~CAPITULO 24~

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Despierto con los rayos de sol en mi cara, doy un bostezo y estiro mis brazos y piernas. Me levanto camino al clóset, busco un vestido ligero y me voy al baño para darme una ducha. Entro en el baño y abro la regadera, termino de bañarme, coloco una toalla en mi cuerpo y salgo.

Me termino de vestir, ya cepille mi cabello y dientes, así que bajo para desayunar. Cuando llego a la cocina veo a Samuel con su torso desnudo, hecho que hace que mis mejillas ardan. Me acerco y me siento en la isla.

— Buen día, ¿Cómo dormiste?—dice Sam volteando a verme.

Me sorprendo, no pensé que me escucharía.

— Buen día. De maravilla... ¿tú?

— Bien. Toma— Me entrega una taza de café con tocino y huevo—,desayunamos y nos vamos a la empresa.— Manda.

— Ok, gracias.

Se sienta al frente de mí y comenzamos a desayunar en un silencio cómodo. Terminamos y llevo lo usado a lavar.

Subo las escaleras, entro en mi habitación y busco que colocarme, me decido por una falda tubo gris y una camisa Blanca, con los zapatos-botitas negros. Me maquillo simple y coloco bálsamo en mis labios dejando mi cabello suelto.

___☆☆☆___

Llegamos Sam baja y rodea el coche y me abre la puerta, extiende su mano para que la tome, lo hago y entrelazo las manos. Caminamos al ascensor y noto que todos nos ven como si estuviéramos en la entrada de una película. Me hace gracia. Las puertas se abren y vemos a Alice.

—¡Buen día, Alice!

—¡Buenos días señores Jonhson!

— Buen día—dice solamente Samuel.

Entramos en su despacho y no entiendo para qué si tengo el escritorio afuera. Y cuando iba a preguntar Samuel se me adelantó.

— Necesito que me ayudes con estos formularios, se necesitan llenar con datos de las modelos.

— Claro.

— Gracias.— Se levanta de su silla y coloca su saco en el perchero.

— No hay de qué.

Salgo y me encamino a mi escritorio, comenzado con mi labor.

Hoy día a sido agitado, Sam a tenido y todavía le quedan algunas juntas más, como ya es medio día y tengo hambre decido ir a ver si Sam quiere ir conmigo o le traigo el almuerzo.

Golpeo y entro, lo veo con unos papeles y su cara de fastidiado, le doy una sonrisa de pena y le pregunto:

—¿Quieres que te traiga algo o vamos almorzar?

— Sí, vamos almorzar, necesito un descanso.— Se pone de pie toma su saco y salimos.

Me trajo al restaurante del otro día, que es muy lindo por cierto, me encanta su ambiente. Pedimos y no puedo dejar de observar el local. Siento su mirada en mí y habla.

— Tendremos una celebración el Sábado, es el aniversario de Lucía y Elías y como mi madre siempre hace las celebraciones en la mansión se hará allí.

— Bien, ¿será en el día o en la noche?

— Será en en el día y luego nos iremos a Los Ángeles a visitar mi tío.

¿Cómo que nos iríamos? ¿Por cuánto tiempo sería?

—¿Y por cuántos días será?

— Será hasta el martes, es solo para ir a visitarlo, mi abuelo lo quiere ver pero quiere que estemos toda la familia.

Contrato de la Felicidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora