será la excepción. Lo haré como de a lugar, ¿por quién me toma?—pregunto lo más paciente posible.

— Por una persona que es capaz de lograr todo lo que quiere si se lo propone y por ese mismo motivo le digo que piense sobre el trato. Piénselolo, lo logrará pero, ¿prefiere al costo de un año y medio o de muchos más?—inquire acercándose a mí hasta quedar a unos centímetros.

— Lo pensaré y mañana tendrá la respuesta a primera hora—le digo firme sosteniendo su mirada.

— Bien, sólo piénselo en todos los aspectos, por favor—contesta mientras se aleja y carraspea.

¿Me dijo por favor?

¡Wow! Va a temblar.

Asiento y salgo de ahí para marcharme a mi casa. Y pensar qué es lo que haré.

Llegó a casa, me demoré más porque por estar absorta en mis pensamiemtos perdí el autobús, encuentro a mi madre y mi tía en una conversación amena mientras toman un té en la sala, y veo bajar a mi querida amiga. Saludo a cada una con un beso en la mejilla y me adentro en la cocina en busca de agua con mis pensamientos a mil.

— Oye, ¿qué te sucede?¿en qué piensas?—pregunta Sabrina adentrándose en la cocina.

— Mi jefe me propuso algo muy loco y no se qué hacer—declaró nerviosa.

—¡Habla ya mujer! ¿Qué te propuso para que estés así?—inquiere exasperada.

— Vale, me propuso... casamiento— Mí voz sale baja y miró a la sala por si venía alguna de ellas—, te cuento, su abuelo le dió la cláusula de casarse si quería heredar él y no iba a dejarlo así como si nada, luchó mucho para ese imperio. Así que me lo pidío a mí—digo con falta de aire por decirlo tan rápido.

Ella sólo me mira con una gran forma de "O" en su boca y en shock.

—¿Y...y..y que piensas hacer?—me pregunta saliendo de su trance.

— Pues no lo se, al principio me negué, sabes que odio depender de otro pero yo me beneficio al fin colocando mi oficina y ser independiente.

— Sí lo se. ¿Por qué al pricipio te negaste y ahora parece ser que lo piensas?—me pregunta curiosa.

— Porque me dijo que pensará, lograría eso a costo de aguantar un año y medio o de muchos más y creó que tiene razón—explico pensando lo que me dijo.

—¿Es solo por un año y medio?— pregunta.

—Ajá.— Mis ojos se me cristalizan.

—¡Ohh, mi pequeña!— Me abraza y da suaves masajes en mi espalda.

—¿Sabes? Y tiene razón porque mamá no puede trabajar ya y la tía será sólo por un tiempo más y con los salarios de sus pensiones no será suficiente. Y yo... bueno con la suerte que cargo, hoy tengo, mañana no se y pasado puede que no. ¡Cuando seré feliz, sin tener que estar siempre dependiendo de alguien si no, no sobrevivimos!— Maldigo con lagrimas que caen por mis mejillas.







Contrato de la Felicidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora