— Hola hijo, ¿cómo has estado?— menciona su padre abrazando a su hijo y luego volteando a mirarme—.Kayla que hermosa estás.
— Hola padre, todo bien.
— Hola señor Jasón. Gracias.
Nos acercamos al resto de la familia y comenzamos con las presentaciones.
— Familia ella es Diana la mamá de Kayla—dice señalando a mi madre—,ella su tía Lydia— La apunta— y su amiga Sabrina— La indica—. Y ellos son mi padre Jasón, mi madre Eva, mi hermana Lucía, mi cuñado Elias, mi nana Rebecca y por último pero no menos importante mi pequeña sobrina Emily— Se dirige por último a su familia.
— Un placer, somos los Jonhson—dice el señor Jasón, estrechando la mano de mi madre e intercambiando mirada a las tres.
— El placer es de nosotras. Soy Diana Anderson—exclama mi madre correspondiendo el saludo.
—¡Oh! Es suyo el apellido, ¿pensé qué era de su padre?
Nos ponemos rígidas las cuatro y Samuel lo nota.
— Padre...— dice Samuel en modo de advertencia.
— Lo siento, no quise incomodar.
— No, está bien, es sólo que es un tema un poco complejo—responde mi madre con esa sonrisa que la caracteriza.
—¿Por qué no pasamos al comedor? La cena ya está lista—anuncia la señora Eva sacandonos de la incómoda situación.
— Sí —espetamos todos a la vez.
___☆☆☆___
Vamos por la mitad de la cena y hasta ahora va marchando bien.
—¿Y de dónde son? Por el acento lo digo—inquiere Lucía.
— Somos de Argentina pero Kayla y yo nos vinimos para acá hace más o menos 4 años. Lydia nos dio la oportunidad de vivir con ella y no quisimos desaprovechar la oportunidad—responde mi madre.
—¡Que bien! ¿Y usted señorita?— Se dirige el señor Jasón a Sabrina.
— También provengo de allí, sino que cuando ellas se vinieron yo me fui a estudiar a España.
—¿Y qué estudió?—inquiere Elías.
— Psicología igual que Kayla— responde con una sonrisa mientras me mira unos segundos y yo imito el gesto.
—¿Son sólo ustedes?—pregunta mi tía.
— No, falta mi suegro Santino que tuvo que resolver un pendiente pero no debe tardar—anuncia la señora Eva.
La cena sigue con conversaciones triviales. A pesar de que son ricos prepararon demasiada comida y estuvo riquísima. La señora Eva nos invitó a tomar una taza de café así que nos trasladamos hacía la sala y seguimos conversando tranquilamente. La puerta se abre y entran por ella el señor Santino con un chico rubio ojos verdes y corpulento. Bastante lindo.
—¡Hola familia! Llegamos—voceá el chico lindo.
—¡Buenas noches!—exclama don Santino.
—¡Ey! ¿Qué haces aquí?—pregunta Samuel parándose con asombro y felicidad, abrazandolo.
— Era una sorpresa y bueno ya no aguantaba estar lejos de ti— Confiesa el chico mientras le pestañea de manera pícara, haciendo que los dos largaran una profunda carcajada.
La cual quedará grabada en mi memoria por tan hermosa melodía a mis oídos.
— Les presento a mi abuelo Santino— Lo apunta— y mi mejor amigo Ethan Wilson— Ahora señala al chico—.Ethan, te presento a mi prometida— Comunica mientras me paro y estrecho su mano con una sonrisa, y el debe ser el amigo que también sabe la farsa.
— Un gusto, Kayla Anderson— Si hay que actuar entonces actuemos como lo amerita la situación.
— El gusto es mío —dice mirándome con una pequeña sonrisa y con los ojos entrecerrados.
El muy desgraciado se está burlando por dentro de la situación. Y claro si yo estuviera en su lugar también me parecería graciosa la situación pero de mi lado no lo es para nada, hace lo mismo que Sabrina.
— Y ellas son su madre Diana, su tía Lydia y su mejor amiga Sabrina.
Él y el señor Santino comienzan a estrechar sus manos y el primero le va dejando un beso en el dorso de las manos a cada una pero cuando lo hace con Sabrina noto que se miran por unos segundos como inoptizados hasta que aparta la vista. Se me escapa una pequeña sonrisa y miro a Samuel que mira lo mismo que yo también con una media sonrisa.
Esto huele a romance.
La velada llega a su fin, saludamos a todos que se me hace eterno y Samuel nos lleva de regreso a casa. Aparca frente de casa y todos bajamos, las chicas se despiden pero la mirada de mi madre ya no me gusta.
—¿Están bien?—interpela mi madre.
Yo trago saliva y veo a Samuel de reojo tensar sus músculos.
— Sí. ¿Por qué?—cuestiono con falso desentendimiento.
— Lo digo porque estuvieron muy callados desde que salimos hasta ahora, ni siquiera en la cena hablaron mucho.
— No pero tranquila está todo bien, son los nevios—espeta y lo hace con una actuación muy bien, hasta yo me lo creí.
— Sí mamá, aparte sabés que no somos de hablar mucho.
— Esta bien, supongamos que les creo. Que descanses hijo. Te espero adentro— Se despide mi madre.
— Usted igual señora Diana— responde con una sonrisa.
Ella se va y entro en crisis.
— Bien, al menos salió bastante bien—espeto.
— Sí, tienes razón. Mañana vendrá mi madre con mi hermana a buscarlas.
— Bien. ¿Ethan es el amigo que me dijiste?
— Sí es él, es buen chico y creo que le echo el ojo a la rubia de tu amiga— dice con una sonrisa y divertido.
Suelto una risita—: Sí, creo lo mismo y de las dos partes iguales— Niego con diversión.
— Ok, es mejor que nos vayamos a descansar mañana será un día ajetreado. Que descanses Kayla—dice besando mi mejilla.
— Sí, tu igual.— Le sonrió y doy vuelta en mis talones caminado hacía mi casa.
Entro en mi cuarto, noto a Sabrina en un profundo sueño, me saco el vestido, mi brasier y me coloco mi pijama, me meto entre las cobijas y antes de quedar en brazos de morfeo se me viene una frase a mi cabeza....
¡Mañana me caso!
Y con ella caigo rendida en un profundo sueño.
ESTÁS LEYENDO
Contrato de la Felicidad ©
ChickLitSamuel Johnson: Frio, calculador, serio, decidido. Consigue todo lo que quiere, si hace falta destruir algo o alguien no tiene miedo, misterioso con un corazón roto pero con un alma "casi" indomable. Kayla Anderson: Fuerte con temperamento, timida...